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Messi metió la pata con sus zapatos

Daniel Martínez29 de marzo de 2016

No es cierto eso de que “la intención es lo que cuenta”. Si así fuera, Lionel Messi no sería el centro de un escándalo por querer ser generoso con un gesto con el que insultó a un pueblo cuyas costumbres desconocía.

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Lionel Messi Turnschuhe
Imagen: Getty Images/D. Ramos

Con una mueca de tribulación en su rostro Mona El-Sharkawy, la presentadora del programa Yes, I am Famous, apenas si se atrevió a utilizar dos dedos para sostener frente a la cámara los zapatos que había recibido de su exclusivo entrevistado, el máximo ídolo del fútbol mundial Lionel Messi.

La presentadora, tal vez intuyendo la polémica que llegaría como una avalancha, se esforzaba por sonreír mientras alejaba tanto como podía de su propio cuerpo las zapatillas modelo Pibe de Barr10 que acababa de donar Messi para ser subastadas con fines benéficos.

En casi cualquier otra parte del mundo las zapatillas de Lionel Messi, adornadas con tonos violeta sobre los clásicos colores blanco y negro de la marca Adidas, son un objeto de pasión. En el mundo árabe, sin embargo, se transformaron en una afrenta. Ellos ahora son el símbolo de una supuesta infamia en torno a la cual se ha divido a la opinión pública en el norte de África, donde se emitió la entrevista con el famoso futbolista.

“Zapatazos” famosos

Messi, que es un deportista y no un político, hizo el regalo lleno de buenas intenciones. Lo que el futbolista evidentemente no sabía era que en la cultura árabe los zapatos son considerados sucios, de poco valor, y representan lo más bajo y vil del ser humano. De hecho, allí es una gran ofensa mostrarle la suela del zapato al enemigo.

Solo hay un peor agravio que ese, uno que se ha hecho ya famoso internacionalmente, aunque el jugador argentino parece no haberse enterado de ello: lanzarle los zapatos a alguien. En diciembre del 2008, en Bagdad, el periodista iraquí Muntazer al Zaidi le arrojó al presidente de Estados Unidos, George Busch, sus zapatos. "Esto es por las viudas y los huérfanos, y todos aquellos muertos en Irak”, vociferó el agresor.

Recientemente, en Egipto en el 2013, el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad también sufrió un “atentado” similar perpetrado por sus opositores políticos. Y es que en las sociedades que profesan la fe del islam el poder del zapato como arma es más grande que en el resto del mundo. Allí también es considerado rudo y de mala educación cruzar la pierna sobre la rodilla dejando al descubierto el zapato y su suela. No en vano los islamistas acostumbran despojarse de los zapatos para orar, y a las mezquitas ingresan descalzos.

La ignorancia del buen corazón

Miembros del parlamento egipcio, y de la asociación de fútbol, calificaron el gesto de Messi de indignante. El periodista Said Hasasin se sacó un zapato frente a su audiencia para regalárselo a Argentina, “donde también hay pobres”, y en Twitter la polémica alcanzó grandes dimensiones y se convirtió en tema del día en las redes sociales.

Lionel Messi le cambió al chico afgano Murtaza Ahmadi la camiseta de plástico por una de verdad.
Lionel Messi le cambió al chico afgano Murtaza Ahmadi la camiseta de plástico por una de verdad.Imagen: Getty Images/AFP/STR

En ellas varios usuarios expresaron su malestar con gran furia. “Messi subasta sus zapatos para los pobres de Egipto. De verdad son tiempos especiales que atraviesa Egipto, donde ahora tenemos que vivir de los zapatos de Messi”, escribió Hend Mohammed en Twitter, donde @altuwain_s se queja de que “el problema es esa gente sin nivel que se alegra de recibir unos zapatos usados”.

Aún así, hay voces que matizan lo sucedido en torno a Messi y su regalo. "Lo más valioso que posee un escritor es su pluma, y lo más precioso de un futbolista son sus botas", recordó el internacional egipcio Mido al valorar el obsequio de la estrella del Barcelona. Mona El-Sharkawy, quien realizó la entrevista, aclaró también que el jugador "Nunca dijo que sus botas eran para la caridad en Egipto".

La estrella argentina del Barcelona, ignorante del alcance de su donación, acabó siendo víctima de una acción de buena voluntad que no es inusual en él. Hace pocos días, al ver la foto de Murtaza Ahmadi, un niño afgano de 5 años que portaba una camiseta de la selección argentina con su nombre hecha con una bolsa de plástico, Lionel Messi le hizo llegar al chico a Kabul, a través de la Unicef, un balón y dos camisetas firmadas.

El futbolista ha recibido en varias ocasiones el reconocimiento internacional por su vinculación a labores benéficas a título personal, o a través de su fundación, con la cual apoya proyectos en Nepal, el norte de África, y Latinoamérica. Aún así, incluso el más buen corazón, por ignorancia como acaba de suceder, mete el pie con todo y zapato.