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Mujeres en los diálogos de paz colombianos

Mirra Banchón 5 de noviembre de 2013

Anteriores procesos de paz dejan claro el aporte femenino a la reconstrucción social. Desde Bruselas eurodiputados, UN Women y sociedad civil se hacen eco de un pedido desde Colombia: mujeres a La Habana, por favor.

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Imagen: Mundubat

A los 13 años de la histórica resolución 1325 de Naciones Unidas resaltando el papel de la mujer en los procesos de paz y en la reconstrucción de sociedades, una conferencia en el Parlamento Europeo echa un vistazoatrás hacia las etapas posbélicas en Centroamérica. Y mira adelante, hacia las tareas pendientes en la inclusión de las mujeres en el proceso de paz en Colombia.

“Si se trata de resolución de conflictos debemos poner el acento en que se abra la puerta a las mujeres tanto como negociadoras como en la reconstrucción de la sociedad”, resalta el eurodiputado español Raúl Romeva, del grupo de Los Verdes. En este sentido, un rol más activo de la UE en el proceso de paz colombiano solicita un grupo de eurodiputados, apoyados por Oidhaco y Grupo Sur, plataformas europeas de organizaciones de la sociedad civil.

Sería mejor que estuviesen

Si bien hay asesoras, no hay mujeres en primera línea de negociación en los diálogos de paz colombianos, explica a DW Belén Sanz, representante de UN Women en Colombia: Y “consideramos que la presencia de mujeres en este como en otros procesos de paz, no haría más que fortalecer las negociaciones”.

“Por evaluación de distintos procesos de paz en el mundo, sabemos que cuando las mujeres participan en la negociación o en la implementación de acuerdos, los temas que atañen a la sostenibilidad son mucho más claros. Proponen asuntos que tienen que ver con la cohesión social dentro de sus comunidades, con la salud, con la educación. Sabemos que su presencia podría tener un impacto muy positivo”, afirma Sanz.

Plakat - Frauen im Friedenprozess in Kolumbien
Imagen: Mundubat

“Pactos entre caballeros”

Por otro lado, se sabe de otros procesos de paz que “las fuerzas políticas y los ejércitos combatientes se ponen de acuerdo en unos “pactos entre caballeros”, siempre son hombres quienes los firman. Son hombres quienes deciden cómo terminar la guerra y qué contenidos tienen los acuerdos de paz. En ellos nunca están presentes los dolores invisibles de la guerra, el precio tan alto que pagan las mujeres por participar como combatientes, como colaboradoras de la guerrilla, por haber sido desplazadas o refugiadas, por quedarse a cargo de hogares con un montón de hijos e hijas a sacar adelante ellas solas. Todo esto no está contemplado nunca en los costos de la guerra y por lo tanto no aparecen ni en las reparaciones emocionales ni en las indemnizaciones”, explica a DW Clara Murguialday, presidenta de la organización española Cooperació.

La autora de varios libros acerca del impacto de la guerra y la reconstrucción posbélica de la ciudadanía, afirma: “siempre son las mujeres las que salen perdiendo”..

“En El Salvador en la posguerra el papel de los movimientos de los grupos feministas fue fundamental para sacar a la luz todos estos dolores invisibles de la guerra. Fueron los movimientos de mujeres los que consiguieron recursos para hacer grupos de terapia para que las mujeres hablaran y procesaran el dolor que se les había congelado. Son los movimientos feministas los que traen de vuelta a la mesa la memoria histórica, cuando se quería hacer perdón y olvido. Fueron ellas, las que pasaban desapercibidas porque no habían realizado “actos heroicos”, explica Murguialday.

Por el contrario, los hombres que sobreviven”, sigue la especialista, “suelen tener el “merecido” reconocimiento como héroes, reciben capacitación, tierras. En cambio, los dolores de las mujeres durante el conflicto, si ellas no están en la negociación, no son tomados en cuenta, se ignoran, se olvidan”.

La sociedad civil tiene la clave

Habiendo vivido muy de cerca el apoyo europeo a los procesos de reconstrucción en Centroamérica, Murguialday detecta diferencias con el proceso colombiano. “Europa tendría que prestar oídos a lo que la sociedad colombiana está planteando. Sus organizaciones de mujeres son fuertes y están bien conscientes de los impactos de tantos años de guerra, pero sin recursos económicos difícilmente las organizaciones y los movimientos de mujeres van a poder llevar adelante la requerida tarea sanadora”.

Es más, la cooperación europea posconflicto no debería dirigirse únicamente a los planes estatales, sino a las organizaciones de la sociedad civil, opina Murguialday, quien tras 20 años de experiencia asegura que “los gobiernos en América Latina no suelen dar subvenciones a la sociedad civil para que inicie procesos de recuperación psicológica frente a la traumatización extrema”.

Kolumbien Friedensgespräche in Brüssel
Los deseos de colombianos en el extranjero (mayo 2013)Imagen: DW/M. Banchón

Campo de acción internacional

Exactamente ahí ve la representante de ONU Mujeres un primer rol tanto de Europa como de la ONU: “generar espacios donde la sociedad civil pueda expresar sus preocupaciones y ser escuchadas en el momento en que se llevan a cabo las negociaciones para que las mujeres no quedan fuera del proceso de paz”.

Asi, en un reciente evento de Naciones Unidas 400 mujeres colombianas –afrodescendientes, indígenas, campesinas, excombatientes- expusieron su panorama posconflcto y “hablaron de que debe haber oportunidades económicas y de desarrollo en sus comunidades donde ellas tengan un rol”, cuenta Sanz.

Aunque más de un década después de Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la que se estableció, en el año 2000, entre otras cosas, la necesidad de incluir a mujeres en negociaciones de paz, de protegerlas de crímenes sexuales en conflictos armados y de introducir una perspectiva de género en procesos de desarme, desmovilización y reintegración,“Colombia no ha puesto en marcha un plan nacional de acción al respecto, sí ha creado un marco legal y está implementando medidas para la protección y la prevención del impacto del conflicto en las mujeres. No obstante, tiene que avanzar en la participación y el liderazgo de las mujeres en la construcción de la paz”, concluye Sanz.

Y precisamente, en ese sentido ha sido el pronunciamiento de los eurodiputados y las plataformas europeas: incluir a las mujeres en los diálogos es indispensable para lograr credibilidad, firmeza, durabilidad y legitimidad en la forja de la paz.