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Murió Boris Yeltsin

23 de abril de 2007

Boris Yeltsin, el primer presidente de la Rusia poscomunista, murió hoy a los 76 años en Moscú. Su vida estuvo marcada por la lucha por la democracia, pero también se le atribuyen caos y capitalismo irresponsable.

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Boris Yeltsin, en una foto de 1999.Imagen: AP

La canciller alemana, Angela Merkel, subrayó los méritos de Boris Yeltsin. En una carta de condolencia al presidente ruso, Vladimir Putin, escribió: “Boris Yeltsin fue una gran personalidad de la política rusa y mundial, un valeroso luchador por la democracia y la libertad y un verdadero amigo de Alemania.”

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Boris Yeltsin con Bill Clinton, durante una conferencia de prensa en Nueva York: un comentario jocoso.Imagen: AP

Frank-Walter Steinmeier, ministro de RR. EE. de Alemania, describió al fallecido como estadista y amigo de Europa: “Con profundo dolor recibimos la noticia de la muerte de ex presidente ruso”, dijo Steinmeier como presidente del Consejo de la UE luego de una reunión con sus colegas en Luxemburgo.

En una primera reacción, diversos políticos rusos elogiaron los logros de Yeltsin por su país, pero también criticaron su gestión. Yeltsin dirigió a la nueva Rusia hacia la independencia. Sin embargo, muchos lo recuerdan como el responsable del caos, la pobreza y el capitalismo salvaje en los años 90.

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Boris Yeltsin y Mijaíl Gorbachov, 1991.Imagen: AP

En junio de 1991, Yeltsin fue el primer presidente de la provincia federada rusa elegido dentro de la Unión Soviética. Tras la caída del enorme imperio se convirtió en el primer jefe de Estado de la nueva Rusia y permaneció en el cargo hasta fines de 1999, cuando dimitió luego de varios ataques cardiacos y rumores acerca de un supuesto alcoholismo.

Defendió el Parlamento desde un tanque

En agosto de 1991 defendió desde un tanque el Parlamento contra los comunistas más ortodoxos, que intentaron llevar a cabo un golpe de Estado contra el presidente soviético, Mijail Gorbachov.

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Boris Yeltsin baila durante un concierto de rock en Alemania, 1996: salidas inesperadas.Imagen: AP

Durante su mandato tuvieron además lugar las dos guerras de Chechenia, en 1995 y en 1999, así como la gran crisis económica acaecida en agosto de 1998. Mijail Gorbachov tuvo palabras de elogio para el ex mandatario. “Acompaño en el sentimiento a los familiares. Yeltsin realizó un gran obra por el país, pero también cometió grandes errores', dijo el último presidente soviético, según la agencia Interfax.

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Boris Yeltsin con el papa Juan Pablo II en el Vaticano, en 1991.Imagen: AP

Yeltsin heredó de Gorbachov el Kremlin en 1991 y la enemistad entre ambos duró hasta los últimos días. El jefe de la Unión de Periodistas rusos, Igor Yakovenko, dijo que Yeltsin dio libertad a los rusos. “En la actualidad los locos, libres y embriagadores años 90 ya se han terminado”, dijo Yakovenko.

“Importante contribución a la historia rusa”

El patriarca ruso-ortodoxo Alexei II dijo que Yeltsin ha realizado una importante contribución a la historia rusa. El político liberal y destacado vicejefe de gobierno Boris Nemzov dijo que Yeltsin amaba su país. Señaló además que con el actual presidente Vladimir Putin se han perdido muchas libertades por las que luchó Yeltsin.

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Boris Yeltsin: horas amargas. Foto de 1990.Imagen: AP

Ya durante su presidencia Yeltsin sufrió problemas de corazón. Durante la campaña electoral para su reelección en 1996 tuvo que frenar su actividad en varias ocasiones. Tras la victoria electoral se sometió en varias a intervenciones quirúrgicas para que se le introdujeran varios bypass en el corazón.

Lea en la segunda parte un resumen de la vida y actividad política de Boris Yeltsin.

El sueño de Boris Yeltsin

Una Rusia floreciente en el final del siglo XX. Ese era el sueño de Boris Yeltsin, el primer presidente ruso, que hoy murió a los 76 años debido a un paro cardíaco repentino, según informó en Moscú el servicio de prensa del Kremlin.

Putsch in Moskau Boris Jeltzin
Boris Yeltsin mantiene su famoso discurso sobre un tanque en defensa del Parlamento, Moscú, el 19 de agosto de 1991.Imagen: AP

Su objetivo era realizar reformas democráticas e introducir la economía de mercado en un país donde el comunismo reinó durante casi siete décadas. Pero el hijo de unos granjeros no logró ver cumplido ese sueño. El 31 de diciembre de 1999 dimitió como presidente de la Federación Rusa, siendo sucedido por Vladimir Putin.

A lo largo de su carrera política, con su desbordado instinto por el poder, Yeltsin alcanzó grandes logros, pero también cometió gruesos errores.

Nacido en una pequeña aldea de los Urales, Butka, el 1 de febrero de 1931, la carrera del ex mandatario comenzó en su tierra natal. Estudiante poco ortodoxo, para la ortodoxia comunista de aquellos tiempos, y deportista entusiasta, Yeltsin recorrió “a dedo” el gigantesco país, sin un centavo en el bolsillo, antes de comenzar a ejercer, a fines de los años 50, su profesión de ingeniero constructor.

El rápido ascenso

No ingresó sino hasta 1961 en el Partido Comunista. Designado ingeniero jefe de un combinado estatal de construcción de viviendas, inició un rápido ascenso político que le deparó en 1975 la jefatura del comité de distrito de Sverdlovsk (Yekaterinburgo). De trato directo, pronto se hizo muy popular entre la población por el sistema de buscar el diálogo directo con la gente para conocer sus problemas y sus temores.

La fama de Yeltsin está íntimamente ligada a la era de la 'Perestroika', iniciada por Mijail Gorbachov. Cuando Gorbachov llegó al Kremlin, llamó a su lado a este desconocido político de provincia y pronto lo hizo jefe local del partido en Moscú.

Pero la impaciencia de Yeltsin, que pretendía imprimir un giro acelerado a la difícil obra de reformar las estructuras del país, le hizo caer en desgracia a fines de 1987. Perdió el puesto. “El tribuno de la plebe” fue alejado del poder, pero no por mucho tiempo.

En 1989 entró por la puerta grande en el Congreso de los Diputados del Pueblo, respaldado por el 89 por ciento de los votos, y pronto se convirtió en una de las figuras más conocidas del campo reformista extrapartidario. Poco después fue elegido diputado del Congreso de los Diputados del Pueblo de la Federación Rusa, que lo eligió presidente del cuerpo en mayo de 1990. Al poco tiempo, Yeltsin abandonó el Partido Comunista.

Yeltsin contra el golpe de Estado

En agosto de 1991, pocas semanas después de ser elegido presidente de Rusia, Yeltsin acaparó las páginas de la actualidad mundial al hacer fracasar en Moscú un golpe de Estado urdido por comunistas ortodoxos contra el presidente soviético Mijail Gorbachov.

Como abanderado del campo reformista, demostró una vez más que era capaz de capear temporales en horas muy borrascosas. En diciembre de 1991, junto con los presidentes de Ucrania y de Bielorrusia, Yeltsin declaró disuelta la Unión Soviética.

A continuación dejó manos libres a su entonces jefe de gobierno, Yegor Gaidar, para que acometiera una auténtica “reforma de choque” de la economía. En octubre de 1993, los comunistas, que dominaban el Parlamento ruso, intentaron un nuevo golpe de Estado: Yeltsin los expulsó del edificio a cañonazos.

Firme el timón

Desde entonces empleó toda su energía en sostener firme el timón para mantener en lo posible el rumbo que él mismo se había marcado. La guerra de Chechenia, que inició el propio Yeltsin en diciembre de 1994 para poner fin “manu militari” al secesionismo de la rebelde república caucásica, le costó muy cara: muchos de sus compañeros reformistas le volvieron la espalda. Pero regresaron a su lado después de que el conflicto llegara a su fin, y lo apoyaron con vehemencia en 1996, cuando logró su reelección.

En el noviembre del mismo año, el mandatario debió someterse a una complicada operación cardiaca. Desde entonces, su salud se resintió en numerosas ocasiones y tuvo que ser ingresado por diversos problemas en las vías respiratorias, entre otros.

La segunda guerra de Chechenia, al contrario que la primera, significó un notable espaldarazo para Yeltsin. Este conflicto, considerado por los rusos casi unánimemente justificado, fortaleció la posición del “delfín” Putin ante Yeltsin. Su dura actuación no sólo en el Cáucaso sino también a nivel internacional fue entendida como fortalecimiento de Rusia y premiada en los comicios legislativos que entonces se llevaron a cabo.