Once trabajadores del sector de los pollos han sido asesinados entre junio y agosto en Chilpancingo, capital del estado mexicano de Guerrero. Los cárteles se disputan el control del negocio de los alimentos y sus cadenas de distribución, cobran "derecho de piso", amedrentan o asesinan a quien no cumpla con sus condiciones y aumentan o bajan los precios según sus necesidades.