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Netanyahu suspende acuerdo para frenar deportaciones

3 de abril de 2018

Israel anunció hoy la suspensión de un acuerdo con la ONU para reubicar a más de 16.000 solicitantes de asilo africanos en países occidentales durante un plazo de cinco años,

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Imagen: REUTERS

Pasaron siete horas entre el anuncio y su suspensión. Este lunes (02.04.2018), el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, había confirmado un acuerdo con la ACNUR, la agencia de refugiados de Naciones Unidas, para que 16.000 de los 32.000 inmigrantes africanos que viven en Israel pudieran permanecer en el país, mientras otros 16.250 serían relocalizados en Canadá, Italia y Alemania, aunque estos dos últimos países desconocieron saber nada al respecto.

Sin embargo, las presiones de la ultraderecha israelí, entre ésta el Likud, el partido de Netanyahu, llevaron al dirigente a dar pie atrás en su decisión. A través de un texto publicado en su página de Facebook, el primer ministro israelí anunció que el acuerdo sería suspendido mientras era sometido a nuevos estudios. La medida fue criticada por la derecha, que espera que el acuerdo sea cancelado, no suspendido.

"Mañana por la mañana me reuniré con el ministro de Interior, Aryeh Deri, y con representantes de los residentes (del sur de Tel Aviv, que acoge a miles de inmigrantes). Mientras tanto, suspendo la implementación del acuerdo y después de encontrarme con los residentes lo reconsideraré", escribió Netanyahu, quien explicó que el plan original, de enviar a todos los refugiados a Ruanda, se frustró porque el país africano se arrepintió.

"Mal mensaje”, dice la derecha

"Dar estatus a 16.000 infiltrados en Israel convertirá al país en el paraíso para los infiltrados y constituye una rendición", dijo el ministro de Educación y socio principal de la coalición de gobierno, Naftali Benet, que reclamó que se implemente el plan original y que "los refugiados de lugares peligrosos, que sean absorbidos por Israel, los infiltrados para trabajar, que sean devueltos".

En enero, tras los reclamos de los habitantes de los barrios donde viven los inmigrantes (la mayoría de Eritrea y Sudán), Israel anunció el plan de deportación masiva que se aplicaría a 32.000 de los 38.000 inmigrantes, excluyendo a 6.000 menores y a progenitores con hijos a su cargo. Sin embargo, el plan fue objeto de rechazo social, entre ellos de pilotos de aerolíneas, quienes se negaron a conducir los aviones con los deportados.

Para Benet, el acuerdo con ACNUR "envía un mensaje peligroso a todo el mundo: quien se infiltre con éxito en Israel, gana como premio la residencia aquí o en un estado occidental". Tras conocerse la suspensión del acuerdo, Benet felicitó a Netanyahu, pero lo instó a cancelarlo del todo. "Retrasar el plan no es suficiente. Debemos avanzar hacia uno nuevo que aleje a los infiltrados de Israel. Israel no es la oficina de empleo del mundo".

DZC (EFE, Reuters)

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