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"Nicolás Maduro se siente el dueño del juego"

Enrique Anarte
17 de junio de 2020

El presidente de Venezuela promete que habrá elecciones parlamentarias, la mayoría opositora insiste en que no se presentará. Cuatro expertos analizan una difícil coyuntura política que no sorprende a nadie.

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Imagen: picture-alliance/dpa/Prensa Miraflores/J. Zerpa

Nicolás es venezolano, pero a diferencia de su tocayo, el presidente Nicolás Maduro, su país es desde hace muchos años un lejano recuerdo de la infancia. Un océano y una crisis política sin salida a la vista separan Caracas de Madrid, su nuevo hogar. Sobre la mesa no está la opción de volver, solo la computadora desde la que se mantiene al día de las noticias y varios libros de Gabriel García Márquez. Cuando alguien le habla de las elecciones que previsiblemente se celebrarán en Venezuela antes de que acabe el año, el joven Nicolás ironiza con las diferentes manifestaciones de realismo mágico que le ofrecen la pantalla y las historias de Gabo.

Realismo mágico es precisamente la misma palabra que utiliza para describir la actual coyuntura venezolana la investigadora Sabine Kurtenbach, del Instituto de Estudios Regionales GIGA, con sede en Hamburgo. "En Venezuela a mí no me sorprende nada", responde al ser preguntada el horizonte electoral del país caribeño.

El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ordenó este martes (16.06.2020) suspender a la cúpula del partido opositor Primero Justicia, al que pertenecen los opositores Henrique Capriles y Julio Borges, tal y como ya hizo un día antes con Acción Democrática. La oposición interpreta estas decisiones como una ofensiva judicial para socavar las elecciones parlamentarias.

En cualquier caso, los principales partidos opositores, el llamado G-4 que dirige Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por medio centenar de países –entre ellos Alemania, Estados Unidos o España–, ya han avanzado que no se presentarán a una "farsa" electoral. Al menos con las condiciones actuales. Por si fuera poco, los que avecinan no son unos comicios cualquiera: si la oposición pierde la Asamblea Nacional, Guaidó dejará de ser su titular, por lo que perdería la legitimidad constitucional para mantenerse como presidente encargado del país.

"Lo que está pasando ahora con los partidos políticos va en línea con lo que el régimen de Maduro ha estado haciendo en estos últimos años: en cuanto tienen miedo de que algunas instituciones puedan tener el potencial de molestarle o sacarle del poder, establece poderes paralelos o interviene con estas instituciones", explica a DW la alemana Kurtenbach. "Es lo que ha hecho con el Parlamento, con la Justicia, la semana pasada también con el Consejo Nacional Electoral y ahora lo está haciendo con los partidos". Nada nuevo bajo el sol, aunque no por ello menos preocupante.

El presidente Maduro ha insistido en que este año habrá elecciones parlamentarias, aunque sea con un CNE que no reconoce a la oposición y con directivas impuestas por mandato judicial en las formaciones rivales. También ha destacado que "buena parte de la oposición se presentará", en referencia a la oposición minoritaria de Luis Parra.

"Maduro se está radicalizando porque se siente el dueño del juego", sostiene Dimitris Pantopulas, consultor político independiente radicado en Caracas. En entrevista con DW, Pantoulas cree que "Maduro ya ha decidido que el país puede dirigirse con un solo partido, de ahí estas elecciones ficticias". El nuevo proyecto al que parece encaminarse Maduro, incide el analista, podría resumirse en la idea de "un país, un partido".

"Es una situación de total y absoluta violación del Estado de derecho", critica en entrevista con DW la politóloga venezolana Natalia Brandler. Esta experta en estudios electorales subraya que estamos ante "un montaje para hacer ver que hay un proceso electoral, pero no puede haber un proceso electoral cuando no hay unas mínimas garantías electorales". En ese sentido, esta doctora e investigadora insiste en que "no se trata de que la oposición no quiera participar, sino que no quiere participar en estas condiciones".

La encrucijada de la oposición

¿Cuáles son, en este contexto, las opciones de la oposición? "El Gobierno está poniendo a la oposición en la encrucijada de tener que elegir entre participar en unas elecciones extremadamente injustas y manipuladas, o bien abstenerse y permitir al Gobierno continuar, quedándose sin voz", dice a DW Jennifer McCoy, profesora de la Universidad Estatal de Georgia, en Estados Unidos. La experta en política latinoamericana subraya no obstante que la perspectiva de un proceso electoral injusto y deshonesto, que comparte, "no significa que la mejor opción sea boicotearlo".

Por otro lado, para los actores internacionales, el escenario se presenta problemático. "Países como Alemania, o la UE, en su conjunto, están en una posición difícil, porque no tienen muchas posibilidades", lamenta Kurtenbach. "Pueden deslegitimar esas elecciones, pero al fin y al cabo ese debate lo tuvimos ya aquí en Alemania cuando se reconoció a Guaidó como presidente encargado". Y, si la estrella de Guaidó se apaga definitivamente, ¿a quién apoyará el bloque europeo? McCoy cree que la solución pasa por incluir a Rusia y a China: "Hay que darles incentivos para que ayuden a presionar al Gobierno en dirección de una solución negociada".

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Pero esto difícilmente será bien acogido en Washington, que no solo mantiene varios frentes abiertos con dichos países, sino que además ha adoptado una línea muy dura con el régimen chavista. Pantoulas agrega que "todo depende del principal aliado de la oposición", es decir, Estados Unidos. "Mientras no pueda llegar a acuerdos con la UE para ofrecer no solo sanciones, no solo presión a Maduro, sino también algún tipo de incentivos positivos para dejar del poder, y que sean serios, es muy difícil que la UE pueda actuar sola", concluye el analista.

Desde Madrid, el joven Nicolás solo tiene en una certeza: tampoco en estas elecciones podrá votar. Su voz no cuenta para el futuro de su país. Más allá de esa certeza, todo es realismo mágico.

(few)

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