No a las pruebas secretas de paternidad
13 de febrero de 2007Las pruebas genéticas de paternidad realizadas sin autorización no son válidas ante la ley. Así falló el Tribunal Constitucional de Karlsruhe, en segunda instancia, echando por tierra las ilusiones de los hombres a quienes les endilgan una criatura que ellos no están seguros de haber procreado. Tomar, secretamente, información genética hiere el derecho individual del niño, así el fallo de los sumos magistrados. La ley alemana lo prohíbe, pues esos datos pertenecen a la esfera más sensible del ser humano; no pueden ser tomados ni utilizados sin consentimiento. En el caso de los menores -que aún no pueden decidir por sí mismos- sin el expreso consentimiento de la madre de la criatura.
Por un pelo
Nada más fácil: una hebra de pelo, una goma de mascar, la cuchara que el nene se acaba de meter a la boca bastan. Luego decidirse por una de las múltiples ofertas que se encuentran en internet a partir de 76 euros. Ya está. El resultado en la mano y la certeza en el alma. En caso de que el niño sea propio, las relaciones familiares marchan mejor, informa el gerente de un laboratorio. Pero, en los casos, donde el niño no ha sido engendrado por su presunto padre… hay problemas. La Ley no lo acepta como prueba, y si la madre del niño no permite una prueba de ADN, el hombre en cuestión seguirá constando, y pagando, como padre. Por ello, a Frank S., -quien se enteró cuando su hija tenía dos años que en realidad él no podía tener hijos- no le quedará más remedio que seguir pagando los 316 euros mensuales de manutención. Por lo menos, por el momento.
Siglos de hijos del cucú
En Alemania, decenas de miles de pruebas de este tipo llegan a los laboratorios anualmente. Según información de una cadena de laboratorios líder en este mercado, ésta realiza un promedio de 20 pruebas de paternidad por semana, de las cuales un 20% resultan negativas. "Mamas baby, papas maybe", dice un refrán, aludiendo a que siempre cabe la posibilidad de que la criatura sea un Kuckuckskind, un hijo del cucú, como llaman en alemán a estas criaturas que crecen teniendo por padre a quien no fue su progenitor. Estos astutos pájaros, para asegurar la supervivencia de sus muchas crías, colocan algunos de sus huevos en nidos ajenos. Si hasta ahora, a través de la historia, millones de hombres han criado hijos que no eran propios, los avances genéticos hacen posible la certeza.
Lo mejor es la verdad
Con los avances de la ciencia y la medicina, estos secretos genéticos familiares pueden salir a la luz más rápidamente de lo que uno piensa: para una transfusión o una operación, las pruebas de ADN son en estos días rutina. "Por eso es mejor, también para el niño, tenga la edad que tenga, saber la verdad", arguye Rüdiger Meyer-Spellbrink, el portavoz de una Asociación de Padres, que protege los intereses de los hombres.
Brigitte Zypries, la ministra alemana de Justicia, no duda de que el fallo de Karlsruhe sea el correcto, pero tampoco duda de la necesidad de que la ley alemana contemple alguna otra manera para que los hombres alemanes puedan impugnar paternidades o hacerse de pruebas sin tener que contar, necesariamente, con el beneplácito de la madre. Los altos magistrados conminan, incluso, al Legislativo a desarrollar ese nuevo marco legal hasta marzo de 2008. Es decir, si bien no será por medio de pruebas secretas de ADN, a más tardar dentro de un año se tendrá que ofrecer a los hombres alemanes una posibilidad legal o bien de dormir sin incertidumbres o, en su defecto, de dejar de velar por la criatura que el listo cucú puso en su nido.