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Nuevo atentado contra soldados alemanes en Afganistán: la tensión crece

5 de septiembre de 2009

Algo se transforma en el norte de Afganistán, venían advirtiendo expertos militares. El cambio cada vez se nota más. Ayer fue un bombardeo criticado por doquier, hoy un atentado con varios soldados alemanes heridos.

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El norte de Afganistán está dejando de ser un lugar "tranquilo".Imagen: AP

"La acción no debería de haberse llevado a cabo jamás. Fue un gran error", declaró el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, haciendo referencia al ataque aéreo de la ISAF, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad, sobre el norte de Afganistán. "Nosotros estamos ahí para cooperar con ellos, no para bombardearlos", añadió el jefe de la diplomacia gala, "tenemos que investigar con detenimiento lo ocurrido."

Entre 50 y 90, e incluso entre 100 y 150, se cifra el todavía desconocido número de muertos en una acción militar que, para desgracia de Alemania, lleva el sello de la Bundeswehr. No fueron los efectivos germanos estacionados en esta región del país asiático quienes dejaron caer las bombas, pero sí los que ordenaron su lanzamiento. Los talibán habían robado dos camiones cisterna repletos de combustible, un acto que representaba "una seria amenaza para nuestros soldados", justificó el ministro alemán de Defensa, Franz Josef Jung, la decisión tomada por sus tropas.

Los mismos que se dieron a conocer como los ladrones de la gasolina dicen hoy ser los autores del atentado suicida que ha herido a varios militares germanos. Que éste es un acto de venganza por la represalia aérea del viernes podría concluirse, ante la cercanía de los sucesos, pero saberse con seguridad no se sabe, puesto que, al parecer, los insurgentes no lo han calificado abiertamente de tal modo.

Una acción "impresentable"

Afghanische Sicherheitskräfte in der Nähe von Kabul
El escenario tras el bombardeo: un soldado afgano controla la zona.Imagen: AP

Al alto mando militar alemán le hubiera gustado poder contar ayer que el bombardeo había dejado 56 muertos y que todos ellos eran combatientes rebeldes. Sin embargo, la misma OTAN considera poco sostenible la probabilidad de que los civiles que se encontraban en el lugar de los hechos hayan salido ilesos. El 27 de septiembre se celebran elecciones parlamentarias en Alemania y "los talibanes habían anunciado atentados contra nuestras tropas", recordó el ministro Jung con la intención de demostrar la necesidad de solicitar ayuda a los aviones de la ISAF. Sin embargo, y pese a los esfuerzos explicativos germanos, el ataque ha recibido duras críticas desde casi todos los frentes.

No sólo de "lamentable", sino también de "impresentable" calificó el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, lo acontecido en la norteña provincia de Kunduz. "No entiendo cómo puede ser que las bombas caigan así de fácil y así de rápido […] Un solo civil en el lugar del ataque hubiera bastado para que esta acción no se hubiera realizado nunca", sentenció el ministro de Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn. "También en la OTAN tiene que haber reglas. Por eso estoy a favor de que la cosa se investigue a fondo", añadió el luxemburgués.

Por si la presencia de la Bundeswehr en Afganistán no le causase a Berlín suficientes dolores de cabeza, a pocas semanas de los comicios generales este acto llega para poner a la opinión pública un poco más en contra de la participación alemana en el conflicto. La oposición aprovecha el momento, sobre todo aquellos que siempre se posicionaron en contra de que los solados germanos fueran parte de la ofensiva internacional. "Nada puede justificar el asesinato de civiles", dijo Gregor Gysi, presidente del grupo parlamentario del partido La Izquierda. "Cada víctima civil provocada por la OTAN en Afganistán, y eso incluye al ejército alemán, conduce al odio, refuerza las posiciones de los talibán y aumenta el peligro terrorista", indicó el político.

Otro atentado y un secuestro más

Afghanistan Bombenanschlag in Kunduz
Los restos de un atentado con coche bomba a finales de agosto en Kunduz.Imagen: AP

Y mientras el Ministerio en la capital alemana trata como puede de capear el temporal, en el norte de Afganistán sus tropas han vuelto a ser objeto de un atentado suicida. El número de soldados heridos oscila entre los tres y los cinco, además de las lesiones que habría sufrido el traductor que los acompañaba. Al parecer, un hombre cargado de explosivos se hizo volar por los aires al paso del convoy del ejército germano, que patrullaba a unos seis kilómetros al noroeste del campamento alemán en Kunduz.

Y las agencias de prensa arrojan otra mala noticia llegada de la provincia afgana: un periodista de diario estadounidense The New York Times y su intérpetre han sido, según informan, secuestrados en Kunduz por un grupo de milicianos. Un portavoz de la insurgencia islamista habría hecho saber que el capturado es británico y que la cúpula talibán decidirá en lo sucesivo sobre su destino.

"Desde mi punto de vista, y desde el punto de vista de la OTAN, éste no es un problema de hoy ni de ayer, ni tampoco de antesdeayer, sino uno que lleva desarrollándose largo tiempo", indicó el general alemán Egon Ramms. El norte de Afganistán está dejando de ser el lugar seguro en el que la ISAF puede demostrar lo mucho que adelanta en la reconstrucción del país, y lo poco que sufre la población civil con su presencia. "Está claro que algo se está gestando ahí y, conforme a ello, vamos a tener que responder."

Autor: Luna Bolívar/ Sabina Matthay/ dpa/ afpd

Editora: Mirra Banchón