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Socios de la conservación en los Andes peruanos

Carolina Quesada | Cristian Bonilla 
19 de enero de 2021

La Reserva de la Biosfera del Manu, en Perú, es uno de los ecosistemas más diversos del mundo, pero la expansión agrícola está destruyendo sus bosques. Un proyecto está llevando a la gente y a la naturaleza a la armonía.

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Vista del Valle de Kosñipata en el Parque Nacional del Manu, Perú.
El Parque Nacional del Manu es conocido por su gran biodiversidad.Imagen: Ingrid Chalan/FZS

Perú: Aguaymanto e internet

Proyecto: apoyado por el Ministerio Federal Alemán de Medioambiente en el marco de la Iniciativa Internacional para la Protección del Clima (IKI, por sus siglas en alemán). Como parte del paquete de ayuda contra el coronavirus de la IKI, la escuela del pueblo de montaña de Patanmarca recibió una conexión a internet que permite a los niños participar en clases virtuales, lo que no solo es más seguro en tiempos de pandemia, sino que ahorra a muchos un viaje, a veces largo, a la escuela. Además, las asociaciones de producción de la comunidad esperan que el acceso a la red ayude a comercializar sus productos.

Presupuesto: 2.452.843 euros.

Socios del proyecto: Iniciativa Internacional para la Protección del Clima (IKI, por sus siglas en alemán) y la Sociedad Zoológica de Fráncfort (ZGF, por sus siglas en alemán).

Duración del proyecto: hasta diciembre de 2021.

Un guarda forestal en el Parque Nacional del Manu en una motocicleta.
Un guardabosques patrullando en el Parque Nacional del Manu.Imagen: Ingrid Chalan/FZS


Las tejedoras Alejandrina Tunqui (izquierda) y Fanny Cruz con su hija haciendo telas en la comunidad de Patanmarca, cerca del Parque Nacional del Manu en Perú.
La lana y los tejidos de alpaca producidos en la comunidad aportan nuevos ingresos a Patanmarca.Imagen: Ingrid Chalan/FZS

La remota aldea de Patanmarca está situada en los Andes peruanos, en el borde del Parque Nacional del Manu. Durante mucho tiempo, la reserva, donde la agricultura está prohibida, fue una fuente de irritación para las comunidades locales necesitadas de cultivos. Pero desde hace algún tiempo, a medida que la población local ha ido desarrollando nuevas fuentes de ingresos, en armonía con la naturaleza y más allá de la agricultura, las actitudes hacia el parque han ido cambiando.

Con la ayuda de la Sociedad Zoológica de Fráncfort (ZGF, por sus siglas en alemán), el exgranjero Armando Zúñiga recibió una formación como guardabosques y bombero. La formación in situ fue proporcionada por la autoridad peruana del parque, el SERNANP (Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Estado), en cooperación con socios españoles. Un total de cinco aldeanos ya han sido certificados y son responsables de la formación de las brigadas de bomberos de la comunidad.

La esposa de Zúñiga, Fanny Cruz, se asoció con otros vecinos para crear una asociación textil en la comunidad y ahora puede ganarse la vida vendiendo coloridas telas de lana y alpaca. José Jesús Zúñiga también fue agricultor de maíz, pero con el apoyo de la ZGF ha aprendido a criar abejas y a producir miel.

Un videorreportaje de Carolina Quesada y Cristian Bonilla