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Obama en Hiroshima: una misión delicada

Martin Fritz, desde Tokio (VT/ERS)25 de mayo de 2016

Barack Obama será el primer presidente estadounidense en conmemorar en Hiroshima a las víctimas de la bomba atómica de 1945. El gesto despierta polémica en Japón, donde se debate sobre una disculpa adecuada.

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Imagen: Reuters/Kham

El camino hacia esta visita histórica fue largo: en 1974, el entonces presidente estadounidense, Gerald Ford, prescindió de una visita a Hiroshima, porque no quería poner en riesgo las relaciones con Japón. En 2008, uno de sus sucesores, George W. Bush, rechazó tajantemente una visita. Jimmy Carter estuvo en Hiroshima en su calidad de expresidente y Richard Nixon antes de asumir el cargo. Desde 2010 el embajador estadounidense en Japón participa en la ceremonia anual de conmemoración. John Kerry fue el primer ministro de Relaciones Exteriores de EE. UU. en visitar Hiroshima en abril de 2016.

Obama, por su parte, ha dejado claro que no se disculpará por el lanzamiento de la primera bomba atómica en la historia de la humanidad. Como consecuencia de la explosión del 6 de agosto de 1945 murieron alrededor de 140.000 personas hasta finales de ese año. “Es tarea de los historiadores plantear preguntas e investigar”, dijo Obama al respecto a la televisión japonesa. En cambio, el mandatario aprovechará su visita para abogar por un mundo libre de armas atómicas.

Debate e historiadores

Obama quiere evitar un nuevo debate de los historiadores. Y es que hasta hoy día no hay consenso sobre las circunstancias que llevaron al lanzamiento de la bomba atómica. Según la versión oficial, Estados Unidos la empleó para obligar a Japón a capitular en la Segunda Guerra Mundial. En caso de una invasión terrestre aparentemente hubieran muerto muchos más soldados estadounidenses que las víctimas japonesas de los dos bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki.

John Kerry visitó Hiroshima en abril de 2016.
John Kerry visitó Hiroshima en abril de 2016.Imagen: Getty Images/AFP/K. Nogi

En efecto, el nueve de agosto, un día después de la explosión en Nagasaki, el emperador Hirohito estuvo dispuesto a capitular. No obstante, algunos historiadores opinan que tarde o temprano Japón hubiera capitulado de cualquier forma y que más bien EE. UU. trató de demostrar su poder a la Unión Soviética.

Según una encuesta, más de la mitad de los sobrevivientes de la bomba atómica exigen una disculpa. Obama debería dejar claro que el bombardeo atómico es “inhumano” y “viola el derecho internacional público”, dice Terumi Tanaka, secretario general de la Asociación de Víctimas de Bombas Atómicas y Bombas de Hidrógeno (Nihon Hidankyo). No obstante, los sobrevivientes también quieren evitar que la disculpa se convierta en un obstáculo para la eliminación de las bombas atómicas, agrega.

¿Agresor o víctima?

Por su parte, Toshiki Fujimori, otro sobreviviente de la asociación Nihon Hidankyo, critica la postura del Gobierno japonés, que no espera ninguna disculpa de Obama. No obstante, esto no debería sorprender, puesto que desde hace décadas el gobierno usa las bombas atómicas estadounidenses para resaltar el papel de víctima de su país. Algunos observadores políticos opinan que los nacionalistas quieren disimular el propio rol de agresor. Una disculpa estadounidense obligaría a Japón a disculparse también por sus propios crímenes de guerra.

Los países vecinos de Japón ven con ojos críticos la visita de Obama. Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que espera que Japón haya aprendido del pasado para evitar estas trágicas guerras. El diario nacionalista Global Times, de Pekín, criticó a Obama por concederle a Japón el rol de víctima. Asimismo, en Corea del Sur se teme que las víctimas coreanas de la bomba atómica caigan en el olvido. Según informaciones de sus representantes, 50.000 coreanos sufrieron el ataque nuclear, porque habían sido obligados a combatir en el ejército japonés o a realizar trabajos forzados.