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Occidente ante el dilema egipcio

Kersten Knipp / Israel Ayala 20 de agosto de 2013

Los Hermanos Musulmanes y el gobierno de Egipto tienen algo en común: su resentimiento hacia Occidente. Las voces son unánimes: ambas partes se sienten incomprendidas y abandonadas por los occidentales.

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Los sentimientos antioccidentales en Egipto provienen de un sentimiento de decepción.Imagen: picture-alliance/dpa

Egipto es un país dividido: durante semanas, los Hermanos Musulmanes y sus opositores se han enfrentado. Pero no importa cuán profunda sea su división, ambas partes coinciden en su recelo hacia Occidente. Tanto los Hermanos Musulmanes como los partidarios del gobierno se sienten olvidados por sus aliados occidentales y han mostrado su descontento contra las políticas europeas y estadounidenses.

El resentimiento antioccidental, factor de unidad

Los Hermanos Musulmanes acusan al presidente estadounidense, Barack Obama, y a su administración de aceptar y apoyar el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi. “Obama amenazó abiertamente a Mursi con implementar sanciones económicas”, señala Essam el-Erian, líder del Partido Libertad y Justicia, estrechamente ligado a los Hermanos Musulmanes. La opinión de la gente no es diferente: cada vez más manifestantes denuncian la política de Obama durante las protestas de los Hermanos Musulmanes.

Protestas contra Barack Obama en El Cairo.
Protestas contra Barack Obama en El Cairo.Imagen: picture-alliance/dpa

Pero también el bando opuesto manifiesta su enojo ante las políticas de la Casa Blanca. El periódico Al Youm Al-Sabee, ligado a los opositores de Mursi, ha criticado las políticas estadounidenses y ha acusado a Obama de apoyar a los Hermanos Musulmanes para proteger los intereses de Estados Unidos. “Obama sabe muy bien que cualquier otra opción significaría una derrota en una batalla en la que su gobierno ha invertido miles de millones de dólares”.

Sentimiento de defraudación

Para el politólogo Gamal Soltan, de la Universidad Americana de El Cairo, el origen de los sentimientos antioccidentales se encuentra en la decepción. Ambas partes del conflicto egipcio prefierirían tener a Occidente como aliado, señala Soltan.

"Por un lado, el gobierno egipcio no se siente lo suficientemente apoyado por Occidente en la lucha contra el terrorismo”, dice Soltan a DW. “Por el otro, los Hermanos Musulmanes tienen la impresión de que Occidente los ha dejado solos en la lucha por lo que ellos consideran los principios democráticos y de derechos humanos”. “Aunque ambas partes están convencidas de que están defendiendo valores occidentales, Occidente no reconoce esta lucha”, dice el politólogo.

La renuencia de Occidente

“Hay buenos motivos para la cautela occidental en lo tocante a Egipto”, dice a DW Klaus Brandner, jefe del grupo parlamentario egipcio-alemán en el Bundestag. “No se le puede decir sí a ambas partes”, explica. “Egipto no tiene experiencia en cuanto a que un proceso de democratización requiere un cierto grado de voluntad de hacer concesiones”.

Los Hermanos Musulmanes creen que Occidente los ha dejado solos en la lucha por los "principios democráticos".
Los Hermanos Musulmanes creen que Occidente los ha dejado solos en la lucha por los "principios democráticos".Imagen: Reuters

"El resentimiento que se ha acumulado tanto en los medios como en las calles contra Occidente puede ser permanente", comenta Gamal Soltan. "El sentimiento de que todo se está vendiendo a Occidente es muy profundo en ambos lados", agrega el especialista. “Esta impresión seguramente influirá en las relaciones de los futuros gobiernos egipcios con Occidente”.

En espera del pragmatismo

Muchos de los éxitos egipcios obtenidos con ayuda de Occidente siguen muy presentes en la sociedad, dice Brandner. “Y no se trata de solo los éxitos económicos, sino también los éxitos en materia de derechos humanos y otros valores democráticos”, explica.

Pero ahora, los Estados occidentales se enfrentan a un dilema: no importa lo que hagan o digan, siempre habrá una parte en Egipto que se sentirá ofendida. Ambos grupos piensan que el hecho de no oponer resistencia a Occidente significa estar del lado del enemigo, explica Soltan. La razón: ambas partes tienen mucho que perder.

Autor: Kersten Knipp / IA
Editora: Emilia Rojas