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¿OEA en busca de apoyo contra el diálogo en Venezuela?

25 de enero de 2017

En pleno comienzo de la era Trump, Luis Almagro, secretario general de la OEA, en un imprevista visita a Bruselas, intercambió puntos de vista sobre la preocupante actualidad en América Latina. Sobre todo, en Venezuela.

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Antonio Tajani, presidente del PArlamento Europeo, y Luis Almagro.
Antonio Tajani, presidente del PArlamento Europeo, y Luis Almagro.Imagen: EP

Su vista estuvo enmarcada en la preocupación generalizada por el efecto que pueda tener en América Latina la nueva administración de Washington; con todo, de la sesión extraordinaria que albergó la comparecencia de Luis Almagro, Secretario General de la OEA (Organización de Estados Americanos), resalta sobre todo su acuciante preocupación por Venezuela.

“El diálogo como se ha planteado ha dado resultados negativos, ha servido sólo para consolidar la estrategia del gobierno para que no hubiese revocatorio porque ha habido mediación”, afirmó el político uruguayo, subrayando que éste era un derecho constitucional de los venezolanos.

Por otro lado,  “éste que se supone que debe ser un diálogo político de alto nivel no es posible porque los principales opositores siguen presos”, añadió puntualizando que ha aumentado de 83 a 119 el número de personas encarceladas por pensar diferente. Todo esto va acompañado por un cronograma de elecciones regionales y municipales, sin plazos.

¿Papeles similares?

Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, y Luis Almagro.
Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, y Luis Almagro.Imagen: EP

“La OEA es vital para garantizar los derechos humanos en el hemisferio, para salvaguardar la democracia. Como Secretario General debo representar a gobiernos, pero también representar a la oposición, a los que no tienen derechos”, afirmó recordando que, compartiendo los mismos valores que  las instituciones de la Unión Europea, ésta también debe cumplir el mismo papel.

Esto es algo que se cumple  desde el Servicio Europeo de Acción Exterior. Apenas el 3 de enero, la jefa de la diplomacia europea, la socialdemócrata Federica Mogherini, saludaba la liberación de opositores y llamaba a dar más pasos hacia un diálogo político genuino. 

¿No sirve el diálogo?

En los diálogos entre la oposición y el gobierno de Nicolás Maduro -suspendidos en diciembre- la diplomacia europea ha apoyado abiertamente la mediación de los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos. Estos entregaron el 21 de enero una nueva propuesta para reanudar el diálogo.

No obstante, Almagro subraya: “Sí es necesario el diálogo, pero para resolver. Con compromiso de las partes y con resultados en un tiempo razonable”.  

“El diálogo ha resultado ser una trampa para elefantes”, comentaba el diputado español Luis de Grandes, de la bancada conservadora, contrario al régimen venezolano desde que asumió el poder el difunto Hugo Chávez.

¿Podría pensarse, entonces, que la visita del secretario general de la OEA a las instituciones europeas ha tenido por objeto recabar apoyos para convencer de que su política dialogante es la errada?   

¿Quién lo apoya en la UE?

Dita Charanzová
Dita CharanzováImagen: European Union 2015/G. van den Wijngaert

Según dijo a DW Javier Couso, diputado español de la bancada más a la izquierda de la  Eurocámara, a pesar de que la posición de Almagro divide a la misma OEA, “su propósito es socavar los esfuerzos de un ex presidente español, del Vaticano y la Unasur”.

“A mí no hace falta convencerme, mi posición siempre ha sido similar. Desde la última resolución hemos querido dar una respuesta más fuerte, pero no logramos la mayoría de la casa”, dice a DW por su parte Dita Charanzová, de la bancada liberal, más proclive a la búsqueda de sanciones.

“Si queremos cambios, tenemos que ser realistas y comprender que sólo apoyando el diálogo no va a funcionar”, sigue Charanzová quien, de acuerdo con Luis Almagro, sí cree que es hora de que la OEA haga uso de la Carta Democrática Interamericana que prevé un mecanismo de exclusión de la organización para aquellos países que incumplan con derechos humanos y principios democráticos.