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Ofensiva militar en el norte afgano: en marcha y con participación alemana

22 de julio de 2009

Por primera vez, la Bundeswehr saca contra los talibanes la artillería pesada. La misión en el norte de Afganistán es compartida, pero en Alemania se preguntan si la labor de su ejército no adquiere nuevas dimensiones.

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3.500 soldados de la Bundeswehr engrosan las filas de la ISAF.Imagen: AP

Wolfgang Schneiderhahn, el jefe del Estado Mayor de la Bundeswehr y con ello el militar de mayor rango de Alemania, lo dijo claramente: "La situación en Kunduz se ha desarrollado negativamente. No hace falta que nos andemos por las ramas". El comentario no es gratuito. Desde que se iniciara el conflicto en Afganistán y desde que se decidiera que Alemania participaría en él, más de uno ha emprendido la escalada.

Afghanistan Deutschland Bundeswehr Rückführung
Soldados alemanes patrullan en Afganistán.Imagen: AP

Alemania contribuye con 3.500 soldados a las tropas de la ISAF, la "International Security and Assintance Force", lo que la convierte en uno de los países que más efectivos mantiene estacionados sobre suelo afgano. Muchos militares se quejan de que los peligros a los que se exponen no se les reconocen porque la clase política se niega a llamar a las cosas por su nombre. La palabra guerra es un tabú en Alemania. En Afganistán, los alemanes realizan tareas de seguridad y estabilización y labores humanitarias, dictan los títulos oficiales, aunque éstas las hagan en uniforme.

Pero ahora, la situación en Kunduz, la norteña provincia en la que operan los germanos, ha empeorado y el ejército alemán- a nadie debería sorprenderle, asegura Schneiderhahn- juega un papel activo en la gran ofensiva que acaba de ponerse en marcha para forzar a los radicales al repliegue. Según el Ministerio de Defensa berlinés, 300 soldados propios y unos 800 afganos, más 100 policías autóctonos, participarán en la misión.

Por primera vez, las unidades de la Bundeswehr recurrirán al armamento pesado, sobre todo a tanques del tipo "Marder". Los "Marder" son ágiles vehículos militares, con sus 600 caballos pueden alcanzar hasta 65 kilómetros por hora, y portan un cañón abordo. Cuando éstos entran en acción, no cabe duda de que el objetivo es combatir al enemigo sobre el campo de batalla.

La frágil paz del norte

Bundesverteidigungsminister Franz Josef Jung zum Einsatz der Bundeswehr
Franz Josef Jung, ministro alemán de Defensa.Imagen: AP

Esta no es una acción militar germana, puntualizó para la prensa el ministro de Defensa alemán, Franz Josef Jung. Sus soldados están bajo las órdenes de la ISAF y la dirección de la ofensiva la ostentan las fuerzas de seguridad afganas. Tampoco los "Marder" alteran la definición de las cosas: "el mandato no ha cambiado, lo que ha cambiado es la situación", aseguró Jung.

En 2006, la Bundeswehr asumió el alto mando militar sobre el norte de Afganistán, de manera que la mayor parte de sus tropas se encuentran estacionadas en esta región del país. Durante mucho tiempo, la zona estuvo considerada como un objetivo fácil y Berlín tuvo que campear las críticas de los gobiernos que tenían a su gente peleando en el conflictivo sur. Ciertamente, los alemanes tuvieron tiempo para construir escuelas y hospitales y para cavar pozos. En la capital germana, las advertencias de que esta paz no duraría demasiado fueron ignoradas con frecuencia.

"Desde marzo, venimos observando, a través del comportamiento táctico, del paso a los atentados terroristas, que el desafío ha adquirido un carácter más militar", declaró el ministro Jung. Pero ya en 2008 empezó a vislumbrarse que los talibanes y sus aliados entorno a Al Qaeda habían llegado al norte de Afganistán. El pasado otoño, Jung habló por primera vez de soldados alemanes "caídos", es decir, muertos en combate, y no de "fallecidos".

¿Por lo civil o por lo militar?

Wahlen Afghanistan 2009
Diversas provincias afgnas han empezado a celebrar elecciones.Imagen: DW

En Afganistán no hay un frente, hay multitud de frentes. Los talibanes no representan un movimiento homogéneo, sino un sinfín de pequeños grupos que sellan alianzas más o menos estables. A ellos se les unen los llamados "señores de la guerra", los capos del narcotráfico y los jefes de los muchos clanes. Todo ello sigue formando parte de la realidad del país asiático y cuanto más presionados se vean los radicales en las fronteras con Pakistán, más se harán notar en otras zonas de Afganistán. El desarrollo de la labor que el ejército alemán realiza aquí es un buen ejemplo del estado en el que se encuentra la región.

"Estamos viviendo una espiral violenta y tenemos que tener mucho cuidado de que no se convierta en una escalada sin fin", advirtió Winfried Nachtweih, experto en temas de defensa del Partido Verde, a través de la emisora Berlin Info-Radio. Al contrario que sus colegas de La Izquierda, los ecologistas no se oponen frontalmente a la participación de efectivos alemanes en este conflicto, pero sí critican la estrategia de la ISAF, que en su opinión descuida el aspecto civil de la reconstrucción y se concentra excesivamente en lo militar.

A las quejas el Ministerio de Defensa germano contrapone sus cifras: en Afganistán, 6,5 millones de niños van al colegio, 19 universidades imparten clases, el 85 por ciento de la población dispone de asistencia sanitaria, se publican 300 periódicos y 60 emisoras de radio y 20 de televisión emiten diariamente sus programas. "Cuando se lo digo a la gente, muchos me miran sorprendidos", comentó Jung.

La actual ofensiva tiene también un objetivo civil, recuerda Schneiderhahn. "Lo que estamos haciendo es contribuir a estabilizar el país asegurando que en la provincia de Kunduz puedan llevarse a cabo elecciones de manera reglamentaria, algo que al parecer otros tratan de evitar", indica el jefe del Estado Mayor.

Según calcula Jung, la ofensiva durará aproximadamente una semana. Pero la experiencia recaudada en otras partes de Afganistán demuestra que la dificultad no reside en "reconquistar" las zonas problemáticas, sino en conservarlas.

Autor: Sandra Petersmann/ Peter Stützle/ Luna Bolívar

Editora: Claudia Herrera Pahl