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Olmert desea participación alemana en tropa multinacional

Emilia Rojas Sasse4 de agosto de 2006

Mientras en la ONU se discute sobre una resolución que permita enviar tropas multinacionales al Medio Oriente, el primer ministro israelí ya ha dicho que vería con buenos ojos la inclusión de soldados alemanes en ella.

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Olmert considera a Meekel una "buena amiga" de Israel.Imagen: AP

Las relaciones entre Israel y Alemania no podrían ser mejores en la actualidad, a juzgar por lo que señaló el primer ministro israelí, Ehud Olmert, en una entrevista con el periódico muniqués Süddeutsche Zeitung. De momento "no hay ninguna nación que se comporte de manera más amistosa con Israel que Alemania", indicó el gobernante. En otras circunstancias, semejante apreciación habría llenado de satisfacción a los alemanes, que están empeñados desde hace décadas en normalizar sus relaciones con ese país después de los horrores del nacionalsocialismo y han incluido la defensa de su derecho a la existencia en un lugar muy alto de la lista de sus propios intereses de Estado. Sin embargo ahora esos elogios provocan también cierta inquietud, porque implican un llamado a involucrarse más directamente en el conflicto que sacude al Medio Oriente.

Reserva alemana

Olmert fue claro en la entrevista: Israel no tiene inconveniente alguno en que Alemania envíe soldados al sur del Líbano. Es más: aseguró que "estaría muy contento si Alemania participara" en una tropa internacional, sobre cuya formación se discute arduamente en estos días en el Consejo de Seguridad de la ONU. No tan contentos con la idea se muestran, en cambio, los responsables del gobierno germano. Por una parte, la canciller Angela Merkel y su ministro de Relaciones Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, han indicado que si Israel así lo pidiera, no podrían eludir su responsabilidad. Pero, por otra, han dejado en claro que previamente tendrían que cumplirse varias condiciones, como la anuencia de ambas partes en conflicto y, sobre todo, la existencia de un claro mandato de la ONU.

En consecuencia, los deseos de Olmert no bastan. Pero pesan. Y, dado que todo parece apuntar a que la tropa multinacional sí llegará a tomar cuerpo, quizá incluso antes de lo previsto, en Berlín debería ponerse en marcha cuanto antes la reflexión acerca de cuál podría ser el aporte concreto alemán. Dentro del Ejército se hace notar que las posibilidades no son muy amplias, considerando que uniformados alemanes ya integran otras tropas internacionales, como la de los Balcanes y la de Afganistán, además de la que en la actualidad se lleva a cabo en el Congo. No obstante, los argumentos logísticos no son de tanto peso como para excusarse de una eventual misión en el Medio Oriente.

Delicada discusión en la ONU

Lo que sí resultará crucial es lo que en definitiva se logre acordar en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre el mandato para emplazar una fuerza de paz en el Medio Oriente. Las actuales discusiones ponen en evidencia que no es fácil aunar posturas en este delicado asunto. Francia, que desde que estalló esta nueva crisis ha sido el más vehemente en exigir un alto el fuego inmediato, insiste ahora en que tanto Israel como Hezbolá deben comprometerse a poner fin a los combates antes de que pueda enviarse una tropa multinacional a la región. Israel y Estados Unidos, que en cambio han planteado permanentemente la necesidad de una solución de fondo al problema antes de hacer callar las armas, por lo visto consideran ahora que el emplazamiento de la tropa internacional sería condición para el cese de las hostilidades.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy, indicó en París que entretanto sus colegas de la Unión Europea respaldan su posición, por lo cual espera que también termine imponiéndose en el Consejo de Seguridad. Del otro lado, tanto en Washington como en Londres se intenta minimizar las diferencias y generar optimismo en cuanto a que pronto se logrará emitir una resolución. No obstante, lo que se discute no es ninguna minucia. Porque si no hay un acuerdo firme de cese del fuego antes de que lleguen los soldados extranjeros a la zona de conflicto, su misión no será de paz, sino de combate. Y eso sí que difícilmente resulte aceptable para gobiernos europeos como el de Alemania, por mucho que lo desee Ehud Olmert.