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ONU y Liga Árabe: ¿cooperación con enfoques divergentes?

Nina Werkhäuser (mb)27 de septiembre de 2012

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas busca cooperar más estrechamente con la Liga Árabe. Los enfoques, sin embargo, son muy distintos.

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Ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, y Nabil Al-Arabi, Secretario General de la Liga Árabe en Nueva York

Desde comienzos de 2011, Alemania es miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Todo este tiempo, los cambios en el mundo árabe han ocupado, sin pausa, al poderoso gremio internacional. En todos estos meses, tanto los cinco miembros permanentes como los diez no permanentes han llegado una y otra vez –la última en el caso de Siria- a su límite. Hasta ahora, el Consejo de Seguridad no ha podido ponerse de acuerdo en una resolución que ponga bajo presión al presidente sirio, Bashar Al-Assad: China y Rusia hicieron uso de su poder de veto y llevaron las propuestas de resolución al nirvana diplomático.

Durante la Asamblea General reunida esta semana en Nueva York, el Consejo de Seguridad discutió el asunto con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil Al-Arabi; el ministro alemán de Exteriores, Guido Westerwelle, presidió una sesión que dejó de manifiesto otra vez la profundidad de las diferencias de enfoque.

Guido Westerwelle und Lakhdar Brahimi
Guido Westerwelle y Lakhdar Brahimi, enviado especial de la ONU para SiriaImagen: picture-alliance/dpa

Nabil Al-Arabi se quejó del bloqueo en el Consejo de Seguridad: si el nuevo enviado especial para Siria, Lakhdar Brahimi, pretende tener éxito en su labor requiere del apoyo de Naciones Unidas. Hay que poner fin al derramamiento de sangre en Siria, recalcaba Al-Arabi, sin embargo, los esbozos de resolución han sido hasta el momento sólo “letra muerta”.

Ninguna presión a Siria

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, criticó la posición ambivalente del Consejo: “Cuando las cámaras se apagan, ninguno de nosotros cree que el régimen de Assad tenga algún futuro”, dice en una sesión en la que también estaban sus homólogos chino y ruso. “La pregunta es ¿qué podemos hacer para que Assad se vaya sin que haya más víctimas?”

Portät Bashar al-Assad
Bashar Al-Assad, presidente sirioImagen: Reuters

Sobre el tema se pronunciaron los quince miembros del gremio; no obstante, nuevas propuestas no llegaron a la sala de reuniones. La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, abogó porque el Consejo de Seguridad retome el tema Siria; China y Rusia, por el contrario, se mantuvieron en su posición de que no hay que inmiscuirse en los asuntos internos de otros países. Tanto Moscú como Pekín tienen estrechas relaciones con Assad.

Sólo sobre el papel

Para la Liga Árabe, el destino del pueblo palestino es el segundo tema clave en el cual el Consejo de Seguridad tiene que demostrar su credibilidad. “Naciones Unidas ha aprobado más de 200 resoluciones al respecto, pero no han sido llevadas a la práctica”, reclama Al-Arabi. Y pone como ejemplo la construcción continua de asentamientos judíos en tierras palestinas.

Siedlungsbau in Ost-Jerusalem
Asentamientos judíos en territorios palestinosImagen: picture-alliance/dpa

“Queremos que el Consejo de Seguridad vuelva a plantearse el tema. Los dobles raseros son inaceptables para nosotros”, afirma. En su opinión, dejar las negociaciones en manos del Cuarteto para Cercano Oriente fue un error. El Consejo de Seguridad, así su exhortación, debe por fin velar por los derechos de los palestinos y dejar de hacer de administrador en el conflicto. Su discurso fue bien recibido por el pleno.

La estructura actual lleva a los bloqueos

Según la ministra sudafricana de Exteriores, Maite Nkoana-Mashabane, que el conflicto en Cercano Oriente no haya sido resuelto aún es una prueba de que el Consejo de Seguridad tiene que ser reformado. Los miembros permanentes –Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia- tienen mucho poder mientras que África y los países árabes son miembros no permanentes y no tienen derecho a veto. Con todo, a favor de una reforma no existe todavía una mayoría en Naciones Unidas.

Autora: Nina Werkhäuser (mb)
Editora: Emilia Rojas