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Opinión: Artilugio semántico en la política de refugiados

Volker Wagener
9 de octubre de 2017

Angela Merkel (CDU), debilitada por el electorado, y Horst Seehofer (CSU), aún más magullado por el resultado electoral, encontraron una salida de emergencia, opina Volker Wagener.

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Angela Merkel und Horst Seehofer
Imagen: Getty Images/AFP/O. Andersen

El jefe de la Unión Cristianosocial de Baviera (CSU) -un partido que perdió más de 10 puntos porcentuales en las pasadas elecciones y cayó a un 38 por ciento devastador para efectos  bávaros- consiguió su propósito: el "tope máximo", término hasta ahora prohibido en lo tocante a establecer un límite de refugiados por año, ahora es asunto resuelto para la Unión Cristianodemócrata-Cristianosocial. Claro que ahora ya no se llama así. Pero volveremos a eso más adelante.

Más información:

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La CSU no quiere a nadie a su derecha

Así suele ocurrir tras las elecciones: todo vuelve a ajustarse. La CSU sufrió considerables pérdidas, pero, aun así, puede plantear demandas. No solo porque Merkel necesita a la pequeña hermana del sureste de Alemania para gobernar, sino también porque un antiguo precepto de la CSU quedó sin efecto: aquel que dicta que no puede haber nadie a su derecha, desde el punto de vista político-ideológico. Franz Josef Strauß, ícono de los cristianosociales  en los tiempos previos a la reunificación alemana, había grabado esa consigna a fuego. Pero la Alternativa para Alemania (AfD) se instaló este 24 de septiembre a la derecha de la CSU. Seehofer quiere y debe corregir la situación.

El acuerdo alcanzado en Berlín por la CDU y la CSU, de no solo mencionar el tope máximo sino incluirlo también en el protocolo, es un ejemplo clásico de cuán pragmática puede ser la política cuando los actores están con la soga al cuello.

El tope máximo y la Constitución

Desde la perspectiva del derecho constitucional, el establecimiento de un tope máximo no es viable. El derecho de asilo no contempla límites, como no se cansó de repetir Merkel por largo tiempo. En consecuencia, hubo que retocar la definición. El límite no vale solo para solicitantes de asilo. Se habrá de aplicar a una mezcla de migrantes, refugiados e inmigrantes cualificados lo que antes se llamaba, de manera un tanto inmisericorde, "tope máximo".

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Volker Wagener

Da igual. Horst Seehofer puede aceptarlo. Lo que a él le importa es el contenido de lo acordado y califica el resultado de la negociación como un cambio de rumbo de la política de refugiados de los próximos años. El tope máximo, que no puede ya llamarse así, adquiere un aspecto más moderado, de algún modo más cordial y definitivamente menos definido. Es, por decirlo así, un campo amplio. A fin de cuentas, se necesita margen para negociaciones posteriores y los sondeos con los liberales y  Los Verdes ni siquiera han comenzado.

Al menos dos cosas quedaron claras: la Unión puede volver a presentarse como su nombre indica, es decir, como un partido de dos hermanas; y la CSU puede lanzarse de inmediato a recuperar a todos los que se hayan situado a su derecha, dentro de la "legitimidad democrática". El próximo año habrá elecciones regionales en Baviera. La CSU quiere superar el bochorno del 38 por ciento y recuperar a los votantes descarriados.

Munición para las elecciones regionales

Angela Merkel ha tenido que tragarse la primera rueda de carreta en la ruta hacia la formación de la única coalición de gobierno que parece viable: una alianza de CDU-CSU, liberales y verdes, bautizada como "Jamaica" (por los colores de la bandera de ese país). Con el hábil apaciguamiento lingüístico del políticamente abatido Horst Seehofer, la canciller ha dado un paso para aliviar la tensión antes de que liberales y verdes lancen sus catálogos de exigencias al ruedo.

Angela Merkel pudo eludir el concepto de "tope máximo", a cambio de aceptar el establecimiento de una cifra. La cantidad de refugiados, solicitantes de asilo e inmigrantes no debería superar los 200.000 al año. El bávaro necesitaba eso. Él tiene ante sí elecciones, que Merkel ya dejó atrás. Seehofer puede anunciar a su partido que luchó y consiguió el "tope máximo".  Y Merkel puede seguir afirmando que el derecho de asilo no contempla un límite.

Autor: Volker Wagener (ERS/VT)