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Opinión: Cataluña se queda donde estaba

21 de diciembre de 2017

A pesar de una participación récord, el resultado electoral no ofrece una salida a la crisis en España. El primer ministro Mariano Rajoy debería empezar a considerar una dimisión y convocar nuevas elecciones en España.

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Spanien Wahl Regionalparlament in Katalonien | Wahlplakat Carles Puigdemont
Imagen: Getty Images/J.J. Mitchell

Es difícil imaginarse unas elecciones más extrañas en la Unión Europea que estas regionales en Cataluña. Varios candidatos se encuentran actualmente bajo custodia o en el exilio debido a sus esfuerzos inconstitucionales de secesión en Cataluña. Oriol Junqueras, jefe y principal candidato del partido Esquerra Republicana (ERC) dio entrevistas telefónicas desde su celda en una cárcel cerca de Madrid, y el destituido presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, se dirigió a sus seguidores por videostream desde su exilio en Bruselas.

A esas rarezas nunca vistas en elecciones en Europa se suma el hecho de que estas elecciones no fueron acordadas por el Parlament catalán, sino impuestas por el gobierno español del primer ministro Mariano Rajoy. A estas alturas ya se puede constatar que el plan de Rajoy no resultó y que Cataluña se encuentra prácticamente en la misma situación en la que estaba antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, que significó la destitución del gobierno independentista catalán.

Rotundo fracaso de Rajoy

El presidente del conservador Partido Popular y presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, ha fracasado rotundamente en el manejo de esta crisis y con su cálculo de una "restauración de la democracia y la normalidad" mediante estas elecciones. Los votantes en Cataluña no castigaron a los partidos que apoyan la independencia, tal como se esperó en Madrid. El éxito de Ciudadanos y su candidata principal, Inés Arrimadas, es impresionante, pero no oculta que los partidos que rechazan el movimiento independista no alcanzan una mayoría en la sociedad catalana.

El gobierno español declaró mantener la aplicación del artículo 155 de la Constitución hasta que el nuevo Parlamento catalán elija a un nuevo presidente. El nombre de ese nuevo presidente fácilmente podría ser Carles Puigdemont, contra quien existe una orden de detención en España.

La situación es sumamente grotesca y lejos de una posible solución. Rajoy se encuentra en una situación muy debilitada ante una posible nueva alianza independentista fortalecida y legitimada por las elecciones en Cataluña. A Rajoy solo le queda fortalecer su propia posición convocando elecciones generales en España y buscar apoyo en la sociedad española para su curso, uno poco empático y carente de originalidad y de la sensibilidad necesaria para afrontar la mayor crisis del estado español posfranquista.

Autor: Gabriel González (DZC)

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