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Necesitamos un cambio de mentalidad respecto a Internet

Maximiliane Koschyk
6 de abril de 2018

Los usuarios alemanes de Facebook también se han visto afectados por el reciente escándalo, y de repente el horror es grande. Cuándo aprenderá Alemania que Internet no es una cuestión nacional, opina Maximiliane Koschyk.

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Globales Internetverbindung
Imagen: picture-alliance/Bildagentur-online/E. Elissee

"Internet es un territorio nuevo para todos nosotros". Hace solo cuatro años y medio que la canciller Angela Merkel reaccionó con fuerza ante el escándalo de espionaje de la NSA. Ya en ese momento, tres de cada cuatro ciudadanos alemanes se movían en el supuesto "nuevo territorio" del Internet. Hoy, el alemán promedio ya pasa 73 minutos al día en las redes sociales como Facebook o Twitter.

Sin embargo, mucho no ha cambiado en la mentalidad alemana. El abuso de alrededor de 50 millones de datos de usuarios de Facebook por parte de Cambridge Analytica se tomó con preocupación, sin duda. Pero el verdadero impacto vino solo cuando se supo que más de 300.000 usuarios alemanes podrían haber sido afectados.

La explicación a solo un clic

Lo que es realmente impactante, sin embargo, es lo sorprendidas que algunas personas se sienten al darse cuenta de que los problemas digitales internacionales afectan a todos los que se mueven en un espacio digital. En Alemania, los defensores de la privacidad han criticado a empresas como Facebook y Google por su práctica empresarial durante años, y saben que las fronteras nacionales son solo muy limitadas para los gigantes de Internet activos a nivel mundial.

Maximiliane Koschyk Kommentarbild PROVISORISCH
Maximiliane Koschyk, periodista de DW.Imagen: DW/B.Riegert

Internet está lleno de oportunidades para que los ciudadanos maduros aprendan sobre los riesgos y efectos secundarios de la enorme máquina global de Internet en la que todos nos movemos cada día. Esta poesía de Internet no ha perdido su atractivo ni siquiera después de décadas. Siempre que tenga acceso gratuito a Internet y el ancho de banda necesario, la educación digital está a sólo un clic de distancia.

El Don Quijote digital

Pero el hecho de que Internet no sea sólo una bendición, sino también una maldición, se debería entender de la misma forma en tiempos de noticias falsas (fake news). Debería. "El 1 de abril (comparable al Día de los Santos Inocentes)", escribió un colega hace unos días muy acertadamente, "es el único día en el que la gente cuestiona lo que está pasando en la red."

Los expertos digitales a veces se deben sentir como si estuvieran luchando contra molinos de viento, también con respecto a su propio Gobierno. Cuatro años después del descubrimiento de este "nuevo territorio", el nuevo gobierno alemán ha hecho de la digitalización el centro de atención de la próxima legislatura, designando incluso a un Ministro de Estado para Asuntos Digitales.

Pero los escépticos tienen buenas razones para observar este proyecto con moderado entusiasmo. Por ejemplo, el nuevo ministro de Transporte Andreas Scheuer propone informar en el futuro sobre deficiencias a través de una aplicación. Pero como dijo un internauta: "Primero había que esperar que todo se hunda".

No importa lo que le ocurra a Facebook: la red permanece

Esta mentalidad de querer registrar todo oficialmente demuestra que la gente en Alemania todavía no ha entendido de qué se trata realmente Internet: no se trata de si Facebook se mantendrá o no, si los usuarios abandonarán este servidor o no. El concepto de red digitalizada es un logro central de nuestra era que no se puede invertir. Otras empresas de Internet ya han fracasado antes de Facebook (#neverforgetmyspace) y así han preparado el terreno para algo nuevo.

Y como no se necesita una licencia de conducir para ir alegremente por este camino de la información, la mayoría de los usuarios parecen olvidar los aspectos básicos de la red: están allí voluntariamente, y entregan voluntariamente sus datos. La participación digital es cada vez más importante y, en un país tecnológicamente avanzado como Alemania, también debería ser tarea del Estado hacerla posible y asegurarla. Pero también es un privilegio. Y para que esto ocurra, los ciudadanos deben demostrar el compromiso de asumir esta responsabilidad a largo plazo, no sólo cuando llegue el próximo escándalo.

Autor: Maximiliane Koschyk (CT/VT)

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