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Opinión: Socialistas españoles en el suelo

30 de octubre de 2016

España tiene, tras más de 300 días, otra vez un Gobierno. Es una buena noticia, pero ocurre un poco tarde debido a la terquedad del PSOE, opina Oliver Neuroth*.

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El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy.
Imagen: picture-alliance/dpa/Y. Valat

Por fin España tiene un Gobierno de nuevo. Gracias a la abstención de la mayoría de los parlamentarios del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Mariano Rajoy pudo ganar la elección. Los socialistas se percataron de que diez meses de status quo político era demasiado, y allanaron el camino para la reelección del conservador Rajoy. Una decisión razonable. Pero llega demasiado tarde.

Desde hace meses se encuentran interrumpidos varios proyectos de construcción, como por ejemplo la expansión de las líneas ferroviarias de alta velocidad. Esto, porque el Gobierno en funciones no puede disponer de los dineros para ello. España todavía no tiene un presupuesto aprobado para el año 2017 y la Comisión Europea espera desde hace semanas por las nuevas propuestas de austeridad de parte de Madrid. No se habría llegado a esta situación si los socialistas ya después de las elecciones de diciembre o tras las de junio de este año hubieran ayudado a Rajoy a asumir el cargo.

Esto, pues no existía otra posibilidad de Gobierno razonable. Una alianza de izquierda se hizo imposible luego de que Podemos atacara fuertemente a los socialistas. El gran error que cometieron ya en la campaña electoral los del PSOE fue cerrar las puertas categóricamente a cualquier posibilidad de respaldo a un Gobierno conservador. Que esto podría suceder es algo que el partido debió haber previsto. Estaba claro que en estas elecciones entrarían nuevos partidos al Parlamento, los que dispersarían los porcentajes de votación y harían muy difícil la formación de mayorías.

En las últimas semanas, los socialistas se hundieron en el caos. Políticos de alto rango envenenaron el ambiente con debates sobre si se debía apoyar a Rajoy o no. Todo esto culminó en disputas y la renuncia del jefe del partido, Pedro Sánchez, a comienzos de octubre. Los socialistas podrían haber ahorrado todo esto a España y también a sí mismos.

El partido está en ruinas, destruido como nunca. Si hubiera habido nuevas elecciones, el PSOE, el partido con la mayor tradición en España, se habría sumido en la oscuridad más profunda. Por ello, es también en su propio beneficio que el gobierno de minorías de los conservadores dure lo suficiente como para no tener que repetir las elecciones demasiado pronto. Lo que significa, en el escenario ideal, que los socialistas harán una oposición constructiva y no harán bloqueos, como en los últimos meses.

Los socialistas deberían mostrar que realmente tienen al bienestar de España en el corazón, como siempre dicen. Más razón que orgullo es la promesa. El partido debe aceptar que el conservador Rajoy fue el ganador de ambas votaciones y él debe establecer el tono ahora. Así podría el PSOE acomodarse y recuperar parte del tiempo perdido.

*Oliver Neuroth es corresponsal de ARD en Madrid.

Autor: Oliver Neuroth