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¿Te indigna la desigualdad?

Vanessa Fischer 19 de enero de 2016

Antes que la élite mundial se reúna en Davos, Oxfam confirma que las 62 personas más ricas del mundo poseen tanto como la mitad más pobre del planeta. ¿Sirve de algo indignarse?, pregunta Vanessa Fischer.

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Vanessa Fischer dirige la redacción de Globalización de DW.
Vanessa Fischer dirige la redacción de Globalización de DW.

Cada vez más capital se concentra en menos manos. Es un hecho. Genera polémica. Y no tiene nada que ver con el tema de la envidia, frecuentemente traído a colación en estos casos. Sabemos que esta desigualdad es caldo de cultivo para muchos males. Sin embargo, la observamos indefensos. Al menos, muchos ricos hacen también bastante por los pobres. ¿No nos consuela? Claro, alguien como Bill Gates −el más rico del mundo según la lista de Forbes− ha traído muchas mejoras a muchos sitios con su fundación. Eso sí, la decisión sobre a quién beneficiar con tales ayudas depende únicamente del donante.

La riqueza es masculina

¿Quiénes son esos 62 más ricos? El fundador de H&M, Stefan Persson, ocupa el puesto 28 de la lista con su fortuna de 24.500 millones de dólares. Su compañía de moda crea puestos de trabajo en todo el mundo. Especialmente en las fábricas textiles asiáticas, en las que trabajan sobre todo mujeres, a quienes sus salarios no les alcanzan para alimentarse. Por cierto: 445 de las 500 personas más ricas del mundo son hombres. Un detalle al margen.

Las 62 personas más ricas del mundo poseen tanto como la mitad más pobre del planeta.
Las 62 personas más ricas del mundo poseen tanto como la mitad más pobre del planeta.Imagen: picture-alliance/epa/N. Shrestha/S. Chirikov

El informe de Oxfam está basado en una investigación seria, que incluye ocho páginas de notas al pie. Cita a expertos del Banco Mundial, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), del Fondo Monetario Internacional (FMI), así como a fuentes de Nigeria o Brasil, que dibujan una relación directa entre el dinero y la política. Cita también un nuevo estudio de Estados Unidos e Inglaterra. En él, el 34 por ciento de los encuestados del sector financiero –personas que ganan más de 500.000 dólares al año− reconoce que allí donde trabajan se producen comportamientos erróneos, o sea, fraude. ¿Y eso, a nosotros, de qué nos sirve?

La riqueza no tiene que ver con el desempeño

La concentración de capital sigue su curso. Cada vez tenemos más monopolistas: Apple, Google, Monsanto, InBev (la mayor cervecera del mundo), y su cabildeo consiste en evitar impuestos. Oxfam ya llamó la atención el pasado año sobre el hecho de que los más ricos del mundo ingresan millones cada día, solo por concepto de intereses. Así que la riqueza extrema no tiene necesariamente mucho que ver con el desempeño.

Como sea, es poco previsible que alguien coloque esta creciente discrepancia en el centro de la agenda del venidero Foro Económico Mundial, en Davos. Aunque, quién sabe, si alguno de los participantes halle tiempo en su cada vez más apretado calendario de citas para echar un vistazo al sitio web de la revista Forbes. La frase del día de hoy citaba muy convenientemente al Dr. Martin Luther King Jr: “La pregunta más persistente y urgente de la vida es: ¿qué estás haciendo por los demás?”