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Una cumbre de la OTAN en el universo paralelo de Trump

Barbara Wesel
12 de julio de 2018

Estados Unidos no se separó de la OTAN, pero Donald Trump mostró diferentes caras en la cumbre de Bruselas. La incertidumbre sobre el futuro de la alianza aún permanece, opina Barbara Wesel.

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Belgien Nato-Gipfel
Imagen: picture-alliance/dpa/B. von Jutrczenka

Vale la pena observar de cerca el comportamiento del presidente estadounidense Donald Trump en la cumbre de la OTAN. Durante el desayuno, Trump no tuvo límites en su crítica a Alemania: apuntó que el país dependía de las importaciones de energía de Rusia y, para variar, citó algunas cifras falsas como argumento. Durante la sesión plenaria, de repente hizo un llamado a los miembros de la alianza para gastar el cuatro por ciento del PIB en defensa, en lugar del dos por ciento acordado. Poco después, planteó la posibilidad de una reunión bilateral con la canciller Angela Merkel sobre los automóviles alemanes, la migración y el presidente ruso, Vladimir Putin, y calificó la relación mutua de grandiosa. Una hora más tarde, en camino a la cena, volvió al ataque y disparó otro tuit crítico con Alemania y la OTAN.

La montaña rusa política de Trump

Los mensajes contradictorios de Trump, enviados en el lapso de un solo día, no se parecen en nada a un discurso diplomático normal de un presidente de Estados Unidos. Trump manejó la reunión de la alianza militar occidental más importante como si él fuera el héroe y el antagonista en una representación teatral. Primero, criticó a Alemania, luego, solo unas horas después, le envió a la canciller saludos de su familia. Es difícil no describir tales escenas en términos psiquiátricos.

Y como si no fuera suficiente, después del final de las conversaciones oficiales, Trump envió su siguiente tuit, criticando la dependencia de Alemania a las importaciones de gas ruso, vinculándolas a la OTAN, así como relaciona la protección de Europa por parte de Estados Unidos con supuestas pérdidas millonarias en comercio. Finalmente, exigió a los miembros de la alianza gastar de inmediato el dos por ciento del PIB en defensa, y no en 2024, como estaba previsto.

Todo el asunto dio la impresión de que Trump no comprende que la OTAN no es como uno de sus clubes de campo donde los miembros pagan sus deudas. La OTAN no es un fondo comunitario: cada país paga por su propia defensa y proporciona los recursos militares que la alianza requiere. Sin embargo, Trump vive en su propio mundo y se comporta como un jefe de la mafia yendo de puerta en puerta recolectando dinero de protección con amenazas de violencia.

Barbara Wesel Kommentarbild App *PROVISORISCH*
Barbara Wesel es corresponsal de DW en Bruselas

La OTAN es una alianza, no una empresa de seguridad privada

El malhumor de Trump, junto con su imprevisibilidad y su comportamiento a menudo traicionero con sus aliados, deja en claro que él ve la seguridad militar como una mercancía que se puede vender. Al parecer, le gustaría que se le pague por estacionar tropas estadounidenses en Europa y proporcionar armas en la frontera oriental de la OTAN.

"Aliados" es la palabra incorrecta para usar en este contexto ya que el concepto le es extraño. Trump solo entiende de socios de negocios y de dinero en sus arcas. Se ve a sí mismo en una lucha global por el poder, y no importa si los débiles son arrojados por la borda. Es entonces natural la profunda intranquilidad que causaron a los Estados bálticos y Noruega las declaraciones de Trump.

Trump se abstuvo de cuestionar directamente el propósito de la OTAN y anular un comunicado conjunto, como lo hizo durante la cumbre del G7, por lo que se evitaron los temores de que llevara unilateralmente la Alianza a un final apocalíptico. No obstante, hay pocas razones para sentirse tranquilo. Mañana todo podría ser diferente.

La incertidumbre profunda permanece

Cumbre de la OTAN: Se incrementará gasto militar

La montaña rusa política de Trump ha dejado una profunda impresión en los otros miembros de la OTAN, quienes están empezando a darse cuenta de lo que realmente piensa el presidente de EE. UU. de sus aliados occidentales. Los valores, la tradición o la historia común no tienen ningún significado para él. Con un solo tuit puede incumplir sus promesas en cualquier momento, o extorsionar con medidas económicas punitivas, como lo está haciendo con las exportaciones alemanas de automóviles.

Con su enfoque impredecible de la política, Trump demostró, una vez más, que está haciendo todo lo posible para romper el sistema global de tratados y alianzas. Simplemente parece que aún es demasiado pronto para que le de la espalda a la OTAN. No obstante, eso no significa que no vaya a hacerlo. Ya sea la Organización Mundial del Comercio o las Naciones Unidas, Trump quiere reemplazar a las organizaciones internacionales con acuerdos bilaterales que él cree que puede negociar para beneficiar a su país. Lo que queda es el horror por el rumbo que toma el Gobierno de Estados Unidos y la profunda incertidumbre compartida por sus aliados que, hasta ahora, lo han apoyado.

Autora: Barbara Wesel (FEW/CP)

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