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Opinión: 2017, un año malo para usted, Sr. Trump

27 de diciembre de 2017

Desde el punto de vista asiático, 2017 estuvo marcado por el declive de EE.UU. como primera potencia y el ascenso de China. Podría ser distinto, si Donald Trump trinara menos y gobernara más, opina Alexander Freund.

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Imagen: picture-alliance/dpa/A. Harnik

Perdone usted, Sr. Presidente, probablemente piense diferente, pero para Asia usted seguramente no fue el personaje político más importante de 2017, a pesar de sus numerosos tuits sobre Corea del Norte y su extensa visita a esa región. Desde luego, ocupó los titulares de la prensa asiática, pero esto no ayudó a ampliar y profundizar los lazos de Estados Unidos con esa parte del mundo.

Durante el primer año de su presidencia, solo trajo incertidumbre e inestabilidad a Asia. Todo empezó con su cruel prohibición de ingreso a Estados Unidos para ciudadanos de siete países de mayoría musulmana. Y no olvidemos su reciente decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel.

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Su meta fue hacer de Estados Unidos un país más seguro, pero en realidad usted solo logró atizar el odio de los musulmanes de todo el mundo, también en Asia. Es un misterio porqué Irán figura en su lista, pero no Arabia Saudita o Paquistán, países que promueven el terrorismo islamista o, por lo menos, lo toleran.       

Sr. Trump, usted tampoco presentó una estrategia convincente para Paquistán o Afganistán. Durante su campaña electoral, juró retirar a todos los soldados estadounidenses de Afganistán lo más pronto posible. Sin embargo, ahora quiere ampliar el número de militares norteamericanos en esa nación devastada por la guerra.

Su administración tampoco tomó la iniciativa para resolver la crisis de la minoría musulmana rohinyá en Myanmar, víctima de atrocidades cometidas contra gente indefensa. Pese a las noticias sobre violencia y abusos mayores, la Casa Blanca no se ha pronunciado al respecto.

Corea del Norte ha salido fortalecida

Asimismo, carece de una estrategia para encarar las constantes provocaciones del régimen norcoreano de Kim Jong-un – más allá de su ola de tuits. Las rigurosas sanciones internacionales impuestas contra esta nación aislada no fueron capaces de cambiar el comportamiento beligerante de Pyongyang.

Pese a sus amenazas, Corea del Norte ha salido fortalecida y ahora no queda de otra que sentarse a dialogar directamente. Para resolver crisis, son necesarias alianzas y no gestos simbólicos. Sr. Presidente, usted fracasó en su intento por formar estas alianzas.

La incierta situación de seguridad en la Península Coreana sirvió de pretexto al primer ministro japonés, el conservador Shinzo Abe, para modificar la Constitución pacifista de su país.

Extrañas amistades políticas

Por otro lado, usted entabló extrañas amistades políticas, por ejemplo, con el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, un verdugo autoproclamado envuelto en una guerra sangrienta, supuestamente contra las drogas, que ha dejado miles de muertos en ese país.

Más interesante aún, es su relación con China. Durante su campaña electoral criticó las prácticas comerciales desleales de Pekín, jurando acabar con ellas, reducir el gigantesco déficit comercial de EE.UU., poner fin a las manipulaciones de la moneda china, imponer aranceles punitivos y, en caso necesario, incluso boicotear productos chinos.

No obstante, durante su visita a China, usted dio un paso atrás, como siempre, y sus tímidas críticas fueron ignoradas: comenzó como águila y acabó como pato. El presidente de China, Xi Jinping, por su parte, se ha convertido en el hombre más poderoso del mundo. Con su iniciativa "One Belt, One Road”, Xi presentó una visión que beneficiará tanto a China como a diversos países asiáticos.

Así, el presidente chino pretende expandir la influencia y posición de su país como potencia inigualable en Asia, en las próximas décadas. China tiene planes a largo plazo; usted en cambio solo parece estar interesado en jugar con su cuenta de Twitter.

Con sus desastrosas políticas, Sr. Presidente, perdió credibilidad, así como incontables oportunidades de destacarse en el escenario geopolítico internacional. En resumen, 2017 no fue un año bueno ni para usted, Sr. Trump, ni para Asia.

Alexander Freund (VT/JOV)