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Opinión: Caos en Londres

Barbara Wesel
9 de julio de 2018

Mientras el Partido Conservador de Gran Bretaña no aclare quién está a cargo del "brexit", Bruselas está condenada a esperar. La lucha por el poder en Londres lleva al país hacia el abismo, opina Barbara Wesel.

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Boris Johnson y David Davis dimiten en Reino Unido.
Imagen: picture-alliance/empics/G. Fuller

Primero, dimite el ministro del "brexit", David Davis, luego el ministro de Asuntos Exteriores y principal apologista del "brexit", Boris Johnson. Están destrozando el intento de la primera ministra británica Theresa May de persuadir a su gabinete de optar por una salida más suave de la Unión Europea (UE). La salida coordinada de dos de los mayores ideólogos del "brexit" sume al gobierno de May en el caos y acaba con la esperanza de la UE de finalmente iniciar conversaciones sustanciales sobre el divorcio en cuestión y el futuro de las relaciones con Gran Bretaña.

El "brexit" genera caos

El pasado viernes, Theresa May intentó forzar a su gabinete a llegar a un acuerdo. Pero la cosa ya estaba terriblemente mal, como ahora es evidente. Los conservadores británicos están profundamente divididos sobre la medida en la que quieren hacer negocios con Europa después del "brexit".   

Por un lado, los halcones no están dispuestos a transigir y por el otro, los diputados moderados son de la idea que el soñado "brexit" de sus contrincantes es una locura. No hay puente sobre el abismo. La primera ministra se aferra al poder, pero no está claro si pasará la prueba de un voto de confianza. Ahora, lo único que la protege es el reconocimiento de que, en este momento, nadie podría hacer mejor su trabajo que ella. 

Por su parte, a los duros del "brexit” les falta el apoyo del Parlamento. Jacob Rees-Mogg, quien una y otra vez vuelve a al ruedo, ya no tiene mayoría. La situación se ve cada vez más como un callejón sin salida. Reina el caos, y las escenas tumultuosas en la cámara baja no contribuyen a generar confianza.

Barbara Wesel
Barbara WeselImagen: DW/G. Matthes

El Brexit está desgarrando a Gran Bretaña y al partido conservador, y también está envenenando el debate político. Desde hace meses que la UE ha pedido al gobierno británico no negociar entre ellos, sino con Bruselas; ahora es probable que la situación empeore en lugar de mejorar.

Las sugerencias de May fueron solo el inicio

Theresa May afirma que sus propuestas para un "brexit" más suave son un avance. Sin embargo, sirven exclusivamente a los intereses británicos. En el mejor de los casos, éstas podrían ser un punto de partida para nuevas negociaciones.

Esta colorida mezcla de un poco de unión aduanera y un trozo de mercado interno al gusto británico, no está en condiciones de ser aprobada por la UE. Se necesitarían nuevas concesiones y negociaciones detalladas para lograr una solución digerible para el lado europeo. Incluso si Theresa May sobrevive a la lucha actual con sus propios halcones intransigentes, podría tropezar más adelante si Bruselas no accede a sus deseos.

Sonámbulos hacia el abismo

Para la UE el desorden continuo en el gobierno británico es una distracción innecesaria e inoportuna. Hay temas más importantes en la actualidad que ocuparse de las constantes vociferaciones de las diversas facciones del "brexit". Por ejemplo, la cumbre de la OTAN con Trump, que ya es una amenaza, la no menos peligrosa reunión con Putin, la disputa sobre la política de refugiados y el ascenso de los populistas en Polonia; en realidad Italia y Austria deberían acaparar toda la atención de los grandes países de la UE.
Pero no, las conversaciones sobre el "brexit" absorben fuerza y tiempo. Parece como si los euroescépticos duros del Reino Unido no se enteraran de la situación mundial o creyeran, sobreestimándose sin medida, que ellos pueden hacer frente a estos retos por sí solos.

Lo cierto es que mientras el gobierno en Londres no aclare de una vez por todas quién tendrá la palabra en cuanto al "brexit", y quién los representará en Bruselas, no tiene sentido seguir con las negociaciones. Los diplomáticos de la UE están condenados a esperar hasta que termine la lucha de poder en Gran Bretaña. Y si tienen mala suerte, los puntos ya acordados del divorcio podrían no servir de nada.

Ahora, si uno de los ideólogos reales del "brexit" llegara al poder, Europa puede abandonar todas las esperanzas de una solución viable. Pretenden a toda costa salir de la UE estrepitosamente, sin un acuerdo previo. En el Reino Unido parece como si partes del partido de Gobierno caminaran sonámbulas hacia el abismo y nadie en Europa pudiera detenerlas y evitar que se lancen al vacío.

Author: Barbara Wesel (PANA/ER)

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