Opinión: Francia se mantiene en Europa con esfuerzo

Pudo ser peor, pero no por ello el resultado de la primera vuelta de la elección presidencial francesa es bueno. La populista representante de derecha, Marine Le Pen, está en segundo lugar y en la segunda vuelta. Es este su mayor éxito político. La nacionalista desenfrenada gana terreno.

Desde que se hizo cargo de la dirección del partido de su padre antisemita, el Frente Nacional ha cosechado sus mayores éxitos, primero en las elecciones regionales, luego en las europeas, y ahora en las presidenciales.  ¿Qué pasa en el segundo país más grande de la Unión Europea, donde un político malicioso y con opiniones del pasado celebra estos triunfos?

Sensación de una amarga victoria

Ella no consiguió el mayor número de votos, pero estuvo cerca. Esa es la sensación que deja una amarga derrota, sobre todo para los verdaderos demócratas. La última esperanza ahora es liberal, de orientación social-demócrata, Emmanuel Macron. Por él vota la razón, no el sentimiento. En la segunda vuelta, que se hará dentro de 14 días, es importante el voto racional para Macron, aun cuando no todos estén de acuerdo con su dirección política. Socialistas y conservadores deben alinearse, y lo harán, detrás del candidato presidencial de 39 años con poca experiencia política.

Porque ahora entra en el juego derrotar tan fuertemente como sea posible a Marine Le Pen y sus fantasías nacionalistas. Algunos encuestadores han especulado sobre el efecto Trump en la segunda vuelta, pero algo así está prácticamente descartado en Francia, debido a su sistema electoral, pues los electores tienen una segunda oportunidad para votar racionalmente después de haber protestado y manifestado su frustración en la primera votación.

Advertencia final

Aunque al final de la elección y con toda probabilidad Emmanuel Macron se quede en el Palacio del Elíseo, esta elección es como una advertencia final. Sus predecesores, el conservador Nicolas Sarkozy y el socialista Francois Hollande, no han sido capaces de renovar Francia para que se cumplan las reformas económicas y sociales. Entre los franceses no sólo hay un gran número de adherentes de la derecha, sino también de la izquierda radical, pues en el otro extremo está el excomunista Jean-Luc Mélenchon. Uno de cada dos electores, entonces, rechaza el antiguo sistema. Ninguno de los partidos tradicionales pasó a segunda vuelta. Eso debe asumirlo Macron, y convencer a los franceses inseguros, a los que se sienten económicamente en aprietos, limitados por las élites y amenazados por extranjeros e inmigrantes, de volcarse hacia el centro político. Esa será una tarea difícil.

Demandas de la Unión Europea

Los vecinos de Francia y la Unión Europea, que este domingo aguantaron la respiración, pueden relajarse ahora. Francia va a permanecer en el euro y tampoco saldrá de la OTAN, como prometían -en caso de ganar- Le Pen y Mélenchon.

Pero los europeos no pueden seguir como hasta ahora. Francia y Alemania no son una base tan sólida para la UE como muchos piensan. Emmanuel Macron hará exigencias a la Unión Europea y quiere reducir el superávit comercial de Alemania con Francia. Este no es un camino fácil para la canciller Merkel, pero Macron ahora debe colaborar. Europa debe demostrarle a los franceses que una elección razonable contra el populismo y el aislamiento vale la pena.

Por cierto, las encuestas de opinión estuvieron acertadas esta vez. Por lo tanto, no todo está perdido para los encuestadores. A pesar de las predicciones equivocadas sobre el "brexit", las elecciones en Holanda y las presidenciales de Estados Unidos.

Autor: Bernd Riegert