Opinión: Los negocios de Modi y Sharif
26 de diciembre de 2015Hace unos meses, el viceministro de Información y Radiodifusión indio Rajyavardhan Singh Rathore dijo que Nueva Delhi podría “llevar a cabo ataques quirúrgicos en el lugar y momento que queramos”, en una aparente advertencia a Islamabad. Los enfrentamientos fronterizos en torno a la dividida región de Cachemira habían tensado notoriamente las relaciones entre India y Pakistán, y los políticos de ambos países fronterizos habían elevado sustancialmente el tono de la guerra retórica.
Las relaciones entre ambos estados del sur de Asia nunca han sido muy amistosas desde que obtuvieron la independencia del Imperio Británico en 1947, pero los ataques terroristas del 2008 en Bombay, que India atribuyó a islamistas paquistaníes, constituye probablemente el mayor revés reciente a los esfuerzos de paz. Sin embargo, cuando el político nacionalista indio Narendra Modi llegó al poder el año pasado, las relaciones comenzaron a descongelarse. Modi, sin ir más lejos, hizo el primer movimiento al invitar a su par de Pakistán, Nawaz Sharif, a su ceremonia de asunción del mando en Nueva Delhi. Sharif respondió al gesto visitando India, a pesar de la oposición en su propio país, tanto de los islamistas como del poderoso Ejército.
Ahora Modi nuevamente ha demostrado inmenso coraje y habilidad política al realizar una breve parada en Lahore, en su camino entre una visita a Afganistán y Nueva Delhi. Fue una visita simbólica con un significado claro: el primer ministro indio quiere acercarse al gobierno civil paquistaní y mejorar los nexos bilaterales. No estaba ahí para firmar acuerdos comerciales o debatir sobre la cuestión de Cachemira, sino para entregar un mensaje de paz. Y el hecho de que el premier Sharif saludara a Modi con los brazos abiertos es muestra de que su gobierno también quiere mantener vínculos cordiales con Nueva Delhi.
Modi y Sharif son líderes populares en sus países, pero también son hombres de negocios. Las políticas económicas de Modi no están exentas de críticas, pero es conocido como un líder que pone el comercio por sobre la política. Sharif también quiere comenzar tratados con India y abrir las fronteras. Su gigantesco grupo industrial Ittefaq se vería muy beneficiado por un acuerdo con una potencia económica como India. ¿Pero qué, o quién, podría frustrar los esfuerzos de paz de Sharif y Modi?
Modi y Sharif se benefician de una mejora en las relaciones, pero el Ejército paquistaní tiene intereses estratégicos y financieros que lo llevan a apostar por el enfrentamiento. El conflicto de Cachemira, la guerra en Afganistán y el crecimiento del extremismo islamista en el país da a los generales paquistaníes voz tanto en asuntos internos y externos. Además, estos escenarios permiten a las fuerzas armadas seguir obteniendo una fuerte tajada del presupuesto del país. La paz con India podría, en última instancia, reducir el tamaño del Ejército. Sharif quiere hacerlo, pero su poder es demasiado pequeño en comparación con la fuerza de los generales.
Sharif trató de mejorar las relaciones con India durante su segundo mandato como primer ministro a fines de los noventa, pero sus intentos fueron inteligentemente saboteados por los militares, que lanzaron una guerra no declarada contra India en la región norteña de Kargil. El año pasado, cuando las cosas estaban yendo mejor entre las dos naciones, el Ejército apoyó un movimiento contra el gobierno de Sharif. Desde entonces, mucho del tiempo y de la energía del premier se han invertido en alcanzar acuerdos con el jugador de cricket convertido en político Imran Khan, quien lideró protestas en su momento. Ahora que la situación doméstica es más favorable para Sharif, después de su victoria en las elecciones locales, puede volver su mirada hacia la economía y los acuerdos.
El breve viaje de Modi a Pakistán y su cordial encuentro con Sharif contarán con la oposición de los partidos religiosos paquistaníes, que son respaldados por el Ejército. Khan también tratará de usar la situación para poner presión sobre el gobierno. Es probable que se una a los grupos islamistas e inicie otras protestas masivas contra el primer ministro. Esto podría forzar a Sharif a retroceder una vez más.
Tanto Sharif como Modi enfrentarán una dura oposición doméstica si continúan con su política de acuerdos y paz. El rol del Ejército en la política india es mínimo, por lo que el desafío para Modi no es tan grande como para Sharif, pero también él tendrá que dominar a los extremistas hindúes dentro de su propio partido, el Bharatiya Janata.
Negocios y extremismo no pueden ir de la mano. Para Sharif, es tiempo de abandonar por completo la sombra del Ejército que se cierne sobre él. Quizás es el momento de enfrentar a los generales y a los grupos anti-India u olvidarse de la economía. Sharif tiene respaldo para sacar adelante su proyecto. Después de todo, es un primer ministro elegido por los votantes, como Modi.