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Opinión: Los niños eternos

Spiros Moskovou (JAG/ELM)20 de febrero de 2015

Grecia polariza actualmente la Unión Europea como ningún otro país. También Alemania, como se vio con el curso del ministro alemán de Finanzas Schäuble. Pero Spiros Moskovou pide comprensión para su país de origen.

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Imagen: Reuters/Y.Herman

"Varoufakis es el rompecorazones de Europa“, titulaban algunas páginas de internet la información referente al supuesto carisma del ministro de Finanzas griego en la televisión alemana. “Deutsche Welle ataca personalmente a Varoufakis”, decían por otra parte portales y blogs de Grecia sobre un comentario de DW que hablaba de la “poca vergüenza” en cuanto a política financiera. El nuevo gobierno de izquierdas de Grecia excita los ánimos en Europa como pocos. ¿Gobierna en Atenas un equipo de jóvenes políticos carismáticos o se trata una banda de charlatanes sin escrúpulos? ¿Cómo pueden estar tan tranquilos los griegos ante el último capítulo de su tragedia europea?

Traicionados por sus propios políticos

En una Grecia ahogada por la crisis, sus habitantes se sienten traicionados por los políticos que dirigieron el destino del país en las últimas décadas. Al mismo tiempo, se ven repudiados por vagos por el resto de Europa. Castigaron al socialdemócrata PASOK y el conservador Nea Demokratia, ambos responsables de la mala gestión económica y la corrupción, sentándolos en el banquillo. Y el nuevo gobierno de Syriza comienza a dar a los griegos la sensación de entereza de “volver a ser alguien”. Por el momento, si el Gobierno de Tsipras consigue una mejorar real de la situación es secundario.

Sin embargo, la cosa se complica cuando se trata con inversores internacionales y socios europeos. Entonces los griegos creen que están siendo tratados injustamente. No olvidan la campaña electoral de la canciller alemana cuando hablaba del tiempo libre en el sur de Europa. La estadística europea no pudo confirmarlo. En otros sitios se trabaja menos. Tampoco se olvida que la opinión pública alemana crea el cliché de que los griegos no aceptan las reformas. El último estudio de la OCDE demuestra precisamente lo contrario, que actualmente a Alemania le faltan reformas.

Spiros Moskovou, de la redacción griega de DW
Spiros Moskovou, de la redacción griega de DWImagen: DW

Cuando el premier británico David Cameron cuestionó la libertad de movimientos dentro de la UE, una de las columnas principales de la integración europea, fue muy criticado por la prensa europea, pero nadie lo desarmó. ¿Por qué quieren ahora los grandes medios convertir a Alexis Tsipras en un hazmerreír? ¿Solo por qué sacude las reglas de hierro de la eurozona? ¿O por qué es griego y por tanto un interlocutor de segunda categoría?

Traumas y alergias

Al final, a los griegos les parece todo una campaña en su contra. El camino entre la sensación salir del cascaron y el papel de víctima no es muy largo. La historia y la cultura política de Grecia se encargan del resto para una visión distorsionada de la realidad. En el interior del alma de la nueva Grecia continúa el trauma de siglos bajo dominio turco, pero también la posterior tutela de las potencias occidentales. Esa alma sigue reaccionando con alergia a órdenes y dictados del extranjero. Por eso, los cada vez más exhaustivos controles de la troika fueron considerados como una señal de presión exterior en vez de una consecuencia lógica del fracaso de la política griega.

Ahora, no tiene sentido acusar a los griegos de que no se hayan modernizado. Tampoco ayudará tratar de aleccionar siempre a este pueblo simpático y tenaz de la periferia europea. Los componentes frágiles de una familia necesitan siempre más dedicación que los fuertes. En caso contrario, desarrollan un potencial nervioso terrible para el resto de la familia. Ya lo decía Platón hace más de 2000 años en sus Diálogos, en los que el viejo sacerdote gritaba: “¡Ustedes los helenos serán siempre niños!"