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Opinión: Löw debe renunciar

Joscha Weber
27 de junio de 2018

El éxito solo dura un momento. Si ayer eras maravilloso, hoy resultas obsoleto. La eliminación de Alemania de la Copa del Mundo es el mayor fracaso de Joachim Löw, quien debe dejar el camino libre, opina Joscha Weber.

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FIFA Fußball-WM 2018 in Russland | Südkorea vs. Deutschland | Joachim Löw, Bundestrainer
Imagen: Andreas Gebert/dpa/picture-alliance

¿Por qué la agitación? Se veía venir. El campeón mundial fue solo una sombra de sí mismo. Pesado, descuidado, sin ideas, vulnerable. Todo esto ha sido el seleccionado alemán en los siete meses recientes. Luego de calificarse a la Copa del Mundo sin competencia real en su grupo, a partir de noviembre de 2017 siguieron tres empates, dos derrotas e incluso un triunfo con suerte sobre el equipo 67 de la clasificación mundial: Arabia Saudí.

"La preparación no fue buena", dice Löw, y minimiza las cosas bastante. El fracaso inicial contra México era la lógica consecuencia de todo este desarrollo, y el partido contra Suecia, si somos honestos, no supo mucho a victoria. La amarga eliminación de la Copa del Mundo en la ronda de grupos no es, luego de dos fracasos en tres partidos, una casualidad, ni una calamidad, ni una desafortunada cadena de acontecimientos. Es merecida. Y es el punto final de una caída libre continua.

"El último partido convincente que hicimos fue en otoño de 2017. Hace demasiado tiempo", dice Mats Hummels luego de un partido que marca un nuevo fondo. El 0:2 contra Corea del Sur puso de manifiesto la horrenda falta de recursos del equipo alemán. No tuvo ideas, pese a contar con grandes nombres como Kroos o Özil. Tampoco fue peligroso a la ofensiva, porque ninguno de los tres delanteros convocados (Werner, Gomez, y ciertamente, Müller) estaba en forma. La estabilidad también faltó, porque los pilares como Hummels, Boateng y Kimmich tuvieron fallas graves. Y eso, contra rivales mediocres.

La autocomplacencia de los campeones

México y Corea del Sur degradaron a Alemania, y contra Suecia la emoción del triunfo de último minuto ocultó las evidentes fallas. La eliminación de la Copa del Mundo era cuestión de tiempo. Algunos expertos hablan de la "maldición de los campeones", porque cuatro de los últimos cinco soberanos fueron eliminados en la primera ronda de los siguientes mundiales. Es un sinsentido. No hubo magia negra de por medio, ni nadie maldijo al equipo alemán para que fuera eliminado. Al contrario: se puede comprobar que hubo autocomplacencia. Según Löw, la actitud luchadora de sus jugadores fue la adecuada. Pero en realidad no fue así. Qué apreciación tan equivocada, señor Löw.

Joscha Weber, periodista de DW
Joscha Weber, periodista de DW

Los campeones del mundo lucían satisfechos, sin duda también sobrecargados por muchas competencias, pero sobre todo parecían no estar preparados para nuevos desafíos. Alemania, el equipo que ostenta aún la Copa del Mundo, cayó en la misma trampa en la que antes sucumbieron Francia, Italia y España. Esto no responde a una maldición, sino a la falta de apetito. El hambre de éxito ya no existía y repetir la fórmula no generó más triunfos. El éxito de un equipo más joven y renovado en la Copa Confederaciones era una señal que en gran medida fue ignorada. La nueva generación que allí jugó, una hambrienta de éxitos, se mostró activa y capacitada, pero a la hora del debut en Rusia 2018 prácticamente no sumó minutos. Talentos como Julian Brandt solo vieron acción en los minutos finales, mientras otros como Leroy Sané tuvieron que quedarse en casa.

El sistema Löw está agotado

Tras todas estas decisiones se encuentra Joachim Löw. "Asumo toda la responsabilidad, claro", dijo. Una declaración con la que es difícil no estar de acuerdo. Naturalmente es difícil acusar de la derrota al exitoso entrenador, pues finalmente ha sido Löw quien como coentrenador o entrenador sacó lo mejor de los equipos entre 2006 y 2016. Con ello también consiguió reconocimiento internacional. Pero ahora la cuenta de ahorro de Löw está en cero y sus métodos están agotados. No logró motivar a su equipo. No pudo poner sobre el terreno un equipo armado, coherente. Y en tres partidos fue incapaz de montar un plan b. Aunque el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) se apuró en respaldar a Löw, lo cierto es que no es el momento de "mantener el ritmo". El equipo necesita un cambio. En los jugadores, pero también en el cuerpo técnico.

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