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Opinión: Perú, un país dividido

Carolina Chimoy, desde Lima10 de junio de 2016

El conservador Pedro Pablo Kuczynski ganó el balotaje en Perú con un margen tan estrecho, que será difícil gobernar el país. A sus votantes los une solamente el rechazo a Keiko Fujimori, opina Carolina Chimoy.

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Imagen: Reuters/G. Pardo

Fue una guerra de nervios como la que se vivió hace poco en Austria. A lo largo de cuatro días, los peruanos permanecieron en vilo y la distancia entre el candidato que llegaba con mínima ventaja, Pedro Pablo Kuczynski (conocido como PPK) y Keiko Fujimori se hacía cada vez más pequeña. En cada esquina se producían intensos debates acerca de las ventajas y desventajas de votar por los dos candidatos. Una sociedad completamente polarizada que, en combinación con la obligatoriedad del voto, desembocó en una participación cercana al 81 por ciento. Peruanos de todas edades y convicciones siguieron el conteo de votos al igual que los goles del partido de fútbol contra el archirrival Ecuador.

Perú dividido en dos

Con esta elección, Perú se muestra como una sociedad totalmente polarizada. El país está dividido en dos. Una mitad está compuesta por los simpatizantes más fieles de Fujimori, aquellos que recuerdan las “buenas acciones” de Alberto Fujimori. Según ellos, él liberó a Perú del terrorismo de “Sendero Luminoso” e hizo crecer de nuevo la economía. Pero lo hizo con métodos que aún hoy son cuestionables. Para poder gobernar, Fujimori anuló completamente al Parlamento. El antiguo presidente se mantuvo en el poder a través de controlar los medios de comunicación y de perseguir a la oposición. Hoy está en la cárcel por corrupción y violaciones a los derechos humanos.

Tras la dramática separación del autócrata Fujimori, la función de primera dama fue asumida por la hija mayor: Keiko Fujimori. Un papel político al que llegó muy joven, a los 22 años. Luego fue diputada en el Parlamento peruano. Hace cinco años se presentó por primera vez como candidata a la presidencia y perdió, también por estrecho margen, contra el actual mandatario peruano, Ollanta Humala. Uno de sus métodos más eficaces para promover a su partido “Fuerza Popular” fue el populismo que aprendió de su padre.

En cambio, PPK cosechó los votos de todos aquellos que recuerdan la era Fujimori de otra manera: estos votantes no reducen esa etapa de la historia peruana a los éxitos, ni glorifican al expresidente, sino que ven en la gestión de éste una pérdida para la democracia. El movimiento anti-Fujimori se caracteriza por ser una variada mezcla de activismos y orientaciones políticas. Solo tienen una cosa en común: el lema “Fujimori nunca más”. Así se explica el que todos los enemigos políticos de Keiko Fujimori se hayan unido para votar por PPK.

¿Qué precio pagará Kuczynski?

Un país tan dividido solo podrá ser gobernado si las diferentes facciones políticas dialogan entre sí. Esa será la gran tarea de PPK y por eso la subrayó ya en su primer discurso tras ser declarado presidente electo. El Parlamento será controlado por la "Fuerza Popular" de Fujimori, con una mayoría de dos tercios de los escaños. Si PPK quiere sacar adelante las reformas prometidas y –como lo indica el lema “Peruanos por el kambio” (escrito así a propósito)- lograr un auténtico cambio en Perú, deberá acordar un pacto con Fujimori. Una de sus primeras declaraciones tras la confirmación de su triunfo fue: “Si queremos avanzar y si queremos ver hacia adelante, tenemos que mantenernos unidos. Un Perú dividido no avanzará.”

Son palabras claramente dirigidas a Keiko Fujimori, que tiene detrás de sí a la mitad de la sociedad y a más de dos tercios del Parlamento. Pero también la hija del encarcelado expresidente sabe el precio que debe pagar por el diálogo. En Perú, solo el presidente de la República está facultado para otorgar una amnistía.

Para aprender alemán: aquí puede usted leer la versión original de este artículo