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Populistas italianos obstaculizan debate sobre asilo

7 de junio de 2018

El nuevo ministro del Interior de Italia quiere expulsar a los inmigrantes. No obstante, su política no tendrá éxito. En la UE, los populistas se bloquean mutuamente, opina Bernd Riegert.

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IItalien Pozallo Matteo Salvini
El nuevo ministro del Interior italiano, Matteo SalviniImagen: Getty Images/AFP/C. Lenzo

El número de solicitantes de asilo y migrantes en Italia ha disminuido en un 75 por ciento en comparación con el año anterior. Desde el comienzo de este año, solo 13.000 personas han llegado en barco, principalmente desde Libia. Los acuerdos con este país, el aumento de los controles fronterizos y la consiguiente disuasión de los migrantes muestran el efecto esperado de la UE e Italia. Sin embargo, este viraje se hizo mucho antes del cambio de Gobierno en Roma.

Estruendosa arrogancia

A pesar de esto, el nuevo Gobierno populista sigue actuando como si hubiera una "invasión", como dice el ministro del Interior de extrema derecha, Matteo Salvini. Aunque es cierto que alrededor de 700.000 solicitantes de asilo e inmigrantes han llegado a Italia en los últimos cinco años, no está claro si 500.000 siguen viviendo ilegalmente entre los Alpes y Sicilia, como afirma el nuevo Gobierno. Entretanto, a muchas de estas personas se les ha reconocido el derecho de asilo. Además, un gran número se ha trasladado más al norte, a Francia, Alemania o a otros lugares de la UE. El "problema", inflado por los populistas, es cada vez más pequeño. Italia no es un "campo de refugiados de Europa", como acaba de afirmar Matteo Salvini.

Las agencias de ayuda para solicitantes de asilo y refugiados en Roma esperan que el número de llegadas continúe disminuyendo, lo que populistas celebrarán como su propia victoria, a pesar de que solo estén cosechando los frutos de la anterior política de asilo en la UE: desde hace tres años, los ministros del Interior de la UE han abogado por el aislamiento y la disuasión, primero en las fronteras turco-griegas y luego por mar a Italia.

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Refugiados africanos en un barco de rescate italiano se enfrentan a un futuro inciertoImagen: picture-alliance/AP/E. Morenatti

El anuncio del ministro del Interior de extrema derecha de que los "ilegales" deben empacar las maletas probablemente tendrá poco efecto. El refuerzo de las deportaciones ya era el objetivo del antiguo Gobierno italiano; las autoridades llevaron a cabo 6.500 deportaciones el año pasado.

Ahora, Salvini quiere deshacerse de 500.000 personas más. Para esto, tendría que encontrarlos, luego construir enormes campos de deportación, buscar países de acogida y, finalmente, recaudar 2.300 millones de euros solo para el transporte de los deportados. Por lo tanto, las organizaciones de ayuda esperan que haya algunas acciones de deportación simbólicas para que el partido de extrema derecha "Lega" pueda jactarse de que ha cumplido.

Cambio del clima social en Italia

Sin embargo, lo que cambiará y ya ha cambiado es el clima social en Italia. Volcarse en contra de los solicitantes de asilo y los migrantes se ha vuelto cada vez más aceptable socialmente, a pesar de que a menudo son explotados como jornaleros baratos en el sur del país. La violencia contra los migrantes está aumentando, dicen los trabajadores refugiados. Y aunque no hay estudios científicos, basta solo observar lo que acontece. Hace cuatro días, un inmigrante africano murió de un disparo en el sur de Italia y dos resultaron heridos. Todavía no está claro quién fue el responsable. Un incidente similar ya había ocurrido a principios de este año.

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Bernd Riegert, corresponsal en Europa de DW

Los ministros responsables de la Unión Europea están de acuerdo en que Italia y Grecia, como los principales países de primera entrada, son responsables de los migrantes, pero también en que tienen una carga desproporcionada. No obstante, la redistribución a gran escala de los solicitantes de asilo de Grecia e Italia a otros Estados de la UE ha fracasado. El intento de establecer un sistema de distribución vinculante para el futuro está bloqueado por Gobiernos abiertamente xenófobos en Hungría y Polonia. Además, Austria, donde los populistas de derecha co-gobiernan, también se ha embarcado en esta postura dura.

Por su parte, los populistas de derecha en Italia exigen exactamente lo contrario. Quieren renunciar al principio de que el país de la primera entrada sea responsable, la llamada regla de Dublín. El ministro del Interior, Salvini, quiere imponer un sistema de distribución permanente para todas las llegadas. Conciliar estos enfoques diametralmente diferentes será extremadamente difícil. Así, con el nuevo Gobierno italiano, un acuerdo europeo sobre un sistema de asilo uniforme seguirá siendo algo remoto.

Autor: Bernd Riegert (few/vt)

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