Opinión: Radicales y populistas en el conflicto de Ucrania
15 de septiembre de 2016La radicales y populistas determinan la política de Ucrania en Moscú. A ellos se debe, en gran parte, que todavía no haya paz en el Donbás, la zona prorrusa de Ucrania. Sería fácil poner fin a la guerra en el Este de Ucrania, si Rusia dejara de apoyar a los separatistas. Ucrania debería recuperar el control de su frontera con Rusia. Pero la región cayó bajo el control de los separatistas y el Ejército ruso. Por aquí pasan las armas para la guerra contra Kiev.
Todo alto el fuego se ha roto
Frank-Walter Steinmeier, y Jean-Marc Ayrault, ministros de Exteriores de Alemania y Francia, viajaron a la zona de conflicto en el Donbás. Allí, los observadores de la OSCE les leyeron la interminable lista de violaciones al alto el fuego, en vigor desde 2015. La mayoría de esas violaciones proviene de los separatistas. En Minsk se acordó un alto el fuego que nunca se ha respetado. Por eso debemos ser escépticos si ambas partes prometen ahora algo nuevo.
Moscú puede controlar la dinámica política y militar del conflicto casi a su antojo. Rusia ha logrado su principal objetivo: desestabilizar a Ucrania. Y los ucranianos no tienen todavía la fórmula de cómo manejar la situación.
El margen para compromisos es pequeño. Kiev vacila y retrasa una reforma política, desde hace meses. Tampoco desarrolla una estrategia de desescalada del conflicto con Moscú. Esto vale tanto para la anexionada Crimea, como para el Este de Ucrania, ocupado por rusos. De este modo, la cuestión del estatus especial del Donbass se ha postergado indefinidamente.
Rusia tiene la sartén por el mango
Parece como si Ucrania se retirara a su trinchera en Kiev. El conflicto con Rusia sirve como argumento para desviar la atención de las deficiencias de la política de reformas. Y a menudo se escucha la frase de que Occidente podría abandonar a Ucrania, como lo dijo recientemente su presidente. Poroshenko parece buscar ahora la responsabilidad de su propia negligencia también en Occidente.
Y eso que el FMI acaba de aprobar un nuevo préstamo millonario para Ucrania. La UE, en particular, le está dando mucho apoyo a Ucrania: respaldo político, subvenciones y apertura de mercados. Las sanciones contra Rusia siguen en vigor. Incluso sería posible una exención de visados en la UE para los ciudadanos de Ucrania.
Se esfuma la esperanza de cambio en Ucrania
Occidente puede perder la confianza de que Ucrania sea capaz de introducir las reformas necesarias. Los viejos oligarcas están sumidos en sus viejas peleas. La corrupción y el nepotismo siguen siendo grandes problemas. Las redes de siempre siguen dominando la política diaria en el país. Peor: la libertad de expresión y de prensa en Ucrania están nuevamente bajo presión. Varios periodistas fueron incluso asesinados, y aún no se esclarecen estos crímenes. Hay páginas virtuales que agitan contra las personas que piensan diferente, así como radicales que lanzaron bombas incendiarias a una estación de televisión. Y el Gobierno solo observa.
Pero volvamos a la guerra en Donbás: los Acuerdos de Minsk son una hoja de ruta para la paz. Si no funcionan, es porque las partes no quieren acercarse. El clima político en Ucrania se ha calentado: los políticos reformadores pragmáticos y activistas de la sociedad civil abiertos al diálogo pasan tiempos difíciles. Al igual que en Moscú, en Kiev los populistas y radicales son los que mandan. Así las cosas, lo que Ucrania tiene en común con Occidente podría perderse.