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May recoge los escombros

Birgit Maaß12 de julio de 2016

El cambio de mando en el Gobierno británico llega más pronto de lo esperado y en abierto desacato de los estatutos partidistas de los tories. La sucesora de David Cameron recibe una pesada herencia, opina Birgit Maaß.

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Imagen: Sergey Elkin

Hace apenas tres semanas todo estaba en orden en el Reino Unido: la economía marchaba ligeramente cuesta arriba, el desempleo se hallaba en un mínimo histórico. En Downing Street Nr. 10, David Cameron podía alegrarse de contar con una mayoría estable en su segundo mandato, sin necesidad de gobernar en coalición. Se había logrado evitar, una vez más, la secesión de Escocia. Irlanda del Norte, mayormente en paz.

En una sola noche, la voluntad popular lo ha sacudido todo y David Cameron se halla ante una montaña de escombros de la que es, a fin de cuentas, responsable: Hasta el último minuto, mantuvo la esperanza de que ganaría el referendo y sacaría así de la agenda el molesto tema “Europa”, en torno al que su partido se ha debatido por décadas.

Cameron ante la montaña de escombros

Pero en vez de pacificar a su partido, Cameron ha errado los cálculos y ha hundido al país en la crisis: mínimo histórico para la libra esterlina tras la votación, pánico en Londres (donde la mayoría se opone al brexit), Escocia amenaza con la independencia, la oposición laborista se destroza a sí misma. Casi cada día se anuncian nuevas renuncias: un partidario del brexit tras el otro abandonan el barco que se hunde: Boris Johnson, Nigel Farage y, más recientemente, Andrea Leadsom.

Justo por eso, de pronto, todo marcha a máxima velocidad: en realidad, según los estatutos partidistas, cuando un líder del partido conservador dimite, debe desarrollarse una campaña. Las bases del partido deben contar con varias semanas para decidir: elegir entre la ministra del Interior, Theresa May, que apoyó la permanecia en la UE, y Andrea Leadsom, una partidaria del brexit, que vino a hacerse de un nombre con esta campaña.

Birgit Maaß, corresponsal de DW en Londres.
Birgit Maaß, corresponsal de DW en Londres.

Parcialmente democrático

La sorpresiva retirada de Andrea Leadsom este lunes (11.07.2016) alteró el orden previsto y el partido decidió veloz: no habrá un nuevo candidato opositor, Theresa May asumirá el puesto, así nomás. Y está bien.

La base conservadora, de todos modos, no es una muestra representativa de la población. Es más vieja y más blanca que el promedio y habita mayoritariamente en el sur del país. Su voto tampoco daría legitimidad democrática a la nueva primera ministra.

Además, a nadie le vendría bien que David Cameron siga gobernando más tiempo como un “pato cojo”. Es bueno que los acontecimientos ganen velocidad y David Cameron llame a su camión de mudanzas: el miércoles debe estar todo resuelto, entonces será el turno de Theresa May.

Hubiera sido mejor, si Cameron hubiese anunciado clara y sinceramente que renunciaría en caso de que triunfase la opción por el brexit. Entonces, los británicos habrían tenido idea de lo que se les vendría encima tras su decisión. En su lugar, Cameron afirmó hasta el final que terminaría lo que había empezado y negociaría él mismo con la UE.

Profunda crisis de confianza

Tal falta de honradez es una de las razones de la actual crisis: se desconfía, en principio, de los políticos. Para muchos, la votación por el brexit apenas tiene que ver marginalmente con la UE. Se trató, sobre todo, de hacerle la trompetilla al gobierno de Londres. Porque algunos se sienten desconectados de la globalización y tienen la sensación de que el país se gobierna únicamente en beneficio de la moderna élite urbana y la City de Londres.

El nuevo gobierno no puede ignorar ese resentimiento, así que Theresa May tiene razón cuando se posiciona claramente: brexit quiere decir brexit, no otro referendo, no nuevas elecciones, al menos no en un tiempo previsible. Ella ha prometido reconciliar al país y limitar el poder del “big business”. Está por ver si hallará tiempo para ello, al margen de las negociaciones para el brexit.

Mientras, David Cameron entrará a la historia como trágico jefe de Gobierno: el responsable de la salida del Reino Unido de la UE, a pesar de no haberla deseado nunca.

Para aprender: aquí usted puede leer una versión de este editorial en alemán.