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Opinión: Trump, Putin y un pequeño paso adelante

Robert Mudge
8 de julio de 2017

La primera reunión entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos estuvo rodeada de grandes expectativas. ¿Estuvo a la altura de las circunstancias? Solo en parte, asegura Robert Mudge.

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Deutschland G20 Trump mit Putin in Hamburg
Trump y Putin durante su encuentro en Hamburgo con motivo de la cumbre del G20Imagen: Reuters/Courtesy of Bundesregierung/S. Kugler

El deporte suele cautivar la atención de multitudes. Por tomar un caso, un combate entre Wladimir Klitschko y Tyson Fury acapararía la atención de millones alrededor del mundo. Algo similar generó recientemente el encuentro entre otros dos machos alfa: Vladimir Putin y Donald Trump.

¿Palidecería Putin ante el apretón de manos de Trump? ¿Lograría Trump soportar el fío hielo de la mirada de Putin? ¿Cuál de los dos se arrodillaría primero?

¿Un paso adelante en Siria?

Todos los que esperaban emociones quedaron decepcionados. La reunión se dio sin estridencias y el apretón de manos fue un apretón de manos normal. En un momento pareció que cruzaban miradas amistosas e incluso en el rostro de Putin se dibujó una sonrisa, algo notable dado que en la reunión con Barack Obama en la última cumbre del G20 el ruso había mostrado un temple helado. 
Trump incluso dijo que era un "honor" reunirse con Putin.

Puede que Trump y Putin tengan perspectivas diferentes en muchos puntos. Pero resolvieron en parte sus controversias con un gesto simbólico. Eligieron reunirse justo en el momento en el que según el cronograma de la Conferencia tocaba hablar del medio ambiente, un tema clave en esta cumbre del G20 especialmente para la Canciller alemana Angela Merkel. Si bien Trump estuvo presente en la primera parte del encuentro, queda claro que la cuestión climática no es su primera prioridad.

Robert Mudge - Kommentatorenbild (PROVISORISCH)
Robert Mudge en el G20 de HamburgoImagen: DW/R. Mudge

Tal vez la mayor sorpresa de la reunión entre Trump y Putin fue su duración. En lugar de los 35 minutos pactados, el encuentro se prolongó hasta las más de 2 horas. Aquellos que esperaban resultados más allá del lenguaje corporal y las declaraciones encontraron respuestas. Los presidentes acordaron junto a los actores regionales una tregua en el sudoeste sirio que debe entrar en vigor a partir del domingo. Se podría argumentar que es tan solo un gesto mínimo, pero lo cierto es que para Siria el menor avance resulta significativo.

Duras negociaciones por delante

En su visita a Polonia en la víspera de la cumbre, el presidente de los Estados Unidos atacó a su par ruso. Públicamente pidió que se detuviera la "influencia de Rusia en la desestabilización de Ucrania” y el apoyo de Moscú a "regímenes enemigos” como Irán o Siria.

Como contraparte, Putin criticó la política comercial de Trump y cuestionó las restricciones para el comercio y las inversiones. Ellas no serían otra que cosa, dijo Putin, que "proteccionismo enmascarado”.
 

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Al inicio de su presidencia, Trump  jactó de lo buenas que serían relaciones con la Rusia de Putin. Putin, sin embargo, se mostró más cauteloso.

Relaciones constructivas

Las acusaciones de que Rusia interfirió en las elecciones presidenciales de Estados Unidos apoyando así a Trump trajeron  más de un dolor de cabeza a los dos jefes de Estado.

Putin negó en la reunión haber realizado ningún tipo de interferencia. Al mismo tiempo, Trump exigió garantías de que Rusia no interferirá en los asuntos americanos.

A continuación se centraron en la solución del conflicto sirio trascendiendo sus diferencias en torno al destino político de Assad. En temas como Ucrania y la lucha contra el terrorismo, ambos tienen también una perspectiva diferente.

Lo cierto es que, aunque tal vez parezca superficial, el acercamiento entre Trump y Putin podría – a pesar de todas las dudas – dar el impulso necesario para que madure una relación constructiva.

Autor: Robert Mudge desde Hamburgo (DG/MS)