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Opinión: Yemen, la guerra olvidada

Matthias von Hein13 de agosto de 2016

Hace más de 500 días impera la guerra en Yemen. A diferencia de Siria, el mundo parece no tener interés por un país bombardeado por Arabia Saudita. Esto afecta a la credibilidad occidental, opina Matthias von Hein.

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Jemen Kindersoldaten
Imagen: Getty Images/M.Huwais

Desde el 26 de marzo de 2015, el país más rico del mundo árabe bombardea hasta dejar en ruinas al Estado más pobre de esa región. Todo esto, ante la mirada desinteresada de la opinión pública mundial. Pero Arabia Saudita no hace esto solo: lidera una coalición de nueve países que es logísticamente apoyada por Estados Unidos y Reino Unido. Sí, el conflicto en Yemen tiene una historia más larga que estos 500 días de bombardeos. Los combates entre los rebeldes hutíes y los seguidores del expresidente Ali Abdullah Saleh Saleh por un lado, contra las fuerzas del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi por otro, han causado destrucción y muerte desde mucho antes de la intervención saudita. Pero lo claro es que el fuerte deterioro de la situación humanitaria en Yemen se inició con la intervención militar de la coalición.

La dimensión del sufrimiento de los 25 millones de habitantes del país es enorme. Más de 6.000 personas han muerto, 15 millones dependen de la ayuda humanitaria, 3 millones han debido migrar dentro del mismo país y 1,5 millones de niños están desnutridos. La infraestructura ha sido destruida en amplias áreas del país, y los hospitales, escuelas y centros de acogida a refugiados han sido blanco de las bombas. Naciones Unidas emitió, a través de un informe del Consejo de Seguridad, graves acusaciones a las partes en conflicto. Las tropas del Gobierno, los rebeldes hutíes, pero también la coalición militar saudita, habrían violado el derecho internacional y los derechos humanos. Los únicos que obtienen beneficios de todo esto son grupos radicales como Al Qaeda o Estado Islámico, que ven en el caos del país una ocasión para obtener ventajas.

Un planeta en silencio

Matthias von Hein.
Matthias von Hein.

La habitualmente categórica condena internacional ante este tipo de situaciones ha sido, en el caso de Yemen, apenas un inaudible murmullo. En realidad, el mundo parece mirar hacia otro lado. Por ejemplo, cuando Arabia Saudita utiliza bombas de racimo prohibidas en todo el mundo. O cuando -como en junio- el reino saudita extorsiona a Naciones Unidas, amenazando con retirar fondos si no se la elimina de la “lista de la vergüenza” donde figuran los países u organizaciones que reclutan niños soldados o matan a menores de edad. Previamente, un informe de la ONU había revelado que un 60 por ciento de los niños muertos en Yemen había perecido por la acción de la coalición militar. O cuando Arabia Saudita aprovecha su puesto en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para evitar investigaciones a las violaciones cometidas en Yemen.

La semana pasada fracasó la última oportunidad diplomática para solucionar el conflicto. Aparentemente, la causa fue que los rebeldes hutíes rechazaron las propuestas de Naciones Unidas. Pero este plan consistía en desarmar a los hutíes y restarlos de la construcción del futuro de Yemen. Que los rebeldes hayan rechazado esa especie de capitulación encubierta no debe extrañar a nadie. Y durante las negociaciones en Kuwait, la coalición liderada por Arabia Saudita retomó los ataques aéreos. Otra vez las principales víctimas fueron los civiles.

Más armas para Riad

Sin embargo, en lugar de presionar a Riad, el Departamento de Estado de Estados Unidos aprobó el pasado martes la venta de más armas a Arabia Saudita por un valor de mil millones de euros. Al menos para los yemenitas, el cinismo de todo esto apenas puede entenderse, toda vez que en la autorización de la venta se asegura que el reino es “una fuerza importante para la estabilidad política y la recuperación económica”.

Pero también las empresas alemanas toman parte de esta orgía de pertrechos. Si Alemania desea hacer más por su credibilidad a nivel internacional, lo único aceptable sería detener la venta de armas a Arabia Saudita.