Oriente Próximo en el centro de Europa
10 de marzo de 2006
El encuentro es informal pero reúne a demasiada gente importante como para que pase desapercibido. Los ministros de Exteriores de la Unión Europea intercambiarán entre hoy y mañana sus visiones ante los problemas del mundo, que son muchos pero que el ojo europeo concentra en dos: la desobediencia iraní y el dilema de cómo proceder con un Hamás que no mueve ficha. Aunque también se habló de Bielorrusia y las próximas elecciones en el país, Oriente Próximo se muestra, de momento, como el principal rompedero de cabeza de la política exterior comunitaria.
Irán: la diplomacia aún tiene una oportunidad
Frente al contencioso con Irán lo fundamental es que la comunidad internacional permanezca unida, opina la comisaria de Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner. Y en unidad a los ministros de Exteriores de la UE no les gana nadie. Uno tras otro fueron desfilando en Salzburgo sin olvidar ninguno pronunciar la palabra "diplomacia", la clave para encauzar el desacuerdo con Irán según el discurso europeo.
"Aún queda espacio para la diplomacia", dijo el encargado de la política exterior de la UE, Javier Solana. "Aunque sea tarde, esperamos que este tema pueda ser solucionado por la vía diplomática", declaró Jack Straw, el ministro de Exteriores británico. "La negociación todavía es posible", afirmó el ministro francés Philippe Douste-Blazy.
El ministro alemán de Exteriores, Fank-Walter Steinmeier, aceptó en Salzburgo sentarse junto a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar de encontrar una salida sin amenazas al enfrentamiento con Irán. Con lo cual, la suma resulta cinco contra uno (Alemania, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña contra EE UU) en pro de la negociación.
La oferta rusa de que Irán enriquezca uranio en terreno neutral sigue aún sobre la mesa, y en la UE se considera que el Consejo de Seguridad no dilapida las posibilidades diplomáticas. Sin embargo, estadounidenses e israelíes quieren un golpe de fuerza. "Si Irán no abandona su ambición agresiva de poseer armamento nuclear tendremos que tomar una decisión, y ese va a ser el siguiente paso", predijo John Bolton, embajador estadounidense ante la ONU.
Hamás tiene que renunciar a la violencia
Ya lo habían dicho por separado y en Salzburgo los ministros lo han repetido una vez más conjuntamente, quizás con la esperanza de que la unidad haga la fuerza y sus amenazas sean escuchadas más allá de las fronteras europeas: la organización palestina Hamás debe hacer pública su renuncia a la violencia, su reconocimiento del derecho de existencia del Estado de Israel y su renuncia a apoyar a grupos armados. De lo contrario, la UE se verá obligada a suspender la ayuda económica que destina a los territorios palestinos.
Tras las elecciones que dieron la victoria a Hamás, la UE aprobó el envío de 120 millones de euros a Palestina, con el objetivo de reforzar el poder de Mahmud Abbas. Pero en el futuro, la llegada de dinero europeo dependerá del color que tome el gobierno de Hamás. "Hasta ahora no hemos recibido ninguna respuesta a nuestras exigencias", dijo Steinmeier. "Queremos seguir siendo socios de confianza del pueblo palestino, pero no moderaremos nuestros principios", advirtió Ferrero-Waldner.
Interrumpir la ayuda a Palestina no sería una decisión tomada con gusto en Europa. La UE es consciente de que tal acto agravaría las condiciones de vida de los palestinos y por ende la situación en Oriente Próximo, cosa que no interesa en absoluto en el continente. Pero al mismo tiempo, la UE no puede permitirse mantener económicamente a un grupo catalogado por la misma Unión como terrorista, si éstos no lanzan un claro gesto de haber cambiado el bando.