Hacia la salida
9 de junio de 2011Publicidad
Desde el punto de vista político, el despliegue de la ISAF, la Fuerza Internacional de Asistencia para Afganistán, se torna una cuestión cada vez más peliaguda. Avances en este conflicto que puedan presentarse a la población para justificar las acciones militares escasean. La guerra se alarga ya casi una década. Entre los miembros de la OTAN reina el consenso de que poco a poco va llegando el momento de traspasar a manos afganas las tareas de seguridad e iniciar paulatinamente la retirada.
“Mantenemos 2014 como fecha para el fin de la intervención militar”, aseguró el ministro alemán de Defensa, Thomas de Maizière, durante el encuentro de dos días que mantuvo la Alianza en Bruselas, “Alemania, particularmente, empezará a replegarse a finales de este año, principios del próximo. Siempre y cuando, claro está, la situación en el país lo permita”.
Hacia la salida en Afganistán
De una manera o de otra, todos los Estados de la OTAN tienen ya las miras puestas en un desmantelamiento de sus unidades desplegadas en Afganistán. El regreso de las tropas, quisieron no obstante puntualizar los reunidos Bruselas, no se llevará a cabo de la noche a la mañana.
“No va a haber ninguna avalancha en dirección a la salida, y eso se ha vuelto a confirmar hoy. Todo lo contrario: los socios de la ISAF han manifestado de nuevo su compromiso con la misión, que va llevarse a cabo hasta el final. Y el final no lo dictará el calendario sino las condiciones sobre el terreno”, declaró Anders Fogh Rasmussen, el secretario general de la Alianza.
Principalmente Estados Unidos, que posee el mayor contingente de soldados en el país asiático, tendrá que tomarse su tiempo para consumar el repliegue. “Nosotros esperamos que en este asunto el presidente estadounidense dé pasos comedidos”, pidió de Maizière. Robert Gates, el secretario de Defensa de EE UU, prometió cumplir con tal cosa.
Pero una vez fuera del país, los problemas prevalecerán en el centro de Asia. De ello son conscientes los miembros de la OTAN. “Habrá otras formas de presencia y de apoyo”, sostuvo de Maizière, “no vamos a dejar solo a Afganistán”.
Libia y las estructuras internas
Aparte de Afganistán, en estas jornadas de contactos se discutieron en el seno de la Alianza otras cuestiones. Y entre ellas, surgió inevitablemente el tema de Libia. También aquí aseguró Estados Unidos resistencia: “aguantaremos hasta el final”, dijo Gates, “y estoy seguro de que también nuestros socios van a hacerlo. La pregunta es cuán doloroso va a ser si otros países que tendrían la capacidad no participan.”
Alemania es uno de esos países que tendrían la capacidad pero no participan. Y tampoco van a participar, reiteró de Maizière. A lo que sí están dispuestos los germanos es a colaborar en la consolidación de la era post-Gadafi. La posibilidad de que entonces sean enviados soldados alemanes al norte de África bajo mandato de las Naciones Unidas no la quiso descartar el ministro. Su esperanza es que la solución no pase por la presencia militar, “pero si no pudiera ser así, evaluaríamos constructivamente esta opción”.
En otro orden de cosas –el que afecta al ahorro- confirmó de Maizière el cierre de la base de Heidelberg con su alrededor de un centenar de empleados, el mismo destino que le espera a la de Madrid y a la naval de Nápoles. La base área de Ramstein, sin embargo, se mantiene. Caldeado fue el tono en esta discusión. Aún así, el resultado puede considerarse un éxito “para la OTAN y el secretario general”, opinó el ministro alemán.
“Se van a clausurar cuarteles y a reducir plantillas y personal pero, aún así, o quizás precisamente por eso, mejorará la capacidad de mando de la Alianza. Algo similar va a suceder en el Ejército alemán. Es un gran mérito”, añadió de Maizière. Este mensaje iba dirigido con toda probabilidad a casa, donde pronto se esperan noticias de medidas similares.
Autor: Ralf Schauff/ Luna Bolívar
Editora: Emilia Rojas Sasse
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