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Padrinos para bibliotecas carcomidas

Mirra Banchón5 de agosto de 2003

Carcomidos por los ácidos, la mayoría de los libros de las bibliotecas a lo largo y ancho del mundo desaparece. Salvarlos cuesta muchísimo esfuerzo y dinero. Se busca padrinos.

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Una biblia de varios cientos de años espera a ser restaurada.Imagen: AP

"Si se los toca, se convierten en polvo", así decían los informes de prensa cuando se abrieron las tumbas faraónicas ante los ojos de los asombrados arqueólogos. Ahora son los bibliotecarios del mundo entero quienes lo dicen, cuando toman en sus manos los libros de las estanterías.

Desde comienzos de la producción industrial de papel y celulosa, a mediados del siglo XIX, hasta los finales del siglo XX se utilizó sustancias como el bisulfato de sodio con el objetivo de blanquear el papel. Con el tiempo, estas sustancias comenzaron a carcomer las hojas de los libros, las cuales primero se ponían amarillas y luego se desbarataban entre las manos.

Esto significa que la memoria cultural de la humanidad comprendida entre 1830 y 1990, contenida en libros, está convirtiéndose en polvo. Sólo en Alemania hay 60 millones de ejemplares en peligro. El director general de la Biblioteca Nacional de Múnich, Dr. Hermann Leskien, declaró a DW-World que sólo quedan 20 años para salvarlos, luego será muy tarde.

Métodos de salvación

En los años 1960, los norteamericanos fueron los primeros en darse cuenta de este proceso de deterioro de los preciados libros, sobre todo en los estados del sur. Los microfilmes, entonces, surgieron como método salvador. Entretanto existen procedimientos de desacidificación que prolongan la vida de los libros. Sin embargo, los 10 euros por tomo o los 30 euros por kilogramo de papel "salvado" significan a la postre una fortuna que ninguna biblioteca puede arrostrar. Microfilmar los libros –lo que significaría que se conservarían unos 1000 años- es más caro aún, "los costos serían cinco o seis veces mayores", explica Leskien.

Archivos centrales

No todo podrá ser salvado, pues el tiempo apremia y el dinero escasea. Y dado que no se puede financiar la microfilmación, y que desacidificar el contenido de todas las bibliotecas tampoco es tarea fácil, en Alemania se ha decidido que por lo menos un ejemplar de cada libro debe ser conservado. Sin embargo -y en comparación con Francia, Inglaterra o Estados Unidos- en Alemania será muy difícil llevarlo a cabo, dada la estructura federal del país. La antiquísima Bibliothéque Nationale de París, la British Library o la gigantesca Library of Congress en Washington DC son archivos nacionales, lo que significa que "al salvarlos, se salva todo" opina Leskien. En Alemania, en cambio, todo está distribuido, nunca hubo una biblioteca central.

Bajo la dirección de la Biblioteca Estatal de Baviera ha surgido la "Alianza para la conservación del patrimonio cultural escrito". Esta, con el patrocinio de la Fundación Volkswagen, se encargará de elaborar una estrategia para salvar para la posteridad por lo menos lo más importante. La titánica tarea requiere de financiación privada. Así, se ofrecen padrinazgos de libros. Una mención exlibris en la obra apadrinada será la recompensa a quien done, por ejemplo, 100 euros.