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Paradoja del abastecimiento: cuanto más control, menos bienes

Evan Romero-Castillo3 de septiembre de 2014

El control de precios ha generado problemas en diversos países latinoamericanos. Los productos de precio controlado a menudo desaparecen de los supermercados. La solución no es mayor control estatal, dicen expertos.

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Imagen: Getty Images

El viaje a Argentina de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, ha despertado suspicacias entre los opositores de la mujer fuerte de Buenos Aires, Cristina Fernández de Kirchner. Y es que la disertación del líder chavista sobre la crisis del país caribeño tuvo lugar en el Senado porteño apenas un día antes de que sus miembros sometieran a votación la reforma de la Ley de Abastecimiento, un polémico proyecto que el empresariado local rechaza por sus presuntas semejanzas con la Ley de Precios Justos promulgada meses atrás en Caracas, a sus ojos, en detrimento de la economía venezolana.

El diputado kirchnerista Edgardo Depetri negó que la visita de Cabello estuviera relacionada con la sesión parlamentaria de este martes (3.9.2014), enfatizando que éste no ejerce influencia alguna sobre la política interna argentina. No obstante, prevalece el recelo. Muchos temen que, con la promesa de asegurar el acceso de la población a los bienes y servicios fundamentales, el Estado argentino termine imitando el excesivo intervencionismo del venezolano en la economía privada; una práctica que sólo ha agravado los estragos causados por la inflación y la escasez de productos básicos.

En el Senado argentino se someterá a votación la reforma de la controvertida Ley de Abastecimiento.
En el Senado argentino se someterá a votación la reforma de la controvertida Ley de Abastecimiento.Imagen: imago

Una regulación controvertida

La Ley de Abastecimiento argentina es definida como un “marco regulatorio para las relaciones de producción, construcción, procesamiento, comercio y consumo sustentado en la constitucionalidad de las acciones de intervención estatal para evitar abusos y la apropiación indebida del excedente de la cadena de valor”. La Casa Rosada la defiende como una iniciativa para proteger los derechos del consumidor. La oposición ha unido sus voces a las de numerosos empresarios para evitar que la normativa en cuestión sea aprobada. Analistas políticos estiman que la ley sólo obtendrá la mitad de los votos en el Senado este 3 de septiembre.

Previamente, bajo la presión de las protestas, el oficialismo argentino ya había aceptado enmendar ciertos aspectos del proyecto de ley. Dos puntos importantes: las empresas pequeñas y medianas que no juegan un papel relevante en el mercado ya no serán afectadas por esta regulación, y las grandes empresas podrán pedir compensación “justa y oportuna” si el Ejecutivo las obliga a producir aún a riesgo de pérdida económica. Sin embargo, hasta el 31 de agosto, casi treinta asociaciones y cámaras mercantiles seguían posicionándose explícitamente contra la Ley de Abastecimiento.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se enfrenta a otra prueba de fuego.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, se enfrenta a otra prueba de fuego.Imagen: Reuters

Kirchnerismo y chavismo, alineados

“Los medios se equivocan cuando sugieren que la normativa argentina es un calco de la venezolana. La Ley de Abastecimiento es una concepción netamente argentina, promulgada en 1974 en el marco de las políticas populistas del presidente Juan Domingo Perón y actualizada por decreto en 2002, aunque rara vez se aplicó. Son los motivos que llevan a implementar estas regulaciones en ambos países y sus efectos los que se asemejan. Argentina se encamina hacia un atolladero muy similar a aquel en que se encuentra Venezuela”, explica Ana Soliz Landivar, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), de Hamburgo.

“La falta de inversión en la industria, los férreos controles de cambio que provocan escasez de divisas, la tendencia del kirchnerismo y el chavismo a aplicar subvenciones para no perder el respaldo de sus electores, y el juego político entre el Gobierno, el empresariado y los intermediarios… todo eso ha perjudicado los sistemas productivos y dificultado la importación en ambos países. Ahora se pretende resolver los problemas que esos errores causaron acentuando el control estatal sobre todos los eslabones de la cadena productiva y de consumo, incluidos los procesos económicos de la empresa privada. Ese es el antídoto equivocado”, critica Soliz Landivar.

La Ley de Precios Justos venezolana fue defendida por líderes chavistas como Nicolás Maduro (izq.) y Diosdado Cabello.
La Ley de Precios Justos venezolana fue defendida por líderes chavistas como Nicolás Maduro (izq.) y Diosdado Cabello.Imagen: REUTERS

“Argentinos pueden ofrecer más resistencia”

“El modelo económico y el control estatal aplicados en Argentina, Venezuela y otros países de la región han generado la crisis de desabastecimiento en la que éstos se encuentran”, agrega la experta de Hamburgo, aludiendo también a la escasez de productos de limpieza e higiene personal en Cuba –reconocida por el diario oficial Granma a finales de agosto– y a la de frijoles rojos en Nicaragua. En el caso nicaragüense, ni siquiera la gran sequía de este año justifica la escasez de este elemento fundamental de la dieta básica.

“Puede que las situaciones de Argentina y Venezuela se asemejen, pero, a pesar de la crisis, el sistema económico agrícola-exportador de Argentina sigue teniendo una capacidad industrial que el de Venezuela, monoexportador-petrolero, no tiene en este momento. Yo creo que los productores argentinos tienen mayor capacidad que los venezolanos para ofrecer resistencia a esrategias de control como la Ley de Abastecimiento”, comenta Víctor M. Mijares, otro politólogo del GIGA. “En Venezuela, no será el empresariado el que impida la activación del sistema biométrico de racionamiento, la red informática mediante la cual el Gobierno de Nicolás Maduro planea regular la cantidad y el precio de los alimentos que los ciudadanos consumen, con el pretexto de detener el contrabando de extracción y la especulación para sanear la economía nacional”, agrega Mijares.