¿Duelo en el Mercosur?
20 de abril de 2013Este 21 de abril, los paraguayos eligen a un nuevo Gobierno y a un nuevo Parlamento con la esperanza de poner fin a la crisis que aflige a su país desde el 22 de junio de 2012, cuando el presidente Fernando Lugo fue destituido mediante un juicio político sumario celebrado en el Congreso. Aunque algunos describieron ese proceso como una moción de censura apresurada pero legítima, la rapidez con que se desarrolló y la violación del derecho de Lugo a la debida defensa hizo que otros lo vieran como un “golpe de Estado institucional”.
En ese momento volvió a quedar claro que la prisa es mala consejera. Pero eso no impidió que los líderes del Mercado Común del Sur emularan la impaciencia de los congresistas paraguayos y tomaran dos decisiones precipitadas, una detrás de la otra: no sólo se suspendió la membresía de Paraguay hasta que se celebraran elecciones democráticas en su territorio, sino que se admitió a Venezuela en el bloque subregional, como si no contara para nada la explícita negativa de Paraguay a aceptar a la nación caribeña en el Mercosur.
“En términos jurídicos, esa moción me pareció muy problemática porque se basó en una interpretación demasiado elástica de los acuerdos que rigen al Mercosur. Después de todo, siempre estuvo claro que la suspensión de Paraguay era una medida temporal”, comenta Claudia Zilla, investigadora de la Fundación Ciencia y Política (SWP) de Berlín, agregando que a Argentina, Brasil y Uruguay parece haberles importado muy poco la fricción que, tarde o temprano, tendrá lugar entre Paraguay y Venezuela en el seno de la organización.
Abierta hostilidad entre Asunción y Caracas
“Asunción y Caracas rompieron sus relaciones diplomáticas. Y Nicolás Maduro, quien acaba de asumir la jefatura del Estado venezolano, fue declarado persona non grata en Paraguay por la administración de Federico Franco. Las paraguayas y los paraguayos elegirán a un nuevo presidente este 21 de abril, pero su margen de maniobra será limitado porque estará en condiciones de exigirle poco o nada a sus homólogos en el Mercosur”, señala Zilla. A sus ojos, sólo una actitud pragmática sacará a Paraguay de su actual ostracismo.
“A Paraguay no le conviene seguir rodeado de gigantes que le dan la espalda. Lo que su nuevo Gobierno puede hacer para que el país salga bien parado de esta crisis es persuadir al Parlamento de aprobar la incorporación de Venezuela al Mercosur. Haciendo esa concesión, las legisladoras y los legisladores paraguayos –que son quienes se oponen a reconocer a Venezuela como miembro pleno de la organización– contribuirían a distender las relaciones dentro del Mercosur”, advierte la experta.
Peter Birle, director científico del Instituto Ibero-Americano (IAI) de Berlín, coincide con Zilla en que la legitimidad del proceso de admisión de Venezuela en el Mercosur está en entredicho. “Se suponía que una decisión de esa trascendencia debía ser tomada unánimemente. Pero al final lo que prevaleció fue la realpolitik”, sostiene el politólogo, aludiendo a la forma en que Argentina, Brasil y Uruguay ignoraron la posición paraguaya para defender sus respectivos intereses.
“Asimetría estructural” en el Mercosur
A Zilla no le extraña del todo que en el Mercosur se actuara como se hizo. “Allí siempre se ha tratado a sus integrantes de manera desigual, privilegiando a los unos y colocando a los otros en situación de desventaja. En muchas ocasiones, Argentina y Brasil han tomado decisiones sin consultar a sus socios, pese a que sus negociaciones bilaterales afectan a los países más pequeños; sobre todo a Paraguay. Además, el mecanismo para resolver controversias puertas adentro no funciona como debería”, explica la especialista del SWP.
“Si Paraguay se queja de que Brasil ha violado una cláusula comercial, por ejemplo, las probabilidades de que ese mecanismo emita un veredicto a su favor son casi nulas. Las instituciones del Mercosur no compensan la asimetría estructural que existe dentro de la organización y a veces hasta la refuerzan. Con eso en mente, si se compara el potencial económico de Paraguay con el de Venezuela, como proveedor de petróleo y como mercado, cabe intuir que los otros socios del Mercosur preferirán congraciarse con Venezuela”, dice Zilla.
“Paraguay nunca tuvo mucho peso en el Mercosur; aunque hizo uso de su poder de veto, siempre tuvo más problemas que Uruguay para hacerse oír en ese foro. Y sus circunstancias no van cambiar ahora que Venezuela es miembro pleno de la organización”, opina Birle, presagiando que el conflicto no se solucionará por sí solo cuando Paraguay regrese a las filas del Mercosur. “Da igual quién gane las elecciones en Paraguay este domingo (21.4.2013). Ni Asunción ni Caracas lucen dispuestos a asumir una postura conciliatoria”, estima Birle.
Valores democráticos e intereses económicos
El doble rasero con que son medidos los socios del Mercosur no salta a la vista solamente en el ámbito comercial, sino también en el político. Como muestra, un botón: las denuncias de agravios contra el Estado de derecho en Venezuela suelen ser desestimadas por los líderes del Mercosur, mientras que una controvertida decisión del Parlamento guaraní dio pie al aislamiento regional de Paraguay. ¿Se está aplicando la cláusula democrática del Mercosur en función de las ambiciones económicas de sus miembros?
“Ese diagnóstico de la situación me parece correcto. Pero yo creo que la suspensión de Paraguay obedeció más al instinto de supervivencia de las mandatarias y los mandatarios de Argentina, Brasil y Uruguay que a sus convicciones democráticas o a sus intereses económicos. Todos ellos se solidarizaron con Fernando Lugo porque se sintieron identificados con él y amenazados por la idea de que sus respectivos Parlamentos pudieran destituirlos mediante juicios políticos, como lo hicieron los congresistas paraguayos con Lugo”, argumenta Zilla.
“En cambio, lo que ocurre en Venezuela no despierta la empatía de estos jefes y jefas de Gobierno porque el Ejecutivo venezolano no es víctima, sino autor de los desafueros. La poca relevancia de los valores democráticos en la actual política latinoamericana queda manifiesta también en la decisión –apoyada por los Estados mercosureños– de conceder a Cuba la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac)”, acota Zilla, del SWP, secundada por Birle, del IAI de Berlín.
Autor: Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas