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Paro nacional en Chile: los conflictos de un modelo

24 de agosto de 2011

El paro nacional de 48 horas convocado en Chile por los trabajadores evidencia la crisis de un sistema que, a pesar del éxito económico, genera desigualdades y un descontento social creciente.

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Joven frente a la Universidad de Chile: amplio apoyo ciudadano.Imagen: FECH

Con un amplio apoyo ciudadano, en Chile comenzaron el miércoles dos jornadas de paro nacional. Numerosos sindicatos se sumaron a la convocatoria de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).

La CUT dice que existe una “escandalosa desigualdad social y económica, cuya cara más sucia es la fuerte concentración de la riqueza del país, que provoca que el 20% más rico se lleve el 80% del recurso nacional”. Exigen reforma tributaria, de la previsión social, educacional y una nueva Constitución.

Éxitos económicos, problemas sociales

FECH Chile Proteste
Estudiantes protestan en Santiago.Imagen: FECH

Chile, que por años se ha enorgullecido de tener la economía más fuerte de la región y se presenta    como un modelo para sus vecinos, hoy está sufriendo las consecuencias de un sistema marcado por desigualdades en la distribución del ingreso y las oportunidades. “El sistema neoliberal no es suficiente para establecer uno de los bienes más importantes en la vida de un país, como es la paz social. Estas protestas son un síntoma de la insatisfacción con ese sistema. En un país rico como el Chile de hoy, es absolutamente necesario que los políticos encuentren vías de diálogo para solucionar este problema”, dice Stefan Rinke,  del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Libre de Berlín. 

“Si una sociedad olvida a sus jóvenes, esto trae grandes problemas que pueden generar manifestaciones y protestas sociales incluso más violentas”, agrega el experto en historia latinoamericana.

Educación en crisis

Cara, mala y segmentada. Así califican a la educación chilena sus detractores. Chile es uno de los países donde el aporte estatal a la educación superior es más bajo -menor al 20%- y el pago mayoritario es responsabilidad de los estudiantes. Según un informe de la OCDE, las universidades están entre las más caras del mundo. Estudiar medicina en Chile, por ejemplo,  puede costar hasta 800 euros mensuales. Buscando mejores oportunidades, miles de de jóvenes están emigrando a la vecina Argentina, donde encuentran universidades públicas gratuitas.

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No al lucro: una exigencia central de los manifestantes.Imagen: FECH

Aunque por ley la educación en Chile no debe tener fines de lucro y sus excedentes se deben reinvertir en la misma universidad, en la práctica esto no ocurre. El fin del lucro es una de las principales exigencias de los estudiantes, que ven cómo las universidades – que incluso reciben  aportes estatales- ganan dinero mientras ellos se endeudan. “Los nuevos sectores que están accediendo a la educación superior ingresan a un sistema con una deuda que los acompanará los primeros 15 ó 20 años de su vida profesional”, indica Juan Eduardo García-Huidobro, Decano de Educación de la Universidad Alberto Hurtado.

Uno de los problemas de base es la segmentación de la sociedad. Quienes tienen menores ingresos y provienen de escuelas públicas, donde la educación es de menor calidad, difícilmente accederán a la universidad. Cerca de la mitad de las familias chilenas pagan por la educación de sus hijos, buscando el mejor colegio según sus ingresos. Así, hay escuelas para distintos grupos socioeconómicos, según lo que se puede pagar.

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Chile: protestas con fantasía.Imagen: FECH

En la prueba internacional PISA del 2006, Chile muestra la mayor segregación social, con 52 puntos. El país de menor índice es Finlandia, con 9 puntos. Colombia y México tienen 40 y Argentina 39. Así también, los resultados académicos son muy diferentes. En la PSU 2010, prueba de selección nacional para ingresar a la universidad, los alumnos de colegios municipales gratuitos obtuvieron un promedio de 472 puntos, los particulares subvencionados (donde los padres pagan una parte) 501 y los privados pagados 611 puntos.

Conflicto en punto ciego


La efervescencia social ha ido más allá del ámbito de la educación y el conflicto ha adquirido carácter político. Ante el llamado a paro nacional, el gobierno ha amenazado con aplicar la Ley de Seguridad Interior del Estado, medida que ha sido duramente criticada y que recuerda la represión en tiempos de Pinochet. El director de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, señaló que sería un error gravísimo, pues no es el momento de reprimir manifestaciones sino de encauzarlas bien.

 “Este tipo de movimientos juveniles son un signo de esperanza. Antes había en Chile esa actitud de los jóvenes de “no estoy ni ahí” y con este movimiento muestran la fuerza que tienen para organizarse y hacerse oír en un tema que es fundamental parea el futuro del país”, dice Stefan Rinke.Sin embargo, todavía no se ve una solución. 

Juan Eduardo García-Huidobro reconoce que el conflicto está en un punto bastante ciego, “con inflexibilidad de las dos partes. El movimiento social se siente con mucho poder, saben que tienen un gran apoyo. Piden cambios estructurales de un sistema básicamente mercantil a uno que vuelva a darle al Estado el rol central. Y negarse a eso está muy en el corazón de la ideología de derecha”.

Autora: Victoria Dannemann
Editor: Pablo Kummetz