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Partido FARC: el elector tiene la palabra

José Ospina-Valencia
1 de septiembre de 2017

La exguerrilla colombiana FARC se llama ahora Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, con un logotipo que se asemeja al que usaba el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Partida segura hacia un futuro incierto.

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Nuevo logo de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC)
Nuevo logo de la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (FARC)Imagen: ANNCOL

Este 1° de septiembre de 2017 ha surgido un nuevo partido político en Colombia que llena de ilusión a algunos y de preocupación a otros. Las FARC fundaron un partido que se supone para el futuro, ¿pero con cuño del pasado? Algunos destacan que "es una mala estrategia porque recuerda el nombre bajo el cual cometieron diversos delitos políticos y otros crímenes”, dice a DW Juan Manuel Charry, abogado especialista en Derecho Constitucional y Ciencia Política, quien agrega también que "otros consideran que, como se trata del mismo grupo, bajo otro nombre, sus siglas serán fácilmente recordadas por el elector”.

Cara y sello de la popularidad

Si se tiene en cuenta que las FARC, como guerrilla, nunca sobrepasaron el 2% de aceptación del electorado colombianos, sí sorprende que ahora como fuerza política legal tengan una imagen favorable del 12%, dos puntos más que los partidos políticos, según encuesta de Gallup Colombia de este 30 de agosto.

Pero el otro lado de la misma moneda es que las FARC tienen el 84% de imagen negativa, en tanto que la de los partidos políticos está en 87%. En otros términos, "las FARC han subido 10 puntos de aceptación, gracias al Acuerdo de Paz”, apunta Charry. Aunque esto no quiere decir que quienes las aceptan ahora como partido político vayan a votar por estas en las urnas.

Impedimento u oportunidad

En Colombia se da una situación sui generis: las FARC fundan un partido político, justo en el momento que estos están más desprestigiados que nunca, debido a los numerosos casos de corrupción, entre ellos Odebrecht, además de liderazgos volubles, populistas y erráticos. "Pero su éxito o fracaso depende de su propio desempeño”, agrega Charry.

En medio de la incertidumbre de cuál es el derrotero del partido FARC, y quiénes liderarán su campaña electoral con miras a las parlamentarias de 2018, este naciente competidor político podrá contar con algo seguro: 5 escaños en la Cámara de Representantes y 5 en el Senado, todos con voz y voto por los dos períodos siguientes, o sea 8 años”, explica Juan Manuel Charry, profesor del Colegio Mayor del Rosario, de Bogotá.

Además, 16 regiones afectadas por el conflicto podrán presentar candidatos a la Cámara de Representantes de movimientos sociales y civiles, diferentes a los partidos políticos, a igual número de sillas garantizadas por dos períodos.

"Críticos de dichas concesiones temen que estas se conviertan en 16 curules más para el partido de las FARC”, advierte Charry, agregando que las FARC han respondido la sindicación diciendo que "dichas formaciones sociales también pueden ser contrarias a su partido”. Así las cosas, el partido FARC podría alcanzar alrededor de un 5% de participación en el Congreso. "Una minoría definitoria, en algunos casos, si la división de los demás partidos persiste”, explica Charry, presidente del think tank Libertad y Progreso, que defiende las libertades individuales y la economía de mercado.

Verdad, urnas y el riesgo del populismo

Pero los temas sensibles no terminan ahí: algunos dirigentes de FARC ya están participando en política, aunque la ley colombiana lo prohíbe, si se ha sido condenado a una pena privativa de la libertad o hay inhabilidades por narcotráfico o delitos de lesa humanidad. Según Charry, "los exguerrilleros no debieran estar participando en política antes de haber comparecido ante la Comisión de la Verdad y haber iniciado el reconocimiento de los delitos cometidos”. 

Este es, en efecto, uno de los mayores problemas de un cronograma trastocado, porque aún falta la expedición de una ley que apuntale la Justicia Especial para la Paz. ¿Puede pasar ahora que un exguerrillero victorioso en las urnas tenga que salir del Senado a la cárcel? Charry no cree empero que se vayan a "generar inhabilidades”.

Al final, concluye este abogado constitucionalista, "en una democracia, la última palabra la tiene el elector que debe depositar su voto consciente de quién es la persona o el partido al que le da su voto”. Sin dejar de advertir que "si los partidos políticos no están a la altura de la sociedad, esta buscará nuevas opciones”, haciendo referencia a "la forma fácil de ganar elecciones: el populismo”. Una fatídica vía que ni todos los partidos ni todos los candidatos han descartado en Colombia”.

El partido FARC invitó este 1° de septiembre a Álvaro Uribe, del Centro Democrático, "a dialogar y trabajar por una Colombia en la que todos quepamos”.

José Ospina-Valencia (vt)