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El botón de nácar

Eva Usi (EL)11 de diciembre de 2015

La dolorosa historia de Chile, contada desde la monumental belleza de la Patagonia, llegó a los cines alemanes. El cineasta Patricio Guzmán habló sobre “El botón de nácar“, que ganó un Oso de Plata en la Berlinale.

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Oso de Plata al mejor guión en la Berlinale 2015.
Oso de Plata al mejor guión en la Berlinale 2015.Imagen: REUTERS/T. Brakemeier

El documental de 80 minutos de duración es una reflexión fílmica sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza, que intenta mantener viva la memoria sobre la barbarie y el horror que se vivieron en dos momentos de la historia de Chile: la dictadura de Pinochet y el colonialismo y exterminio que sufrieron los pueblos aborígenes que habitaron la Patagonia.

“El botón de nácar“ une la historia de Jimmy Button, niño nativo de la etnia yagán, que viajó en un barco inglés a cambio de un puñado de botones de nácar, y la de un botón incrustado en un riel en el fondo del mar, único vestigio de que fue atado a un cuerpo humano. Unas 1.400 personas fueron arrojadas desde helicópteros al mar durante la dictadura chilena. El océano se convirtió en un gigantesco cementerio.

El largometraje obtuvo el Oso de Plata al mejor guión en la Berlinale 2015, y es relatado por la voz del cineasta, autor del laureado documental La batalla de Chile, sobre último año de gobierno de Salvador Allende. Patricio Guzmán, que emigró tras el golpe, y ha vivido en Cuba, España y ahora en París, se mostró feliz por la comprensión que ha tenido su película en Alemania. El autor de una vasta filmografía en donde figuran 14 películas contó que lo que más le interesa saber al público alemán es cómo está Chile.

El cineasta chileno Patricio Guzmán, tras la entrevista en Berlin.
El cineasta chileno Patricio Guzmán, tras la entrevista en Berlin.Imagen: DW/E.Usi

DW: ¿Cómo se percibe Chile desde la distancia?

Patricio Guzmán: La distancia es lo mejor para hablar de tu país. La situación es muy ambigüa. Hay mucha gente que no quiere saber nada del pasado. Pero hay una juventud estupenda, un movimiento estudiantil dispuesto a barrer con toda la tradición del pensamiento que no evoluciona. Estos estudiantes quieren juzgar a los militares que cometieron crímenes, quieren un sistema de salud libre, una educación más amplia, y quieren transformar esa democracia mediocre en algo más efectivo.

¿Es pionera la sociedad civil chilena en América Latina?

Yo creo que sí, pero tal vez hay que pensar también en Argentina. Ese país juzgó y condenó a los militares que participaron en sus aventuras golpistas y tiene una casa de las madres, una casa de las abuelas, una casa de los hijos de los desaparecidos, que funcionan bien como instituciones. En ese aspecto es un país ejemplar. Argentina nos ha dado lecciones a nosotros.

Usted es considerado uno de los cineastas que mejor ha abordado la historia reciente de Chile, ¿Fue “La batalla de Chile“ lo que detonó su interés?

A los 30 años hice esa película de cuatro horas y media de duración, y antes hice otra película de hora y media que se llama “El primer año“. Es decir, pasé tres años filmando el proceso político durante el gobierno de Allende, y me encantaba. Era la liberación pacífica de un país latinoamericano. Fue un momento realmente emocionante. Cuando muere Allende la dictadura arrasó con todo lo que se había conseguido. Mi propósito era contar lo que pasó. Me parece muy importante lo que ahí ocurrió para el pueblo chileno, que fue ejemplo para otros países de Latinoamérica.

¿Qué le inspiró para narrar esos dos episodios de la historia de Chile desde la visión del universo?

Siempre he sido un gran aficionado a la astronomía. En el norte de Chile uno se tiende en el suelo en la noche y es una emoción enorme porque se ve toda la vía láctea. Se ve un arco en el cielo, y todos los satélites, los asteroides que entran. Uno piensa en lo insólito de ese espectáculo que han visto los aborígenes y luego la gente que estuvo en las salitreras. Me emocioné con esta visión. Por eso la película comienza con una reflexión sobre el cosmos, sobre la vía láctea. Sobre los exoplanetas cercanos, sobre las nebulosas próximas.

¿Qué tipo de sociedad anhelaría usted para Chile?

Creo en una sociedad libertaria, pero no hay un modelo en el mundo que considere yo ejemplar. No es una socialdemocracia, pero sí un lugar en donde se tengan todas las ideas en la mesa, donde se pueda elegir libremente. Donde no haya una presión publicitaria atroz, y una mayor justicia social, donde no haya tal cantidad de pobres, porque hoy en día hay mucho más pobres que cuando gobernó Allende. ¡Es el colmo! Hay regiones fuera de Santiago completamente abandonadas, donde ha habido terremotos, en donde las casas están llenas de grietas, donde la gente vive mal.