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Perú: colapsa el último puente colgante de la época inca

27 de marzo de 2021

El puente Qeswachaka se alzaba sobre el río Apurímac, en la región peruana de Cusco. Las renovaciones del puente fueron frenadas por el covid.

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Peru Hängebrücke Q’iswachaka
Imagen: Harald von Radebrecht/imagebroker/imago images

El último puente colgante de la época incaica que se alzaba sobre el río Apurímac, en la región peruana de Cusco, cayó destruido sobre su caudal, dado que toda su estructura era de paja tejida y solía ser renovada anualmente en una ceremonia declarada patrimonio cultural de la humanidad.

Debido a las restricciones de movilidad por la pandemia del covid-19, las comunidades que estaban a cargo de la ceremonia de renovación del puente Qeswachaka no pudieron hacerla en junio del 2020 y la estructura se vino abajo con las lluvias de las últimas semanas.

El puente tenía 600 años de antiguedad. (archivo)
El puente tenía 600 años de antiguedad. (archivo)Imagen: Stefan Schätz/Westend61/imago-images

La Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco señaló a RPP Noticias que la temporada de lluvias y la falta de mantenimiento del puente colgante de 600 años de antigüedad pueden haber sido el motivo del colapso de la estructura.

Buscan alternativas

Un grupo multidisciplinario se ha dirigido al distrito de Quehue, en la provincia cusqueña de Canas, para encontrar alguna alternativa de reposición del ancestral puente, que era también un destino turístico y cultural en esta región andina, agregó el medio.

Las comunidades indígenas asentadas a ambas orillas del río Apurímac se reunían durante tres días en el mes de junio para cambiar las sogas del puente Qeswachaka, que las mujeres habían tejido con paja o ichu, en una fiesta que fue declarada patrimonio cultural de la nación en 2009 y patrimonio cultural inmaterial de la humanidad en 2013.

Este puente colgante pertenecía a las antiguas rutas del Qapaq Ñan o Camino Inca y el motivo de su construcción en paja, en lo alto de un desfiladero del distrito de Quehue, responde aparentemente a la necesidad de contrarrestar los sismos, que son recurrentes en el sur peruano.

Sin embargo, por su fragilidad, sólo lo podían cruzar cuatro personas a la vez y en la ceremonia de renovación del puente participaban exclusivamente hombres, que se encomendaban a los dioses del Ande antes de empezar a cambiar cada una de sus piezas sin desmontarlo completamente.

EL(efe)