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Poderosa, invencible e inmoral

CHP7 de mayo de 2004

Cada día se dan a conocer nuevos detalles sobre la tortura de prisioneros iraquíes por militares estadounidenses. En Alemania el escándalo ha despertado fuertes críticas.

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Esto requiere más que una disculpa.Imagen: AP/Courtesy of The New Yorker

General es el rechazo de la opinión pública alemana en contra de la tortura, cualquiera que sea el contexto en que ésta se aplique. Voces aisladas, como por ejemplo la del historiador militar muniqués, Michael Wolffsohn, que justifican el uso de la tortura como respuesta a la creciente ola de terrorismo que amenaza a la sociedad moderna, son una excepción.

Según Wolffsohn el terrorismo representa una forma de peligro inédita que requiere de nuevas respuestas. Pero incluso Wolffsohn, que está convencido de que responder al terrorismo con "métodos de caballero" sólo puede conducir al fracaso, ha calificado de "exagerado" el proceder de los militares estadounidenses contra los prisioneros de guerra iraquíes.

En juego credibilidad de la democracia

Los indicios en el sentido de que el Pentágono sabía ya desde hace meses sobre los casos de tortura, que son por lo demás mucho más numerosos de lo que en un principio se ha querido reconocer, han hecho reaccionar también a la Unión Cristianodemócrata(CDU), que en su día -a diferencia del gobierno de Gerhard Schröder- manifestó su apoyo a los planes de Washington de incursionar militarmente en Irak. Angela Merkel, jefa de la CDU, calificó de "horrendas" las informaciones sobre torturas a prisioneros iraquíes y advirtió sobre las consecuencias de éstas sobre la credibilidad del sistema democrático.

Lo mismo que Merkel, diversos analistas alemanes coinciden en que los casos de tortura requieren de un esclarecimiento total, pues ponen en juego la credibilidad de los valores democráticos. Respetar los derechos y usos civiles bajo la amenaza constante de una guerra de guerrillas resulta un acto heróico, según apunta el comentarista del periódico "Berliner Zeitung"; pero justamente éste es el requisito que debe cumplir el ejército estadounidense. Acabar con el miedo que ese enemigo sin cara les causa y conservar los nervios y por sobre todo la decencia.

EEUU: una faz hipócrita

El presidente estadounidense, George W. Bush, se disculpó por los casos de tortura. ¿Pero es suficiente una disculpa? ¿Quién carga con la responsabilidad política de esta violación a los derechos humanos? Estados Unidos tomó sus precauciones a tiempo para que sus ciudadanos no puedan ser juzgados frente a la Corte Internacional de la Haya, pero ahí es donde deberían comparecer, según demanda el comentarista del periódico "Neues Deutschland", que exige al gobierno de Schröder demandar que los torturadores sean retirados inmediatamente de Irak y enviados a la Haya.

Estados Unidos ha perdido, con el gobierno de Bush, sus valores y muestra una faz hipócrita, que habla de moral que no es capaz de respetar, condena el comentarista del periódico "Süddeutsche Zeitung".