Populismo barato en Amberg
3 de enero de 2019En la página de Facebook de la formación de ultraderecha Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD), una foto muestra a cuatro hombres trotando en medio de la llovizna con chalecos rojos brillantes. "No será un día lluvioso lo que nos detenga”, dice la leyenda debajo de la imagen. Los miembros del NPD aspiran a crear "zonas de protección” en la ciudadela bávara de Amberg, donde cuatro jóvenes solicitantes de asilo golpearon a varios transeúntes sin mediar palabra hace pocos días. De ahí que ahora se hable de "milicias urbanas de derecha”. ¡Qué exageración! Entre nuestras metas para el año que comienza debería estar: "Un poco menos alarmismo”.
Cuando observo las fotos de los cuatro ultraderechistas lo que siento es más lástima que preocupación por nuestro Estado de derecho: uno de ellos tiene más de setenta años y otro no consigue cerrar su chaleco por encima de su panza. Si su intención es realmente hacer las veces de una "milicia urbana”, inspeccionando los documentos de terceros o de otra manera inaceptable, los habitantes de Amberg sabrán cómo contactar a la Policía.
Policía, Fiscalía y Juez
Eso fue lo que hicieron el pasado 29 de diciembre: la Policía recibió varias llamadas poco antes de las siete de la noche. Los gendarmes se dirigieron a la estación de trenes a toda prisa tras oír que cuatro jóvenes habían agredido y lastimado a varios transeúntes. Los cuatro solicitantes de asilo, provenientes de Irán, Siria y Afganistán, salieron corriendo. En vano. Dos horas más tarde ya habían sido arrestados.
Ellos atacaron aleatoriamente y sin motivo alguno a doce personas. Eso es malo, feo y vil. Pero, lamentablemente, no es una novedad que hombres jóvenes beban más allá del umbral de la sed y se tornen violentos, independientemente de que provengan de Siria o de Schleswig-Holstein. Por fortuna vivimos en un país donde reina el Estado de derecho y ese tipo de sujetos son detenidos rápidamente, imputados y puestos frente a un juez.
Cuotas en el este de Baviera
Por cierto, los solicitantes de asilo que cometen delitos no sólo aterrizan en la cárcel; ellos también pueden ser repatriados. Quienes disfrutan del estatus de refugiados pueden ser expulsados de Alemania, si son juzgados culpables de un crimen. Pero no repatriamos a nadie que esté amenazado de tortura o muerte en sus países de origen. Eso debería ser evidente para todos los que se declaran occidentales o cristianos.
Es deseable que a los cuatro agresores se les procese y se les castigue rápidamente. Pero, además, es importante que no nos alarmemos tanto por Amberg. Esta ciudad tiene 42.000 habitantes, de los cuales 877 son desempleados. En el año 2017, la Policía local registró apenas 108 "delitos de violencia criminal”. Esas son cifras que otras urbes querrían para sí.
¿Amberg o Acapulco?
En los próximos días es probable que "ciudadanos preocupados” de aquí y allá se acerquen a los cuatro hombres de chalecos rojos para apoyarlos. Seguramente querrán hacernos creer que Amberg es tan peligrosa como Acapulco o Tijuana, y que el Estado alemán ha fracasado. Eso es un sinsentido. Mientras los "ciudadanos preocupados” permanezcan pacíficos, que se manifiesten todo lo que quieran, con o sin chalecos. Ese es su derecho. Y estamos en un Estado de derecho.
(erc/el)
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