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Por qué Temer no tiene mucho que temer

Jean-Philip Struck
25 de octubre de 2017

Sin presión popular, con una oposición desorganizada y la ausencia de alternativa, la Cámara de Diputados podría garantizar, una vez más, la supervivencia de un presidente denunciado y con récord de impopularidad.

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Brasilien Michel Temer
Imagen: Getty Images/AFP/E. Sa

Michel Temer debe sobrevivir una vez más. Poco antes de que la Cámara de Diputados vote sobre la segunda denuncia por corrupción contra el presidente, entre los opositores, son pocos los que apuestan que un mínimo de 342 diputados vaya a aceptar las acusaciones y vote contra el presidente. Este miércoles (25.10.2017), la única duda parece ser si Temer va a ser capaz de repetir los 263 votos obtenidos en la primera denuncia, en agosto.

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Incluso con una tasa de apoyo popular que apenas alcanza el 3%, Temer debe conseguir encauzar la nueva victoria gracias a los mismos factores que prevalecieron en la primera votación: la ausencia de presión popular, los favores a los diputados, la falta de una alternativa y la debilidad de la oposición.

Ninguno de estos factores ha cambiado desde agosto hasta ahora, aunque las acusaciones esta vez son más severas.

Mientras la primera denuncia por corrupción se centró en dos episodios: la conversación entre Temer y el empresario Joesley Batista y el encarcelamiento de un exasesor del presidente filmado con una maleta repleta de dinero, la segunda ronda de acusaciones giró en torno al desvío de fondos monetarios.

Falta de alternativa

En las semanas que precedieron a la votación de la primera denuncia, la prensa y el mundo político especularon sobre los posibles nombres que podrían sustituir a Temer, como el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, del partido Demócratas de Río de Janeiro (DEM-RJ), el senador Tasso Jereissati, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB-CE) e incluso el exministro Nelson Jobim. Ninguno de estos nombres se barajó entre la clase política y ellos mismos no mostraron interés.

Esta vez, ni siquiera hubo un debate sobre los posibles sustitutos ni ningún candidato se presentó para suceder a Temer. En el caso del "impeachment” de Rousseff, hubo un vicepresidente y el ambicioso Temer fue la alternativa a Rousseff. Esta vez, Temer simplemente no tiene ningún adversario.

"No existen alternativas en el medio político, en los liderazgos sociales y en la sociedad civil para sustituir a Temer", afirma el científico político suizo Rolf Rauschenbach, del Centro Latinoamericano de la Universidad de St. Gallen.

Manifestantes en Brasil.
Protestas en Brasil a favor de Dilma Rousseff. Ahora nadie se manifiesta en las calles de Brasil.Imagen: Getty Images/AFP/Y. Chiba

Favores y compromisos

Temer, una vez más, repitió lo que ya había hecho en junio y julio: distribuyó enmiendas parlamentarias (fondos que son solicitados por los diputados para su uso en sus bases electorales) y ofreció cargos para garantizar el apoyo de los diputados. En la víspera de la primera denuncia, el presidente distribuyó 4.400 millones de reales. Esta vez, el importe fue un poco más "modesto", en total, 1.800 millones en septiembre y octubre.

Y así fue como como ocurrió en la primera votación. Temer volvió a atender las peticiones, en especial, de los ruralistas en la Cámara de Diputados, que suma más de 200 votos. En agosto, una primera oleada de "compromisos” ya había garantizado 146 votos de la "bancada”.

La oposición simplemente no cuenta con una maquinaria similar. Esta tampoco diseñó un plan de división de áreas gubernamentales para una eventual nueva administración o una especie de "cheque prefechado" para conquistar a diputados interesados en favores, como Temer y su círculo hicieron para apartar a Rousseff.

En su último lanzamiento de "flechas”, el exprocurador general de la República, Rodrigo Janot, también presentó dos nuevas denuncias contra los expresidentes Lula y Dilma Rousseff, además de otros nombres del Partido de los Trabajadores (PT), del Partido del Movimiento Demócratico (PMDB) y del Partido Progresista (PP). Estos hechos inflaron el discurso de victimización que ya venía siendo utilizado por parte de la clase política.

Silencio en las calles

Temer se podría convertir en el presidente con menos popularidad de la historia reciente de Brasil, según algunas encuestas, pero en las calles del país este dato no se ha reflejado en los últimos meses. Tras la votación de la primera denuncia, solo una persona se manifestó ante los ministerios para pedir la expulsión del presidente. Simplemente no hubo protestas, como en el derrocamiento de Rousseff.

Y una vez más, los diputados van a votar sin ninguna presión por parte de la población. Los grupos de derecha que organizaron las convocatorias contra la expresidenta decidieron nuevamente no convocar manifestaciones. La izquierda, por su parte, ha planeado unas pocas manifestaciones puntuales para este miércoles (25.10.2017).

Jean-Philip Struck (RMR/CP)