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Precipitado traspaso del poder en Irak

Emilia Rojas28 de junio de 2004

Por sorpresa se llevó a cabo el traspaso del poder civil en Irak, con dos días de anticipación, en una sencilla ceremonia con la que el administrador estadounidense, Paul Bremer, dio por finalizada su misión.

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Sin pompa se consumó en Irak la transferencia formal del poder civil.Imagen: AP

El presidente estadounidense, George W. Bush, calificó el traspaso anticipado del poder civil en Bagdad de "un momento de orgullo para el pueblo iraquí". También su estrecho aliado John Howard, primer ministro de Australia, habló de una ocasión "histórica". Menos entusiastas fueron las reacciones entre aquellos que, en su día, se opusieron a la guerra contra Irak. No obstante, también en ese bando hubo palabras positivas.

Reacción alemana

El canciller alemán, Gerhard Schröder, indicó que siempre había sido partidario de una pronta restitución de la soberanía iraquí y anunció, al igual que Rusia, que cooperará con el gobierno de Bagdad. Por su parte, el presidente francés, Jacques Chirac, declaró que se trataba de un hecho "largamente esperado", aunque advirtió que sólo representa un paso en el proceso político.

Ciertamente, la advertencia de Chirac tiene sentido. Porque la precipitada ceremonia de esta mañana es prueba fehaciente de lo delicada que sigue siendo la situación en ese país, después de 14 meses de ocupación. El hecho de que los graves problemas de seguridad indujeran a llevarla a cabo dos días antes de la fecha anunciada (el 30 de junio), habla por sí solo.

Cuestión de interpretación

Poco lucimiento tuvo pues la jornada, que el presidente iraquí, Ghaz el Yawar, calificó como "un día feliz, en que todos los iraquíes se han alegrado". Pero de fiesta y alegría no se puede hablar con propiedad cuando ha sido la amenaza de la violencia la que ha marcado el calendario. Tampoco es tan evidente la lectura que hizo el ministro de Relaciones Exteriores de Irak, Hochijar Sebari, según el cual, al adelantar el traspaso del poder, "declaramos la guerra a los terroristas, criminales, adeptos de Saddam Hussein y fuerzas antidemocráticas". Esa guerra ya había sido declarada hace tiempo y los resultados dejan bastante que desear hasta ahora.

Por lo demás, a nadie escapa que la soberanía que recupera Irak adolece de ciertas máculas, comenzando por el hecho de que la presencia de las tropas extranjeras se mantendrá y que, sin ellas, el flamante gobierno de Iyad Allawi difícilmente podría garantizar su propia supervivencia. Sea como fuere, el administrador civil estadounidense, Paul Bremer, considera cumplida su misión.

Der neue irakische Ministerpräsident Iyad Allawi
El primer ministro Iyad Allawi pronuncia un discurso durante la ceremonia.Imagen: AP

Pocos cambios en la práctica

¿Y ahora qué? Lo más probable es que no haya en la práctica grandes diferencias, salvo que el que dará la cara en adelante, en Bagdad, será el primer ministro Allawi, en lugar de Bremer, quien abandonó con premura el país. La situación tampoco cambiará mayormente, por lo pronto, en el plano internacional. Con motivo de la cumbre de la OTAN, el canciller germano federal, Gerhard Schröder, reiteró en Estambul su línea de siempre: no habrá soldados alemanes en Irak.

Es probable que el adelanto del traspaso del poder civil haya sido una medida sensata, para evitar que un baño de sangre enlutara realmente a Bagdad el 30 de junio, como algunos temían. Pero, desde el punto de vista simbólico, esta apresurada ceremonia no es un buen presagio para el futuro inmediato de Irak.