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Prensa, crimen y dinero

14 de julio de 2011

Luego del escándalo del tabloide británico News of the World se hace necesario replantear el rol de los medios y su relación con la política, analiza la prensa.

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epa02817757 A newspaper seller arranges the last ever issue of News of The World newspaper in London, Britain, 10 July 2011. News of the World published its final edition on Sunday, 10 July. Reports stats that the British Sunday newspaper, 'The News of the World' is doubling its print run to five million on 10 July 2011 as the 168-year-old newspaper publishes its historic final edition. The paper is closing on 10 July 2011 following the phone-hacking scandal. EPA/FACUNDO ARRIZABALAGA +++(c) dpa - Bildfunk+++
News of the World fue el detonante del escándalo en Gran Bretaña.Imagen: picture-alliance/dpa


Rzeczpospolita
, de Varsovia: “Hoy se considera a Murdoch una oveja negra, un monstruo de los medios que se enriqueció con la desgracia ajena, un hombre que no se amedrenta ante nada para multiplicar su fortuna, aunque para eso tenga que vender sangre y sexo. Julian Assange, por el contrario, se volvió un ícono de la lucha por la libertad de prensa. Un mártir perseguido por los temibles estadounidenses, un rey del anarquismo de todos sus matices. ¿No es paradójico? Entre ambos casos hay, sin duda, muchas diferencias, pero Murdoch y Assange son las dos caras de una misma moneda. El mundo de los medios está hundido en una grave crisis, y traspasar una y otra vez nuevas fronteras éticas casi se ha convertido en una necesidad empresaria. 'The New York Times' y 'The Guardian' están profundamente indignados por el escándalo que apremia a Murdoch. Pero esos mismos periódicos habían publicado hace algunos meses páginas enteras de documentos de Assange. Un periodista que escucha las llamadas de otras personas es un canalla al que hay que condenar. Un pirata informático que invade el servidor del Gobierno de Washington, por el contrario, es celebrado como un héroe.”

“Democracia británica sale fortalecida”

The Independent, de Londres: “Gran Bretaña está abierta a inversores extranjeros, mucho más abierta que otros países. Pero el hecho de que nos guste hacer negocios no significa que esté en venta la integridad de nuestras instituciones públicas al mejor postor, o que los emperadores mediáticos consigan todo lo que quieren, independientemente del comportamiento de sus organizaciones. Finalmente, Murdoch ha tenido que aprender esa lección, después de largas décadas de recibir un tratamiento especial por parte de las autoridades británicas. Y eso sólo puede beneficiar a la democracia británica.”

“Ecología de la atención”

Die Zeit, de Hamburgo: “La indignación no cuesta mucho. Es fácil indignarse por los manejos criminales del periodismo sensacionalista británico. (…) Pero el meollo del asunto es por qué se puede ganar tanto dinero con esa clase de prensa. La respuesta es muy simple: porque hay millones de personas que quieren leer y ver ese tipo de cosas. (…) Ese impulso atávico del ser humano es el motor de la maquinaria de la indiscreción y de los ataques a la privacidad que Murdoch, Berlusconi y otros dominan. (…) Y así como hay una industria que pone todos los medios a disposición para abastecernos de comida basura, que no satisface y provoca más apetito, también existe una industria medial del esparcimiento, que nunca satisface nuestra curiosidad, sino que la reaviva permanentemente. (…) No toda noticia es digna de consideración. Hay una ecología de la atención, y si comprendiéramos esto, la indignación que sentimos por Murdoch tendría su precio. Entonces podríamos recordar la sabia frase bíblica en el Eclesiastés: (…) ‘No hay nada nuevo bajo el sol'”.

“Se necesita otra cultura mediática”

Neue Zürcher Zeitung, de Zúrich: “¿Por qué los políticos británicos no salen sino ahora de las sombras? En Westminster todos conocían la relación por demás confortable que había entre políticos y periodistas. Ningún líder político se atrevió nunca a enfrentarse a las a menudo dudosas prácticas de la prensa. El sector no estaba sometido prácticamente a regulación alguna. Por último, se constata que, día a día, millones de británicos leen y adoran los tabloides sensacionalistas con sus historias agresivas acerca de personas prominentes y poderosas, que muchas veces surgen de investigaciones realizadas bajo condiciones poco claras. La comisión investigadora, que deberá sacar conclusiones del escándalo, se enfrenta a una dura tarea.”

CP/ dpa
Editor: Pablo Kummetz