Haití, el país en el que ni el presidente está seguro
9 de julio de 2021El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung centró su nota dedicada al asesinato del presidente de Haití en los posibles culpables del magnicidio:
"Katja Mauer, de la organización de ayuda Médico Internacional y visitante asidua de Haití, está convencida de que el "muy profesional" ataque contra Moïse no puede atribuirse a las bandas criminales locales, aunque reconoce que, desde hace algunos años, estas están armadas con algo más que machetes. Pero Mauer dice que seguramente las bandas no podrían llevar a cabo una operación tan compleja, aunque sí generan inseguridad en Puerto Príncipe con sus motocicletas.
Sin embargo, según Mauer, las bandas son un reflejo de los acontecimientos del país. En un intento por afirmar su poder, Moïse las empleó como unidades paramilitares para imponer su voluntad en las calles. 'Las bandas son una forma de supervivencia, son producto de los acontecimientos en Haití', explica. Muchos haitianos, de los cuales dos tercios viven en la pobreza, temían que el asesinado presidente instaurara una dictadura. 'El presidente Moïse ha sido desde el principio una figura muy polémica, menos en la élite que entre el propio pueblo', agrega Mauer. (…) El primer ministro en funciones, Claude Joseph, ya dijo poco después del asesinato que los atacantes se comunicaban en español, cuando en aquel país se habla criollo haitiano o francés. En algunas agencias de noticias de Haití se establecieron conexiones con Venezuela y Colombia".
Grandes retos en Haití
Por su parte, el rotativo suizo Neue Zürcher Zeitung alude a los grandes retos para estabilizar políticamente a Haití tras el magnicidio:
"En primer lugar, hay que llenar el vacío de poder en Haití. El país ya se encontraba antes del asesinato del impopular Jovenel Moïse al borde del abismo. Debido a diversas polémicas, no han podido celebrarse desde hace tiempo elecciones regulares. Por eso el Parlamento no se reúne y Moïse ha gobernado desde principios de año por decreto. Además, según la oposición y reputados expertos legales, su mandato tendría que haber terminado el 7 de febrero de 2021. El presidente, por su parte, alegaba que tenía que gobernar un año más, porque tomó posesión con un año de retraso. De modo que es urgente que se celebren elecciones presidenciales y parlamentarias reconocidas por todas las partes, con el objetivo de tener por fin un Gobierno legítimo.
El segundo gran reto es combatir la criminalidad de las bandas, que está totalmente fuera de control. En la capital, Puerto Príncipe, han huído de la violencia 17.000 habitantes desde principios de junio. Más de 150 personas fueron asesinadas en junio y alrededor de 200 fueron secuestradas.
Los 15.000 policías y los 500 miembros del Ejército no han sido capaces de poner freno a los asesinatos. Los recientes acontecimientos dejan claro que es difícil que los haitianos solos sean capaces de afrontar estos restos. La celebración de elecciones limpias y reconocidas por todas las partes no ha sido posible en los últimos años, y las fuerzas de seguridad están desbordadas en la lucha contra las bandas criminales. A la vista de la peligrosa situación, se plantea la cuestión de si no sería mejor que el país volviera a recibir apoyo de fuerzas extranjeras. Es cierto que las intervenciones de tropas de paz de la ONU y de los estadounidenses en las últimas tres décadas no han estado exentas de problemas, pero, al menos, evitaron destructivos estallidos de violencia".
"Ni el presidente está seguro en Haití"
Por su parte, el medio Neues Deutschland hizo hincapié en la situación de inseguridad de Haití con un título elocuente: "Ni el presidente está seguro":
"Los atacantes consiguieron acceso utilizando un truco y eso no es casualidad. Bocchit Edmond, embajador de Haití en Estados Unidos, dijo que se trataba de mercenarios "profesionales", que se hicieron pasar por empleados de la DEA, la agencia estadounidense que combate las drogas. Haití es un importante lugar de paso para las drogas. Se sabe que las conexiones entre exmilitares, políticos y capos de la droga son estrechas. Al propio Moïse se le atribuían contactos estrechos con las bandas criminales, aunque eso es algo que no está probado.
Según informaciones de Edmond, se trató de un bien coordinado ataque, llevado a cabo por un grupo bien entrenado y fuertemente armado. (…) El pasado mes de febrero, los haitianos protestaron con una huelga general contra la permanente situación de inseguridad. Puerto Príncipe estuvo parcialmente paralizada. Incluso las escuelas permanecieron, en parte, cerradas, no por la pandemia, sino para proteger a profesores y estudiantes de posibles secuestros. La organización haitiana de derechos humanos Defenseurs Plus ha calculado que, solo en 2020, se produjeron alrededor de 1000 secuestros.
(cp)