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Presidente de Túnez: “No tenemos una varita mágica”

Sarah Mersch/ VC21 de marzo de 2013

Antes de emprender su viaje a Alemania, el Presidente tunecino Moncef Marzouki dijo, en entrevista con DW, que su país puede aprender de Alemania y Europa en materia de democratización.

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El Presidente de Túnez Moncef Marzouki
El Presidente de Túnez Moncef MarzoukiImagen: Fethi Belaid/AFP/Getty Images

Deutsche Welle: Señor Presidente, siempre apostó por unidad y moderación entre las diferentes fuerzas políticas. ¿Esta estrategia todavía es válida después del asesinato del político de oposición Chokri Belaid?

Moncef Marzouki: Por supuesto, aún más que antes. Si este país pretende lidiar con sus problemas socioeconómicos, necesita estabilidad política. Quiero que lleguemos a un acuerdo respecto a la Constitución y el gobierno. Necesitamos un mensaje de reconciliación para pacificar el país y seguir avanzando en el proceso de democratización.

Túnez aún no ha superado la crisis. ¿Cuál podría ser una solución con el nuevo gobierno bajo el mando del primer ministro Ali Larayedh?

Estamos enfrentando los problemas de un país que apenas vivió una revolución y está tratando de edificar estructuras democráticas. En comparación con otros países, existe una clara diferencia: Portugal necesitó ocho años para democratizarse, España tres y nosotros haremos la transición en dos. Túnez ha vivido varias crisis políticas, pero siempre se mantuvo estable. Creo que nos la estamos arreglando bastante bien.

¿En qué ámbitos les está yendo bien?

Hace dos años, todavía teníamos una dictadura, sin libertad de expresión y de manifestación y sin posibilidades de fundar organizaciones sin ánimo de lucro. Ahora hemos alcanzado esas libertades. Desde la mañana hasta la noche, la prensa critica al presidente y al gobierno. Han sido fundadas más de mil ONGs y más de cien partidos. En este aspecto, hemos completado la transición. Pero en el ámbito socioeconómico vamos a la zaga, porque nos tuvimos que percatar de que la situación estaba peor de lo que habíamos pensado.

Estamos trabajando en ello, pero no tenemos una varita mágica. Además, estamos reedificando las instituciones estatales. Queremos que la administración de regulación de medios, el instituto electoral y la ley de independencia de la Justicia cuente con un amplio consenso. Ese es un trabajo arduo, complejo y frustrante y estamos perdiendo mucho tiempo y energía, pero ese es el verdadero proceso de aprendizaje de la democracia.

Usted destaca que la sublevación en Túnez fue ante todo por razones sociales y económicas, pero si se sigue el debate en los medios y en la Asamblea Constituyente parece ser sobre todo un problema de identidad.

Existen dos tipos de extremismo en Túnez: el extremismo religioso y el laicismo. El salafismo pertence a la primera categoría. En el fondo se trata de un problema social: el proletariado se levanta contra el partido Ennahda porque lo considera un partido islamista burgés. Por el otro lado, están los extremistas laicistas a los que se les ponen los pelos de punta apenas y escuchan la palabra “Islam”. Pero, para la mayoría de los tunecinos, lo más importante es el pan de cada día, el agua, la electricidad y el desarrollo económico.

Una manifestación tras el asesinato del opositor Chokri Belaid
Una manifestación tras el asesinato del opositor Chokri BelaidImagen: AFP/Getty Images

Hace poco, ante al Parlamento Europeo, usted dijo que el tiempo posterior a la revolución es áun más difícil que la revolución misma. ¿Cuál es el mayor reto?

Es un reto psicológico. Las personas creen que, después de una revolución, los problemas simplemente desaparecen, pero solo cambian: antes teníamos los problemas de una dictadura, hoy tenemos los problemas de una democracia. Sobre todo las expectativas económicas son tan grandes, que también hay desilusiones.

Muchos países de la Unión Europea apoyaron al antiguo Presidente Zine El Abidine Ben Ali. Hoy en día, la UE apoya al nuevo gobierno, pero critica el fortalecimiento de los islamistas. ¿Europa sigue siendo un socio creíble?

La UE es nuestro socio más importante y queremos que siga así. Es cierto que muchos europeos equiparan a los islmaistas con terroristas, pero tendrán que cambiar su percepción y aprender que existen diferentes tipos de islamistas. Así como también hay cristianodemócratas en Europa, también existen islamistas demócratas y conservadores.

¿Qué espera concretamente de Europa?

Alemania nos podrá apoyar en la construcción de un Tribunal Constitucional. Estamos muy contentos que Alemania haya aceptado transformar parte de la deuda tunecina en proyectos de desarrollo. Además, queremos fundar una Universidad germano-tunecina en ámbitos clave como la energía.

El Presidente de Túnez Moncef Ben Mohamed Bedoui-Marzouki visita Alemania del 21 al 22 de marzo de 2013.

Autor: Sarah Mersch/ VC

Editor: Emilia Rojas Sasse